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Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo III (1819-1820).djvu/601

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SESION DE 23 DE FEBRERO DE 1820

Hai opresion contra el cuerpo social cuando es oprimido cualquiera de sus miembros. Hai opresion contra cada uno de sus miembros cuando es oprimido todo el cuerpo social.

Todo el que viola i atropella los derechos del pueblo, es opresor del pueblo i está en estado de guerra contra la soberanía nacional.

Tales son, en compendio, los derechos del hombre i del ciudadano. La observancia i conservacion de estos derechos forma la libertad: donde no son respetados, reina la tiranía.

¿Qué es lo que el buen patriota debe tener en su corazon?

El triunfo de la lei, la salud pública, la libertad, la prosperidad i la gloria de su patria.

¿De qué depende la prosperidad pública?

Del buen gobierno i de las virtudes de los ciudadanos.

¿Cuáles son, en compendio, las obligaciones del ciudadano?

Temer i amar a Dios como a juez supremo i padre de los hombres.

Amar, obedecer i servir a sus padres.

Huir de una vida ociosa, viviendo de su propio trabajo e industria.

Promover la virtud i la instruccion de los que estén a su cuidado.

Ser justo siempre que sea llamado a las deliberaciones i funciones públicas.

Ser valiente para defender la libertad i la justicia.

Respetar al Gobierno, amar su patria, venerar la lei.

No envidiar a los ricos, ni despreciar a los pobres, consolar i favorecer a los infelices.

Vivir con sobriedad, i prepararse para ver sin inquietud acercarse la muerte como el principio de la inmortalidad i el término de las calamidades humanas.

¿A qué hombres se debe particular respeto?

A los que llenan con honradez i justicia los cargos civiles i militares para el bien de la República: los primeros son ajentes de la autoridad lejislativa, los otros de la autoridad ejecutiva: ellos concurren igualmente al órden i seguridad de esta gran familia, que es la Patria.

¿A qué hombres debemos mirar con horror i lástima?

A los que pudiendo trabajar, prefieren la vergüenza de la mendicidad o la del engaño i el petardo, al honor de una ocupacion i profesion útil. A los que se dan a la embriaguez i al juego. A los que consumen en el libertinaje el fruto de su trabajo, esponiéndose por su mala conducta a caer en miseria i a no dejar a sus hijos un pan que comer. A los que no respetan las costumbres i la censura pública, turbando la sociedad con sus escándalos i falta de recato i pudor. En fin, a los que perturban la quietud i la armonía del Estado.

¿Cuál es una de las señales mas claras de la libertad pública?

La libertad de la imprenta.

¿Qué bienes resultan de la libertad de la imprenta?

El denunciar al público todos los abusos.

El propagar las buenas ideas.

El intimidar a los malos.

El proponer sabios reglamentos i útiles reformas.

El combatir los sistemas perjudiciales.

En fin, el estender los conocimientos humanos.

¿Por qué se eternizaron los abusos en el antiguo sistema?

Por la ignorancia, ocasionada de no haber imprenta libre.

En el antiguo sistema estábamos tan léjos de ver observados i respetados los derechos, que ni aun los conocíamos ni teníamos idea de ellos. Educándonos en la ignorancia absoluta de núestras prerrogativas naturales i sociales, estábamos llenos de errores mui ultrajantes a la naturaleza humana. Se consideraba la Patria como el dominio de un hombre solo, que llevaba el nombre de rei. Los que debian haber sido órganos e intérpretes de las leyes fundamentales de la sociedad, eran instrumentos de la justicia. Los que debian ilustrar a los pueblos, fortificaban i canonizaban la tiranía con impías máximas. Los soldados, mantenidos con las contribuciones de los pueblos, no eran soldados de la Patria sino soldados del rei; no eran ciudadanos ni defensores de la libertad pública sino sus opresores. Estaba considerada la opresion como el estado natural del hombre, o a lo ménos, como una calamidad inevitable. La ignorancia i el error habían hecho tales progresos, que se cree que cuesta mas trabajo i mas sangre despedazar las cadenas de los pueblos, que la que hubo de derramarse para esclavizarlos. Por eso, la libertad supone una gran masa de luces esparcida sobre la muchedumbre; i al contrario, la tiranía domina entre errores i tinieblas. Ademas de las luces, se necesitan virtudes.

La libertad se conquista con el valor o la fortaleza. Esta es la principal virtud de las repúblicas en sus varios estados, en sus principios, en sus ajitaciones i en la profunda paz. Pero no todos los ciudadanos deben manifestar el valor de un mismo modo. El majistrado que hace triunfar la lei, sea haciendo frente i destruyendo a los malvados, a los perturbadores de la quietud i del órden, a los complotados contra la libertad i seguridad del pueblo, paga a la Patria el tributo del valor i de la magnanimidad, como el soldado que avanza bajo el fuego del enemigo. Por la misma razon, el hombre público que sacrifica su opinion i sus sentimientos al terror, es tan cobarde como el militar que en el combate arroja las armas i huye. El funcionario que por adulación o por interes compromete los derechos populares, es tan perverso i vil como el militar que se dejase corromper por el dinero del enemigo.

¿Es algún hombre rei i señor de los demas hombres por derecho divino?