Ir al contenido

Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo I (1810-1814).djvu/63

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
47
EL CONGRESO NACIONAL I DON CÁRLOS ELPHISTONE


dirijir a esa capital dos oficios con fecha de 27 de julio i 2 de agosto, i las contestaciones que recibí me hicieron conocer la certeza de lo que, por opinion casi jeneral, se me aseguraba, esto es, que la de ese reino no estaba conforme con su gobierno, si alguno existia a la sazon. Debia partir para esta capital, i realicé, no sin recelo de que legase a mi noticia haberse verificado en Chile uno de aquellos efectos que son consecuencia de la discordia; pero felizmente he entendido que el reino se ha conformado con la eleccion de personas que no rijan, teniendo en consideracion los respetos i circunstancias que adornan a los electos, cuyo acierto no es posible que deje de ser un anuncio seguro del restablecimiento de la tranquilidad; que, arroladas ya las miras ambiciosas de algunos díscolos, volverá ese pais a entrar en la senda que le debe conducir a su felicidad, gozando de la confianza del gobierno supremo de la nacion española, de que es parte, i del influjo de las que están en su alianza.

Un motivo tan relevante me pone en la obligacion de reiterar a V.E. lo mismo que espresé en mis citados oficios, a que daré alguna estension, ya porque me anima el creer que sean mejor encaminadas las razones de su apoyo, ya por desvanecer equivocaciones que vemos demasiado estendidas, i que acaso han tenido bastante parte para alucinar a los incautos e inducirlos al error.

De esta clase es, i no de corta consideracion, el que han puesto en uso los primeros jenios malignos que han alterado el sosiego de las Américas españolas, suponiendo a la Gran Bretaña protectora de una independencia con que han alucinado a los hombres poco reflexibles e incapaces de entrar al exámen de los poderosos obstáculos que resisten un principio tan opuesto a la razon de justicia, de conveniencia i de política.

Voi a reunirlos concisamente. La nacion británica se unió a la España al momento que dió la señal de su heróica resistencia contra las miras ambiciosas i pérfidas del tirano. Esta alianza no puede considerarse puramente ceremonial; pues justifican lo contrario los socorros de toda clase espedidos por aquélla, i todos serian de pequeña consecuencia si no concurriera con la sangre de sus ciudadanos vertida en repetidos combates y mezclada con la de sus aliados. Seria, pues, una absurda contradiccion sostener, con una mano, los intereses de España en Europa i arruinarlos, con otra, en América, debilitando su poder i fuerza para combatir al enemigo comun.

No considera la Inglaterra las Américas espalas con las disposiciones i circunstancias indispensables a separarse de su metrópoli, aun prescindiendo de los vínculos de justicia i reconocimiento, ni es este el deseo ni la opinion jeneral de sus habitantes. Los que se llaman indíjenas, no tienen opinion propiamente hablando; los españoles europeos residentes en ella, lo miran con horror; los españoles americanos acomodados, fincados i empleados, son del mismo sentir; i los mestizos, por inclinacion, siguen este mismo partido. Yo mismo me he certificado en estas mismas ideas, tanto en Nueva España como en esta América Meridional, i, si hubiera podido equivocarme, me sacaria del error, como a todo el que vea sin prevencion las preocupaciones, el éxito de los sucesos de Nueva España, Coro, Paraguai, Montevideo, Desaguadero, Cochabamba, en cuyas escenas trájicas i sangrientas no se han batido los españoles americanos con los europeos, sino con sus mismos paisanos, sin esceptuarse los mas íntimamente relacionados.

Todo el interes de la Gran Bretaña relativamente a las Américas españolas debe considerarse mercantil; porque de nada está mas distante que de nuevas adquisiciones de terreno, i, siendo aquel su objeto, mal podria realizarlo en unos paises devastados a impulsos de la anarquía i de sus efectos espantosos, que ya iba estenuando la influencia francesa, notandose el perjuicio de la misma Inglaterra aun en el comercio, pues se ven los jéneros franceses introducidos por conducto de los americanos del norte.

Los paises en que tuvo oríjen esta delirante idea de la independencia fueron aquellos en que mas concurrian los anglo-americanos i algunos ingleses que, guiados de su interes particular, contribuyeron eficazmente a la seduccion; pero ni ellos estaban autorizados, ni tenian los competentes conocimientos para dar seguridades, que debieron mirarse, no solo con desconfianza, sino con desprecio, pues ellas embebian contradiccion i violencia con los sentimientos de la Gran Bretaña i con las terminantes esplicaciones de su gobierno, como puede verse en el oficio del lord Liverpool dirijido, con fecha 29 de junio de 1810, al gobierno de Curasco, a quien dice, entre otras cosas, que S.M.B. cree que es un deber suyo, en honor de la justicia i de la buena fe, oponerse a todo jénero de procedimientos que puedan producir la menor separacion de las provincias españolas de América de su metrópoli de Europa, pues la integridad de la monarquía española, fundada en principios de justicia i verdadera política, es el blanco a que aspira su majestad.

Estas terminantes esplicaciones de la Gran Bretaña no admiten interpretaciones, ni pueden oscurecerse por el abuso de ellas ni por otras producidas en tiempo en que España tenia un gobierno de cuya lejitimidad se dudaba, o, a lo ménos, no estaba reconocido por todas las provincias ni por todas las potencias estranjeras. Hoi se halla la nacion española reunida en córtes jenerales, con un gobierno solemne i lejítimamente establecido, a quien respetan i han reconocido uniformemente las provincias de uno i otro hemisferio. En aquel congreso, dedicado desde el punto de su reunion a restablecer el bien de todos los españoles i fijar las bases sólidas de aquella lejislacion igual i justa, tienen su confianza todos los pueblos que componen aquella