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Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo XIX (1830-1832).djvu/508

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502 CÁMARA DE SENADORES

para sus procedimientos, sin que por esto el dicho ex-Presidente hubiese dejado de buscar medios de salvarle la vida, como no fuesen con tropelías de la lei. Bien lo sabe su ájente el señor Moreno, a quien interesé mucho abriéndole el camino para que consiguiese de cualquiera de las Cámaras de justicia que pidiesen los autos ad efectum videndi si el delito juzgado era verdaderamente de sedicion ejecutado o nó. Pues, señores, no lo quisieron hacer, queriendo mas que pereciese aquel desgraciado que no ceder un punto de su arbitrariedad. Con pocos dias de demora ya se habia reunido el Congreso, que pudo haberlo indultado: interpelo al dicho señor Moreno a que bajo palabra de honor diga la verdad sobre este punto.

A mas se avanzó la piedad característica de aquel Gobierno. En el último apuro de salir del cuartel para el patíbulo el desgraciado Rojas, recibió el ex-Presidente el último reclamo de la Corte Suprema; en este mismo momento mandó la suspension de la ejecucion, no por ceder a tales intimaciones, no con el fin de dejar la lei burlada, ni tampoco con el de perdonarle, porque no habia poder para ello, sino con el de depositar al reo en el lugar mismo de donde salió e inmediatamente ocurrir a la Comision Permanente para que decidiese si aquel procedimiento de la Cámara era una anarquía entre los poderes i que dicha Cámara entrase en sus deberes, o de no, retirarse del Gobierno, llamando al Presidente Pinto que estaba mejorado de su salud en Apoquindo. Desgraciadamente no tuvo efecto ni uno ni otro, por no haber llegado a tiempo la órden, i el Ministro del Interior tenia ya los puntos dados para el oficio que en esa misma hora debia dirijirse al Presidente de la Comision Permanente.

Lo que mas sensible ha sido al ex-Presidente es que en la acusacion se le tenga por farsante i que por ostentar omnipotencia en su empleo se apoyaba en leyes viejas que concedían a los reyes el privilejio de entender en asuntos de esta naturaleza. El ex-Presidente puede decir con mas razon, mas viejas que las ordenanzas militares son las leyes del Fuero juzgo, de partida de Toro, de Castilla e Indias... Pero atáquese a los acusantes en sus derechos i les veremos apoyarse en esas antiguas leyes. Si al ex-Presidente Vicuña i a su buen nombre se le ha hecho un ataque tan violento dirijido i apoyado por personas inviolables, qué recurso le queda sino el de presentar al público su vindicación i defensa i mientras decida el Senado, apelar a la virtud del sufrimiento, a la indiferencia o a una especie de imparcialidad, como los estoicos, que afirmaban que un sabio cargado de cadenas era libre. Cree el ex Presidente que aun hai en Chile hombres que encargados de ejercer la autoridad judicial, sean imparciales e impasibles i no dominados por facciones o como hombres de partido. Los que han ocupado el primer asiento tienen muchos enemigos. Los principios de antipatía tienen muchas causas que sabiamente descubre Bentham [1], en el poder rechazado o resistido, el orgullo ofendido, la repugnancia de los sentidos, la rivalidad, la envidia, causas numeradas en su obra de lejislacion civil i penal... El lejislador i juez dominado de estas pasiones es de ordinario espuesto a cometer mil injusticias; ojalá tuvieran siempre grabada en su alma la divina máxima: mas vale dejar impunes cien delincuentes que castigar un inocente. Dice el sabio comentador de Montesquieu, que sin duda no hai delito mas atroz que el de oprimir a un inocente con el aparato de la justicia: éste es el mas abominable de todos los delitos i el mas capaz de cometer otros muchos: es el asesinato judicial.

El ex-Presidente Vicuña hoi lo esperimenta en el ocaso de sus dias, i después de la carrera de tantos años desde su juventud, marcados en todos sus destinos con los caractéres de un hombre de bien, habiendo procurado siempre en los políticos la mayor humanidad i desinterés. Díganlo ocho cabos que hoi están en las líneas del ejército, libertados del patíbulo por sus empeños con sus compañeros en el Senado pocos meses antes del suceso de Rojas; otros tantos en el año de 20 por sus hijos, antes que su padre ocupase el gobierno, por los que trabajaron tanto, sacrificando su salud i sus intereses, hasta que consiguieron que hoi respiren los que debieron entonces rendir el último aliento, con lo que se hicieron dignos hijos de su padre. Díganlo tantos otros destinados a un destierro o confinacion, mejorados con conmutaciones que les sirvieron de consuelo i alivio.

En vista, pues, de una esposicion injenua, como cierta i justificada, espera el ex-Presidente Vicuña que el Senado i el público, aprobando la conducta que observó en este asunto, declaren por ilegal, falsa e injusta la acusacion hecha.

"Sic, premente deo, fert deus alter opem: Júpiter in Trojam, pro Troja stabat Apollo, Aequa Venus Teucris, Pallas iniqua fuit."



  1. Tomo I°., sección 2, folio 27.