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88 HUMBERTO SALVADOR

páncreas, entre cuyos síntomas no aparezcan disturbios más o menos claros de la esfera sexual.

Las influencias endócrinas sobre la sexualidad, sen de dos clases: unas inespecíficas, en el sentido de que actúan sobre la sexualidad total, pero no precisamente sobre la masculinidad ni la feminidad; y otras específicas, es decir, que actúan estric- tamente sobre la masculinidad o la feminidad.

Un ejemplo de la actuación inespecífica sería la del timo. Mientras el ovario y el testículo están dcrmidos, el timo pre- senta el“tamaño y la estructura de un órgano en actividad. Cuando la pubertad aparece, el timo se atrofia. Parece que su función incrctora se ejerce antes de la pubertad, extinguiéndo- se cuando ella ocurre.

Si se extirpa el tiroides a un animal prepúber o si esta glán- dula enferma en un ser humano jcven, la función genital no aparece en el individuo —sea hombre o mujer—, queda dete- nido en su estado infantil.

Junto a estas funciones excitantes o inhibidoras de la se- xualidad en conjunto, hay otras que actúan de modo virilizan- te y, acaso, también feminizante.

Las influencias virilizantes que se conocen son las emana- das de la corteza suprarrenal y las originadas en la hipófisis.

La acción de la corteza suprarrenal sobre la sexualidad, ha sido objeto de muchas investigaciones. Las lesiones de tipo hipersecretor de este tejido, dan lugar a un aumento de los caracteres viriles en el hombre y a una transformación de los caracteres femenincs en viriles en la mujer.

La hiperplasia de la corteza suprarrenal, se manifiesta de modo distinto, según el tiempo de su aparición. Si se produ- ce en el período embrionario o fetal, determina el pseudo her- mafroditismo femenino.

Si aparece en la niñez, se acelera el advenimiento de la pu- bertad. Se produce una exageración en los caracteres viriles, si se trata de un niño, o de una transformación viriloide, si se trata de una niña.

La increción elaborada en la corteza suprarrenal ejerce, pues, una protección específica sobre la gonada masculina. Esta, —probablemente—, necesita de ese influjo para superar en los años puberales, la acción antagónica de la feminidad, el influ- jo del ovario preexistente.

En condiciones normales, la increción virilizante córtico-