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SESION DE 20 DE SETIEMBRE DE 1825 397

era conveniente enviar esos comisionados. Hasta aquí yo no diviso inconveniente alguno, para que el señor Presidente vuelva a donde ese señor; así mi dictámen es no creer un mal, sino una conveniencia en que ese señor esponga, no al Congreso sino al señor Presidente, qué es lo que quieren i cuáles son sus aspiraciones.

El señor Rozas. -La falta de órden en la Sala parece que nos hace vagar sin fruto i perdiendo el tiempo. Apoyo la proposicion del señor Infante, sobre que se observe el reglamento que ha sido aprobado en todos sus artículos, i siendo uno de ellos el que, para deliberarse algun negocio o que éntre en discusion, se ha de presentar la mocion por escrito como lo han hecho dos de los señores preopinantes, i así deberia hacerse con la otra concerniente a la entrevista del señor Presidente con el señor Vicuña; pero supuesto que se habla de ella, creo que estamos en el caso de meditar cuáles sean las utilidades o ventajas que puedan sacarse de esa conferencia que se ha de tener con el señor Vicuña. Yo opino que no podrá traer males algunos, pero tampoco percibo que pueda traer algunas ventajas. El señor Vicuña podria esponer, al comisionado que se nombrase, su opinion particular i no la de la Asamblea; él no es mas de un particular individuo (como se dice) de la Asamblea de Coquimbo. El comisionado que se nombrase no podria tener otra investidura que la que él tiene, i lo que se tratase no podria salir de la esfera de un diálogo. El Cuerpo del Congreso no puede desprenderse jamas de las facultades que tiene, por consiguiente, no podrá autorizar a nadie para formar bases sobre lo que es perteneciente solo a la Representacion Nacional.

Si el objeto es para instruir a ese señor como ciudadano de Coquimbo relacionado en aquel país, i como individuo de aquella corporacion que allí se ha instalado, para hacerle ver las aspiraciones de la provincia de Santiago i las de los particulares que forman este Cuerpo, como tambien su disposicion i buenos deseos por la union de una i otra provincia, ya esto se ha hecho por oficio. Creo sí un deber darle mas vigor i fuerza, separando algunos obstáculos que acaso parece son celos con la provincia de la capital. Me parece, pues, que produciría muchos bienes el proyecto del señor Egaña, el que se nombre uno de los individuos del Congreso, o acaso fuera de él, que pudiera encontrarse con las aptitudes que se han pedido, que fuera hijo de la provincia adonde iba, i de cuya probidad i luces estuviese impuesta la Sala. Estos individuos pueden ratificarles de los sentimientos de la Sala, sin que por esto se crea que pienso que pudieran estenderse a mas de este solo paso; manifestarles la union, la confraternidad que deseamos i las buenas disposiciones para entrar en las condiciones que reclaman; solo limitados a esto, porque lo demas será obra de las bases de la Constitucion que se acuerde.

Me resumo, pues, para que se tenga en consideracion lo que previene el reglamento en estos casos i se observe inviolablemente, i que se adopte la medida que ha propuesto el señor Egaña.

El señor Lazo. —Cuando se trató de esta materia i se ofició a las provincias, fué el tiempo en que pudieron ir los diputados. ¿Hai algo mas? Escríbase. Se dirá que es para que los diputados en persona desvanezcan algunas equivocaciones. ¿Sabemos que tengan alguna? ¿I para qué, pues, señor, este paso? ¿Para qué este adelantamiento? ¿Qué otra cosa pueden decir que lo que se ha dicho en esos oficios? Yo creo que no estamos en el caso de mandarlos, mucho ménos en estas circunstancias. ¿A qué tratar de este asunto que ni es de la órden del dia, i cuando tenemos entre manos asuntos tan interesantes? Cotejémoslo con el de la espedicion a Chiloé que debia tratarse hoi, ¿i será posible que dejemos un asunto tan interesante i de la órden del dia para tratar otros que, segun el reglamento, son unas materias intempestivas? Yo no encuentro objeto, señor, para esta mision, pues si es para deshacer equi vocaciones, ignoramos si las tienen. De consiguiente, reclamo la órden del dia.

El señor Elizondo. —No habia traido a la memoria la órden del dia; pero el reglamento previene tambien que las materias se traten conforme al órden en que se espongan, i hoi se principió por la indicación dei señor Presidente, i solo por delicadeza creo que nos hemos detenido en esto. Yo no creo de ningun modo que la conversacion tenida con el señor Vicuña forme una resolucion que acaso seria incompatible con las facultades del Congreso. Nó, señor; solo se va a averiguar lo que aquellas provincias reclaman. Yo tambien me opongo por ahora a la remision de diputados comisionados; pueda que despues sean útiles.

El señor Infante. —¿Se ha puesto esto en la órden del dia o está en discusion? Porque si no andaremos vagando i la discusion será interminable.

Ningun otro señor tomó la palabra; i quedó en este estado suspendida la discusion.

El señor Presidente. —¿Parece a UUSS., señores, que se trate secretamente la materia del oficio del Supremo Director?

El señor Lazo. —Yo creo que todo el pueblo sabe el contenido de lo que se trató en el Congreso privadamente.

El señor Ovalle, don José Tomás. —El reglamento previene que haya los dos tercios de los diputados cuando haya de tratarse de algun asunto, i principalmente si es tan interesante como este; i yo creo que al presente lo que mas interesa es que se trate de reintegrar la Sala. Hai renuncias pendientes de varios señores, i nada se toma en consideracion.

El señor Infante. —El reglamento previene que, empezando la sesion, se iean las comunicaciones del Ejecutivo i en seguida se lean las mo