Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo V (1821-1822).djvu/492

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SENADO CONSERVADOR

I vos, juventud amable, bellísima porcion de nuestra especie, si en medio de vuestros tiernos años dirijís vuestros pasos al templo de Minerva, alentaos en la segura persuasión de que si sois constantes, sereis coronados con el laurel inmarcesible de la sabiduría; no temáis los escollos i pasos dificultosos, que acaso se os presentarán en la carrera de las ciencias; teneis por ánjel conductor al doctor don Juan Nicolas Varas, varon tan distinguido en la literatura como diestro i acostumbrado a rejir esta obra, pues él fué el reformador i rector del Consistorio de San Cárlos, en que se formaron tantos sabios. Baste deciros de vuestro rector, que es concolega del gran Lacunza[1] i del célebre abate Molina[2], condiscípulo del memorable don Diego Fuenzalida[3], tan aplaudido en las Cortes de Europa, principalmente en las de Roma i Viena; i si he de esforzaros con ejemplos a vuestros ojos, que patenticen la buena direccion de este sabio Mentor, sus discípulos ocupan los mejores asientos i tienen el mejor crédito en la literatura, bastando, por no nombrar un inmenso catálogo, el Ilustrísimo señor Obispo de Santiago el doctor don José Antonio Rodríguez Zorrilla; i a la verdad que este prelado es mucho mas distinguido por su erudicion i literatura, que por la alta dignidad que obtiene. Jóvenes que vais a consagrar vuestros primeros años en esta morada de la ciencia, tal es el rector que se ha dignado ofrecer su virtud i talentos a vuestra direccion.

Señor Intendente: este inmenso pueblo, como enajenado en los mas dulces trasportes de gozo, da a US. las gracias, como protector de este establecimiento, i elevando la consideracion hasta su oríjen, no puede ménos que bendecir i encomiar al Excmo. Senado, propagador de las luces i fuente cristalina de la educacion i progresos de la República. Todos dicen gracias al Excmo. Senado, gracias al Gobierno Supremo, en cuyos auspicios vemos tantos adelantamientos. A ámbas autoridades puede decir la juventud de Coquimbo lo que la higuera que describe el poeta Horacio, que asombraba al verde leño inútil i condenada a la injuria de los años, cuando ménos pensó se ve elejida de un artífice para materia de su escoplo, i no como quiera para darle forma de escaño donde tomase asiento la ínfima plebe, sino para fabricar un Dios destinado a las eminencias del trono, donde recibiese las adoraciones de los pueblos, las latrias de los sacerdotes, los obsequios, los timiamas e inciensos, por lo que, llena de contento, cantó con el poeta, como esta juventud canta hoi al Excmo. Senado.

Olim truncus eram ficulmus, inutile liguum,
Quum faber incertus, scamnum faceretne Priapum
Malint esse Deum.
(HORAT.)

Núm. 665

Excmo. Señor:

Se ha visto por los tres individuos del Senado la honorable nota reservada de V.E., fecha 22 de Enero, que se le ha pasado el 3 del presente, en que, a consecuencia de la ausencia i renuncia de algunos de sus vocales, propone V.E. el medio de que se suspendan sus sesiones, miéntras duran las causales que motivan aquella separacion, autorizando ínterin a V.E. con la plenitud de facultades necesarias, con calidad de dar cuenta de sus operaciones, luego que vuelva a reunirse el Cuerpo.

Antes de entrar en esta discusión, ha de hacer V.E. la justicia de persuadirse que los individuos del Senado, que han renunciado, no lo hicieron en el tiempo que creyeron ser útiles en su destino, prefiriendo este bien público a sus intereses particulares, perjudicados i no compensados con la ridicula asignacion de sus sueldos, i que, cuando instan para su separacion, es porque no se consideran necesarios i puede suplirse su falta conforme a lo prevenido en la Constitucion. Esto supuesto, si ella da a los senadores el arbitrio de renunciar i les faculta para elejir otros del número de los suplentes, si gravísimas circunstancias no exijen lo contrario, no puede disputarse que es privativo i de la responsabilidad del Senado dar cumplimiento a esta disposicion.

Siendo tres los vocales que existen, por no estar aun admitidas las renuncias, nos hallamos en actitud de elejir suplentes por los dos ausentes para completar el Cuerpo, i entonces se conocerá de las renuncias pendientes, dando de este modo cumplimiento a la Constitucion. El arbitrio que V.E. propone es inadaptable. El Senado no se considera facultado para suspender sus sesiones i ménos para dar a V.E. el lleno de autoridad, cuando no lo exijen las circunstancias ocurrentes. Esto seria atacar directamente la Constitucion, destruir todas las trabas que se establecieron i dejar al Poder Ejecutivo sin los límites que le fija un título entero de la Constitucion. Entonces nos haríamos justamente responsables a los pueblos que nos dieron las atribuciones anexas a nuestro destino. Es preciso que exista i se conserve el Senado para que exista i se conserve la Constitucion; para que haya equilibrio entre las autoridades; para que se conserve el órden i para satisfaccion de los pueblos i seguridad de los ciudadanos. Todo

  1. Don Manuel Lacunza, chileno, ex-jesuita, natural de Santiago, célebre autor del Milenario, tan aplaudido como importante a la literatura.
  2. Don Juan Manuel Molina, ex-jesuita chileno, natural de la ciudad de Chillan. Profesor de siete idiomas, i famoso historiador de Chile.
  3. Don Diego Fuenzalida, ex-jesuita, natural de Santiago de Chile, célebre por sus talentos i literatura en la Corte de Roma, i mayormente en la de Viena, en aquella conferencia que tuvo con Pedro Tamburini, de que consiguió un gran triunfo el catolicismo.