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SESION DE 14 DE JUNIO DE 1828

En esta gloriosa combinación de sucesos prosperos, ¡¡¡quien jamas creería que hubiese de es perimentarse la calamitosa época en que un ciudadano investido de la dignidad de Representante nacional, solo por haber sostenido los deberes del pueblo a quien epresenta, por no haber querido esponerse a ser enumerado entre los individuos acusados públicamente de corresponder a una lojia liberticida, que se dice compuesta de varios diputados en la mocion presentada por el diputado de Lautaro, en fin, por no dejar en problema, con un justo deseo, su comportacion siempre honrada, se habia de ver fuera del amparo de las leyes que hacen a su favor, despojado de sus mas preciosas garantías, i próximo a sufrir el fallo que pretende sellar el voto de sus enemigos!!! Ah! La pluma titubea al querer bosquejar este inaudito acontecimiento, que si como es presumible se hace pertenecerá la historia, él cubrirá de infamia sin duda el carácter chileno. Pero aun me es dada la gloria de manifestar al mundo los atentados i prevaricaciones de los que me acriminan, i a este efecto, conciudadanos, os invoco reclamando toda vuestra atención.

Despues de sancionada la traslación del Congreso al punto en que podia haber ocasionado mas gastos al Estado, i a que tuve el honor de oponerme, fué que el diputado de Lautaro presentó la mocion que se trascribe anotada con el número 1. El Presidente de la Sala a quien fué presentada, creyéndola de gravedad, i estando autorizado por el reglamento interior para por sí, o a petición de tres diputados, poder citar a sesión estraordinaria, dió la órden competente a los Edecanes, pero fué entorpecida por los motivos que se espresan en el oficio número 2; el que no se dignó contestar el Gobierno. En estos momentos aparece un papel al público suscrito por 25 Diputados, que se designa con el número 3; el que fué contestado por el autor de la mocion con la réplica número 4. En tales circunstancias, viendo desentendersealos representantes de tan formal acusación, despues de haber sido reconvenido por el Gobierno, a la incorporación de aquel Cuerpo pasé la nota trascrita en el número 5, en la cual, compelido de mi delicadeza i de un loable Ínteres en favor del bien público, me escusé a la ida, esponiendo como un suficiente motivo la dicha acusación. Mi esposicion oficial es solo referente, esto es: en ella me refiero a la acusación que tenia interpuesta el representante de Lautaro; sin embargo, ella se ha calificado de delito, i ella va a servir de un comodín en el juego que ha de recibir mi proceso. Pero pasemos a meditar las violaciones que por esta causa se han hecho.

Primeramente se me ha desaforado de la inviolabilidad que como Diputado me pertenece; siendo así que se dejó funcionar en esta sesión al Diputado que con mucha anticipación tenia presentada la mocion en que apoyé mi escusa. Semejante procedimiento bien veo que era indispensable enmendarlo, así es que mui luego se presentó una mocion al efecto.

Demos otro paso adelante i veremos, que infrinjiendo un artículo del reglamento initrior que previene: que despues de declarado que ha lugar a la formación de causa de un Diputado, pase a la Corte de Apelaciones en primera instancia, el Congreso nombra ex post fado una comisión especial de su seno para que a la mayor brevedad formalice el proceso, i lo pase en estado de definitiva al mismo Congreso. Permítaseme hacer aquí algunas rápidas observaciones sobre la orijinalidad de esta singular producción.

El Diputado de Lautaro tiene presentada al Congreso por mano de su Presidente una mocion denunciando que varios de los Diputados pertenecen a un club secreto o conventículo; el Diputado de Lautaro aun no ha espresado el nombre de los Representantes componentes: tampoco se sabe a qué número se ha hecho estensivo, supuesta su existencia, ni se puede saber si yo soi uno de ellos. Luego ¿cómo se me obliga a estar fluctuante entre la necesidad de vindicarme como acusado i como acusador? ¿Por cuál de estos delitos es que se me juzga? Si no es por el de acusador, puesto que lo ha sido el Diputado de Lautaro, a cuyo aserto no he hecho mas que referirme, ménos debe ser por el de acusado, pues, como he dicho, aun no están designados los Diputados comprendidos; por consiguiente, ¿cómo se me manda procesar? ¿Cómo es que solo para mí se han violado las leyes i se han desatendido todas las garantías? Pero, supuesto, sin que sea consentido que yo fuese el acusador, ¿por desgracia son los mismos acusados los que han de intervenir también en el juicio, i fallar sobre su acusación? Si así fuese ¿se podria dudar ni un un solo momento cual vendría a ser el resultado? ¿Qué garantías podrían bastarme al presentarme a recibir el fallo de los labios de aquellos mismos que en el acto de ser por mí acusados debo creerlos mis enemigos? ¿Qué impavidez seria bastante para ir a delatar a un juez sus hechos, de que él mismo tiene que conocer, cuando con anticipación ha principiado a despreciar las leyes?

Está pues, mui fuera de duda, que si se desea saber si existe o nó la lojia, lo primero que de- bería hacer el Congreso es garantizar que ninguno de los miembros que resulten acusados entenderá en la acusación, pasando a averiguar el número que la componga de boca del mismo Diputado que ha hecho la mocion; bien entendido que no se procederá contra él en lo mas leve hasta que no se declare por los Representantes que esclarezcan i fallen en el juicio, que su acusación ha sido calumniosa.

Compatriotas: parece que propongo lo justo, lo contrario me atrevo a creer que seria ofender la virtud del que por amor a la patria i hambriento del bien público ha osado dar un paso