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42 CONGRESO NACIONAL

despues de esta invasión a lo mas sagrado, se les insulta también con los mas negros epítetos, aun observándose que no hai quien les aventaje en servicio, en privaciones i en sufrimientos.

Acaso en el actual estado de Chile no somos tan necesarios, i por supuesto que en el pié en que estamos ni tal vez será conveniente la milicia. Una reforma en este caso seria el mejor premio, i nos consideramos con derecho indisputable para optarla. Dígnese V. E. acordar con el Soberano Congreso lo que sea conveniente para llevar a efecto esta solicitud, reducida al reintegro de nuestras pagas, i a que, supuesto que no somos necesarios, se nos proporcione la reforma que han merecido los Ejércitos en los Estados vecinos, con lo cual, al mismo tiempo que se descargará el Erario del peso que lo abruma, fijará la Nación sus derechos a nuestra eterna gratitud. Interin llega este caso debemos esperar, i suplicamos rendidamente, que se nos asista con la misma puntualidad que nosotros nos prestamos al servicio; porque si de nuestra parte hai escrupulosidad para no defraudar a la Patria de los deberes que ella nos impone, somos acreedores a exijir que tampoco se nos defraude de nuestros derechos. —Santiago i Agosto 23 de 1826. —M. Salado, capitan. —Manuel I. Soto, teniente. —Lorenzo García, alférez.


Núm. 59

Excmo. Señor:

Cuanto espone a V. E. la benemérita clase de oficiales del cuerpo de mi mando es demasiado cierto; no hai un solo hombre a quien sean desconocidas estas verdades, i V. E. mismo estará poseído de la justicia de esta reclamación. El imperio de la necesidad i miseria a que por tanto se ven reducidos, i, lo que es peor, las remotas esperanzas que les asisten de ver justamente recompensados sus sacrificios i privaciones, los impele a solicitar de V. E. se digne poner a la consideración del Soberano Congreso lo que llevan espuesto; justo es que a los defensores de la Patria, a aquéllos que han dado tantos días de gloria a las armas siempre triunfantes de la Nación, i en fin, a los que por sus esfuerzos han conseguido i sellado la libertad de la República, se les acuerde un premio que, recompensando sus servicios, recuerde a la posteridad la gratitud con que la justicia del Gobierno ha sabido premiarles. Jamas osarian recordar al Supremo Gobierno el premio a que no se hubieran hecho acreedores, si aun en el país existiese un solo enemigo de la tranquilidad pública; pero todos han desaparecido, i sustituyéndose a las alarmas pasadas, la paz i la tranquilidad que nos prometen los recientes sucesos i triunfos de nuestros compañeros en Chiloé, recuerdan a V. E. un paso que creen de justicia, i al que V. E. no podrá desentenderse, atendiendo al estado miserable a que se halla reducida la benemérita clase que fué i será el apoyo de la libeitad como ya lo tiene acreditado. ¿Qué satisfactorio no será para estos beneméritos defensores de la Patria que por premio de sus servicios reciban en recompensa una subsistencia que la misma Nación les proporcione? ¿I cuál será la gratitud de tantas familias que hoi se miran abrumadas con el peso insoportable del hambre, a la consideración de que estos beneficios los deben a la liberalidad i gratitud de los dignos representantes de la Nación? Ellos i sus hijos recordarán con efusión tantos beneficios, i levantando sus corazones al Todo Poderoso, bendecirán mil veces a los autores beneficios de su conservación. V. E., en vista de lo espuesto i de la alta penetración que le caracteriza, dará a esta solicitud el curso que crea mas conducente al efecto. Excmo. Señor. —Ambrosio Acosta.