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SESION DE 23 DE FEBRERO DE 1820

segundo la propiedad, tercero la seguridad i cuarto la igualdad.

P. —¿Qué es libertad?

R. —El uso que hace el hombre de la tercera potencia de su alma, que es la voluntad. Si el uso es ordenado, justo i arreglado, se llama libertad. Si es desordenado, injusto i dañoso, se denomina libertinaje, o abuso de la libertad. Esta es la diferencia entre los hombres libres i los hombres libertinos.

P. —¿Qué seria el hombre sin libertad?

R. —Seria lo mismo que un caballo, un toro o carnero, dispuesto a ser comido, trasquilado o ensillado, según sea el antojo o capricho de su dueño.

P. —¿Qué clases hai de libertad?

R. —Tres clases: libertad moral, libertad física i libertad civil.

P. —¿Qué es libertad moral?

R. —Aquella que tienen los hombres en sus costumbres i relijion. Por eso, un acto de relijion es meritorio porque es libre, si bien para sediciones i discordias entre ciudadanos, se fija condominante entre las naciones ya una, ya otra relijion; pero la fé interior siempre existe en el pleno goce de su libertad.

P. —¿Qué es libertad física?

R. —Aquella que tienen los hombres en los miembros, brazos, piés, movimientos i acciones de sus cuerpos.

P. —¿Qué es libertad civil?

R. —Aquella que los hombres tienen como ciudadanos para constituirse civilmente, establecer su gobierno i sus leyes.

P. —Ya estoi impuesto de estas tres clases de libertad. Díme ahora ¿cómo quebrantaron i atrepellaron los españoles la libertad moral de los hombres americanos?

R. —Introduciendo la relijion católica a sangre i fuego; asesinando mas de quince millones de los hijos naturales de nuestra América, i cometiendo otros excesos i crueldades enormes, hechos verdaderamente opuestos a la sanidad, suavidad i moral del Evanjelio i a la libertad que dió N.S. Jesucristo para seguirle.

P. —Dígame ¿por qué en los libros de la teolojía moral i prontuarios de examen de conciencia que escribieron los españoles para confesarse, se trata únicamente de los hurtos pequeños, de un poco de plata, o de una haciendita, en que algunas personas contadas sufren algunos daños particulares, i no se habla palabra de los robos grandes, de provincias, de imperios, de soberanías, de tesoros inmensos i de los derechos sagrados de los hombres?

R. —Ved, pues, atacada, pisada i ultrajada la libertad moral por los tiranos de España. No han faltado a los mismos españoles hombres sabios i justos que han escrito esta verdad; pero sus obras se han cautivado, o las han trabajado ocultamente por temor de los tiranos i a una serpiente que, con un falso celo, ha devorado la humanidad i ha estorbado el réjimen de la conciencia i de las costumbres.

P. —¿Conque, en resúmen, venimos a sacar que los tales prontuarios de exámenes de conciencia i de teolojía moral i la sentencia que donde no hai restitucion no hai salvación, se han escrito solamente para la plebe i para los ladrones rateros, i no para los reyes, diplomáticos i Supremos Ministros que han salteado i arrebatado a los infelices americanos su imperio, su gobierne, su independencia, su libertad i su sér? ¿Conque los mandamientos de la lei de Dios, el Evanjelio i la sana moral no rezan, no se entienden con estos jigantes usurpadores?

R. —Ya diviso que aunque sea a costa de las lágrimas i sangre de esta revolucion, sale de la opresion mas dura la libertad moral a brillar sobre este hemisferio. Jamas en las escuelas i universidades de nuestra América se habian atrevido a tocar este gravísimo punto de moralidad i conciencia. Gracias a Dios que veo un americano que con una libertad santa hace tal pregunta. Yo, con la misma, respondo que en las divinas letras está escrito que los poderosos sufrirán poderosamente tormentos en el infierno; i que el sétimo precepto de la lei de Dios que dice no hur tarás, comprende irremediablemente el robo i usurpación que los reyes de España han hecho de las Américas, i que ellos ni los que defienden i activan sus grandes injusticias, pueden salvarse.

P. —¿En qué tiempo fué canonizado San Fernando, rei de España? ¿ántes o despues de la invasion i usurpacion de las Américas?

R. —Antes de su descubrimiento; pues ni Alonso el Sabio, hijo de San Fernando, que fué buen cosmógrafo, llegó a saber de la existencia de esta cuarta parte del mundo.

P. —I ¿hubiera la Iglesia canonizado a San Fernando, si conoce i se posesiona de las Américas?

R. —Los santos, como mas amadores i respetadores de la humanidad, son los mejores patriotas. Las virtudes heroicas del santo no podían corromperse por el ínteres de este nuevo mundo. Estoi firme en que aunque hubiera conocido las Américas, no las hubiera usurpado.

P. —Vamos con el hilo, sin hacer digresiones. ¿Cómo atrepellaron la libertad física de los americanos?

R. —Repartiendo millares de los hijos de la América, peor que si fueran bestias, para los penosísimos trabajos de las minas, en que han muerto innumerables.

P. —Todo hombre debe trabajar para sí i para la sociedad a que está unido. Dígame: estos inmensos tesoros, sacados con el costo de tanta sangre i lágrimas, ¿eran para el bien jeneral de la América?

R. —Mirad las ciudades sin escuelas, sin obras públicas; mirad a vuestros hermanos pobres i desnudos; miradlos sin educacion privada i pública; mirad los caminos malos i los rios sin puentes; mirad la América, que parece un esqueleto