de acuerdos i en sesiones estraordinarias, mandó se remitiera al Supremo Director el Reglamento formado para el manejo que debe observarse en el Hospital de San Juan de Dios para que, siendo de su aprobacion, se mandara ejecutar, remitiéndose una copia al señor Ministro Protector, a fin de que se arreglara en lo sucesivo a lo que allí se previene i ordena.
Considerando el ▼Senado que no cesan los reclamos del vecindario i de los habitantes en todo el Estado por los perjuicios que reciben con las prorratas, i sin perder de vista que muchas veces recae este gravámen sobre las personas miserables, a quienes se despoja de sus caballerías i carros cuando se emplean en proporcionar el abasto a los ▼pueblos, resultando acaso de este defecto la falta del carbon que se necesita para la Maestranza; acordó S.E. que para reparar tan sensible perjuicio, consultando el crédito del Gobierno, se reconviniera al Excmo. Supremo Director sobre el establecimiento de la Junta de Auxilios que propuso el Senado con fecha 4 de Diciembre último i que uno de los Ministros de aquella Autoridad Suprema aseguró estar aprobada; i quedando cumplido, firmaron los señores senadores con el infrascrito secretario. —Cienfuegos. —Perez. —Alcalde. —Rozas. —Villarreal, secretario.
ANEXOS
Núm. 303
▼Excmo. Señor:
En la jurisdiccion de ▼Talca hai una partida considerable de jente armada, a quien comandan don Francisco de Paula Prieto i sus hermanos. Su designio es trastornar el presente órden de administracion pública, i para su consecucion propagan especies entre las jentes del campo, difamatorias contra las autoridades políticas i militares, con que van ganando partidarios, en términos que el Gobernador de Talca dice, en oficio de 18 del corriente, que su aspecto no es el mejor.
En el territorio de ▼Casablanca, en el Colliguai, en la Quebrada del Carreton, hacienda de Purutú del finado don José Tomas Azúa i en otros puntos limítrofes de Casablanca, ▼Melipilla i ▼Quillota, se han levantado varias partidas de enemigos interiores, con el proyecto de apoderarse de los ▼pueblos en el momento que asome cualquier fuerza sobre Chile. Sin embargo de las grandes atenciones que me cercan, he librado las providencias convenientes para atajar estos males, cuyo resultado espero sea feliz i pronto.
Todo esto ha ocurrido miéntras meditaba purificar el partido de ▼▼Illapel infestado de un crecido número de enemigos de nuestra causa. No podia olvidar que el dia mismo en que sufrimos el contraste de la Cancha Rayada fué ese pueblo asaltado i ocupado por los rebeldes de ▼Choapa, que proclamaron a Fernando en su invasion. Los fieles pueblos inmediatos dispersaron a los facciosos, imponiendo pena capital a cinco de sus principales caudillos. Aquella crísis era demasiado terrible i apurada para que pudiese formarse un proceso en que se comprobasen los ajentes secretos que dieron movimiento a la empresa; pero no puede dudarse que en tal dia no podian ser otros que los enemigos vecinos de Illapel, porgue solo éstos, por sus luces i caudales, tenian arbitrios de comunicarse con el ejército de Osorio, o, a lo ménos, con sus confidentes de esta capital.
No quedándome duda de que por el influjo de esos hombres poderosos estaba el partido atrasadísimo en materia de opinion liberal, ordené al Teniente-Gobernador, en oficio reservado de 14 de Noviembre último, me pasase una lista de los sujetos opuestos a él, informándome sobre los que podian ser perjudiciales por su carácter i estension de relaciones. Me contestó en 9 de Diciembre acompañándome una lista clasificada de diezinueve de dichos vecinos, contra quienes es preciso tomar alguna providencia para evitar el mal que hacen en el partido por su decidida oposicion a nuestra causa. Uno de los principales es don Mateo Vasquez, residente en ▼Combarbalá, distante veinte leguas de la cabecera. Por sus facultades es respetado de todas esas jentes; está unido con el doctor Diaz por opinion i amistad, i miéntras ambos residan allí jamas seguirá su vecindario otras máximas que las de éstos.
Me he estendido en dar a V.E. una idea de nuestro estado interior para que se persuada que uno de mis mayores cuidados es el de tener un conocimiento pleno de las ocurrencias para proveer el remedio conveniente, porque de otra suerte seria yo responsable a la Nacion i al mundo todo de las consecuencias de una omision.
Una larga esperiencia debe desengañarnos de que nos es perjudicialísima toda consideracion con cierta clase de enemigos, i que, si queremos conservar el órden i progresar en el sistema, debemos proceder contra estos enemigos de un modo que no tengamos que arrepentirnos de nuestra lenidad quizá sin fruto.
Vasquez, el doctor Diaz i otros de su clase aspiran a que se les oiga, porque son diestros en hacer ilusorios con sus artificios los mejores comprobantes de sus crímenes. Diaz logró indemnizarse ante la Intendencia contra documentos firmados de su puño, en que constaban sus comprometimientos por el Rei de España.
La salud pública es la suprema lei; i cuando la vemos amenazada por distintos puntos ¿nos pondremos a formar procesos contra los que sabemos, sin duda alguna, que minan de diversos modos para hacer volar el edificio político? El art. 16, cap. I, tít. IV de la Constitucion me en