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ASAMBLEA PROVINCIAL DE SANTIAGO

tener la causa de la independencia; no solo la humanidad i la fe de los tratados, sino nuestra propia conservacion nos impelen al socorro, a la defensa de la América que debe hacerse en aquel último teatro de la guerra. Defendiendo al Perú, defendemos en su territorio a Chile, a todo el continente. ¿Quién dudó jamas que el empeño mas noble, el mas útil, el mas necesario que alguna vez pudo la Patria consagrar a su libertad era este auxilio? La Junta lo decretó despues de acordarlo en consejo de los oficiales jenerales del Estado; mas la falta de un Gobierno central i supremo ha aparecido como un obstáculo para esta empresa, es decir, para salvar nuestra existencia.

No puede concebirse situacion mas deplorable que la que ofrece la Hacienda pública. Mas de un millon de deuda de urjente pago; mas de 40,000 pesos de presupuesto para gastos inescusables del momento; i una lista mensual que excede en cuatro tantos a las entradas actuales del Erario, ofrecen un cuadro casi desesperadamente desconsolador. El Ministro, encargado de este departamento, instruirá a la Asamblea de su pormenor. Establecer un nuevo sistema de Hacienda, reformar los abusos, reducir los gastos a una justa proporcion con las entradas, son pasos que requieren la centralizacion del Gobierno.

Un empréstito ruinoso que esclaviza por muchos años la Nacion i agota sus recursos, llama la atencion del Gobierno, o para apartar de nosotros si es posible este peso insoportable, o para hacer ménos funestas sus consecuencias. En cada dia que corre, se aumenta la deuda i se agrava nuestra responsabilidad. Si toda la Nacion obligada ha de ser la que adopte el remedio necesario, considerad, señores, que ménos motivo de urjencia es este para acelerar la centralizacion del Gobierno.

La escuadra nacional, esa escuadra a quien indisputablemente se debe la destrucción de la tiranía, se halla surta en nuestros puertos, donde los buques, o ya se han inutilizado, o por sus contínuos deterioros están mui cerca de este término. Sus oficiales, entretanto, que se cubrieron tantas veces de gloria en el Pacífico, existen a medio sueldo, i en la mayor parte estranjeros, se ausentan diariamente, siendo su pérdida irreparable en el momento del peligro. Un Gobierno jeneral, aprovechando los recursos de todo el país, volvería nuestra marina al pié brillante de 820. Hoi, una sola provincia, incapaz de ocurrir a tales gastos, seria triste espectadora del aniquilamiento de la principal fuerza de una nacion, cuya guerra es ya ultramarina.

Entre las empresas que el Director habia combinado con acierto, lo era singularmente la ocupación de Chiloé. No solo es este archipiélago una parte importante de Chile, que debe reunirse al resto libre de la Nacion, sino que su posesion por el enemigo es para Chile un continuo objeto de alarma, i hace ademas interminable la guerra de Valdivia. Los gastos que sin intermision exijia la fuerza de mar i tierra que habia de cubrir aquel punto a donde permanentemente llamaba la atencion el enemigo, bien valían el empeño por una vez de acabar con este último atrincheramiento de la tiranía en Chile. Con nuevo sacrificio del pueblo se dirijió a Valdivia una espedicion que debia, por sus aprestos i bravura de nuestras tropas, terminar la guerra continental. Nuestros últimos movimientos políticos han inutilizado esta empresa. Considerable parte de la guarnicion regresó a Valparaíso, i aunque la Junta, de acuerdo con el jeneral Freire, ha hecho volver la fuerza necesaria para defender a Valdivia, Chiloé queda siempre bajo la dominacion española, i como un punto desde donde la tiranía, en el último acceso de la desesperacion, i con importantes auxilios que ha recibido, puede renovar las escenas de 813, organizando i dirijiendo al continente ejércitos que nos subyuguen. Un Gobierno jeneral haría revivir la espedicion de Chiloé, tan necesaria para asegurar la libertad i lavar la afrenta que recibe la Patria en que aun permanezcan enemigos en su territorio.

Nuestras relaciones esteriores, subsistiendo en el mismo pié que en Julio del año anterior, aunque tío nos ofrecen motivos de afliccion, nos recuerdan que nuestras desavenencias llevan consigo el deshonor de Chile i nos hacen perder el crédito de doce años, adquirido a tanta costa. En Europa no se dudaba de la suerte de América. La union i la consistencia de sus Gobiernos se han mirado justamente como la mejor garantía de nuestra independencia; i la España, para retraer a aquellas potencias de su solemne reconocimiento, no ha usado de otras armas que la de representarnos sumidos en la anarquía. En América, al reves del Perú, es reparable siempre que nos unamos; i la Junta, despues de haber procurado en este corto tiempo estrechar sus relaciones con Colombia i con los Estados trasandinos, les ha excitado a ocurrir en el peligro comun a la defensa del Perú. El Ministro de Relaciones Esteriores os instruirá de los pasos dados a este fin.

Nuestras instituciones i nuestra administración interior tampoco ofrecen, señores, un cuadro con que nos podamos consolar. No hai una que no necesite de reforma, i si el destino feliz de la Patria coloca a su frente a un jenio capaz de dirijirla, él deberá crearlo todo. La educacion, esta base de la prosperidad nacional, se halla en el estado mas deplorable. Descuidada, por no decir abandonada, sin fomento, sin un plan, sentimos las consecuencias de este mal en los mismos movimientos actuales. La administracion de justicia necesita reformas considerables, o, por mejor decir, exije un nuevo sistema adecuado a las luces del siglo i a la posesion de los derechos que ha recobrado la humanidad, para ponernos siquiera al nivel de una nacion de quien dependíamos i cuyos usos bárbaros i destructores hemos conservado, sin aprovechar las mejoras saludables que