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CONGRESO DE PLENIPOTENCIARIOS

beria o nó leerse la correspondencia oficial del Congreso antes de darse el curso que su objeto demandase, i se resolvió que las notas que no contuviesen mas que trascripciones de acuerdos del Cuerpo se dirijiesen sin este requisito, i las demás, previa una lectura en la Sala del Congreso.

Quedó asimismo acordado que las sesiones del Congreso fuesen en la noche, de la oracion para adelante, quedando citados los señores para el lunes, en que se debia tratar sobre las infracciones de la Constitucion por las Cámaras, de que se quejaban los pueblos, cuyos trabajos estaban encargados a la Comision nombrada.

En este estado se levantó la sesion, encargándose a la Comision presentase sus trabajos para la sesion de aquel dia.

Nota. —Que el nombramiento de la Comision, que dice debia conocer de las infracciones cometidas por las Cámaras del anterior Congreso, debia entenderse tambien a todas las reclamadas por los pueblos. —Fernando Errázuriz


ANEXOS

Núm. 245

Señores Plenipotenciarios.


Verificada vuestra reunion tan deseada por los pueblos de Chile, la Junta encargada del gobierno de esta provincia os felicita i felicita a la Nacion toda por los males de que debeis salvarla i por los bienes que justamente espera de vosotros en cuyas manos está puesta su suerte. Al aceptar el alto encargo que se os ha confiado, habeis contraido grandes empeños i la junta ha creido que cuando principiais vuestros trabajos debe dirijirse a vosotros para trasmitiros los conocimientos que le da su posicion i advertiros los principios de la mas justa de las revoluciones, su progreso i la crisis en que ha constituido a la República.

Si no hubiera sido tan público el espíritu de aspiracion que previno a las primeras elecciones constitucionales; si el anhelo de triunfar a cualquiera costa no hubiese introducido un proselitismo descarado en muchas provincias; si los esfuerzos de éste no hubiesen sido tan notorios ni se hubiesen precipitado hasta el punto de hollar sin reboso los mas claros artículos del Código fundamental que acabamos de jurar; si todos los ciudadanos no se hubiesen penetrado de la verdad de estos hechos, i compelidos por la necesidad de establecer a todo trance el imperio de la lei, no hubiesen cooperado unánimes a vengarla de los ultrajes padecidos, la Junta tendría ahora que entrar en el pormenor de los motivos que nos han puesto en la necesidad de restablecer el pacto de union. Pero cuanto queda indicado es demasiadamente sabido i las infracciones, causa primaria de los males que lamentamos, ya están calificadas por las mas solemnes decisiones de los pueblos i por repetidos actos en que ha triunfado la opinion jeneral contra los sofismas, contra las seducciones, intrigas i fuerza que ha opuesto en todas partes el jenio del desórden para conservar una dominacion que contra todo buen sentido quiso establecer sobre las bases mismas que necesariamente debian destruirla.

Las infracciones de la gran Carta no son ya un problema; no están sujetas a discusion ni a decisiones, porque el Estado entero ha pronunciado el fallo, i declarar lo contrario seria hacer el insulto mas notorio a la verdad i a la justicia. Esas infracciones no deben ya considerarse sino como el principio de donde deben partir las medidas que se necesitan para poner remedio oportuno a los daños que han causado. Ellos son, Señores, los que deben ocupar toda vuestra atencion, los que reclaman imperiosamente providecias vivas i vigorosa , sin las cuales lloraremos la ruina absoluta de la República.

Como el cimiento del órden social es la observancia de las leyes, faltando ésta, toda su armonía se perturba i destruye sin remedio, especialmente si las violaciones proceden de las mismas autoridades que debieran evitarlas. Entonces los ciudadanos celosos de sus derechos se conmueven, reclaman la estabilidad del pacto, i queriendo la autoridad continuar los abusos, es inevitable el choque en que tarde o temprano viene a quedar vencido el poder que, saliendo de sus límites, se anuló por sus mismas operaciones. Esto es lo que hemos visto reproducirse desde el principio de las sociedades hasta ahora i esto es lo que cabalmente ha sucedido en Chile; pero esto es tambien lo que no puede hacerse las mas veces sin sacudimientos espantosos, sin pérdidas i sin otros males sensibles, pero precisos, de que ningunos otros son responsables sino los que, hollando las leyes, pusieron a los pueblos en la triste alternativa de vivir sin ellas i por consiguiente fuera de sociedad o de conmoverse para establecerlas.

Chile ha sufrido desgracias en el unánime i glorioso movimiento que ha hecho para salir de la opresion a que le habian reducido los infractores de su Carta; i ellas se habrían evitado si los aspirantes hubiesen cedido, como debieron,al testimonio de su conciencia i al verdadero conocimiento de su posicion; porque ni aquélla puede dejar de acusarles continuamente de sus excesos ni éste de persuadirlos de que componen un número que casi se pierde entre la jeneralidad, i de que sus efímeros esfuerzos, si pueden retardar la paz a la República, en ningun modo serán bastantes para volverla a sumir en la abyeccion a que la habian reducido.

De estos tercos empeños ha sido fruto la venida del ejército del Sud, causada por la opresion en que unas fuerzas, aparentando a la vez no mezclarse en cuestiones populares, a la vez obedecer i no obedecer a la autoridad i siempre lle