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SESION DE 2 BIS DE JULIO DE 1828

cuerpo un gas destructor de su existencia [1]. Los pulmones unidos a la traquea, son los órganos que reciben el aire. Los pulmones se componen de vasos sanguíneos, nervios, membrana celular i celdillas para el aire. Sobre estas celdillas están dispersas las innumerables ramificaciones de una arteria que conduce la sangre venosa. Estas ramas se dividen i subdividen formando una rauda esquisitamente delicada de vasos a los lados de las celdillas; por esta distribución tan admirablemente trazada de las ramas de las arterias pulmonares sobre esas celdillas, la sangre venosa que ellas conducen se pone en contacto con el aire atmosférico i por este contacto se convierte su color purpúreo oscuro en un rojo claro, o en otras palabras, la sangre venosa i espesa se vuelve sangre arterial encendida. Seria desviarnos de nuestro objeto entrar en otros detalles de las varias i discordantes teorías que han formado los fisiolojistas i químicos sobre la mudanza de color que toma la sangre de los pulmones. Bástenos decir que todos atribuyen este cambio a la acción del aire atmosférico, porque se ha probado por repetidas i numerosas esperiencias que sin esta acción la sangre permanecería del color purpúreo. Sucede a menudo que ántes de morir un individuo, la sangre de las venas acumulada en los vasos pulmonares i estando los bronquios privados de aire conserva mucho tiempo despues de la muerte sus propiedades, pero si se introduce aire atmosférico en la traquea hasta dilatar la testura de los pulmones, inmediatamente muda esta sangre acumulada el color rojo oscuro en encarnado de vermellon [2]. Demos ahora una rápida ojeada sobre los efectos que causa en la constitución humana la falta del necesario aire atmosférico. Cuando cierto número de personas se reúne en un lugar aislado i en el que el aire no puede renovarse fácilmente, la cantidad de oxíjéno disminuye con rapidez i se aumenta la del ácido carbónico. Las personas allí reunidas se dañan unas a otras, no solo privando al aire de su elemento respirable, sino también alterando su composicion por la mezcla de todas las sustancias que exhalan sus cuerpos; estas exhalaciones animales volatilizadas se corrompen en la atmósfera i por medio de la respiración llevan a los pulmones el jérmen de las mas fatales enfermedades [3]. "Por repetidas observaciones se ha demostrado plenamente que los efluvios animales condensados i estagnados en un aire encerrado i donde haya una multitud de jente reunida i rodeada de sus propias infecciones, aun sin la acción mórbida de una afección febril, adquiere este aire un alto grado de virulencia que le hace mortífero para los que están espuestos a él [4]."Atmoshpera stagnans, dice Lancisi [5], frequentia hominutnpolluta mors valde rancet, et ad respirationem inepta esl prorsus immoaquee dulcís balneum sorde cutanea faedatum putrescil atque putet brevissitne. Nec mirum esl hoc utique quatidoquidem a quolibet adulto omine unciae 40 ferirancidi vaporis quotidie exhalant. Esperamos que nuestros lectores, en vista de las anteriores observaciones, puedan formarse una idea exacta de los destructores efectos de una mala ventilación sobre la economía humana i se convenzan de la justicia con que hemos asegurado, que los cuartos habitados por los pobres parecen calculados para producir las mas perniciosas consecuencias en la salud de aquellos individuos. La falta de limpieza i la naturaleza impura del aire en estas habitaciones, perjudica de dos modos el bienestar de las personas espuestas a su influencia. 1.º Por la reiterada aspiración de este aire corrompido, la sangre no puede esperimentar la propia i necesaria mudanza de venosa en arterial. El mayor número de los fisiolojistas convienen en que por esta mudanza se produce el principio que llaman calor animal [6], i se sigue de aquí la natural inferencia de que impidiendo este necesario cambio, el calor animal debe tener un desarrollo defectuoso. 2.º Porque debilita directamente el sistema nervioso. Esto solo produce tan terribles efectos en la constitución humana, que es imposible mencionar otros que sean mas mortíferos; efectos que contaminando los fluidos vitales i entorpeciendo los movimientos de la máquina, deterioran completamente las funciones de la dijestion, secreción, absorcion, i por último todas las que dan salud i fuerza a la constitución. La venenosa infiencia de tal aire en esos infelices, envilece las potencias de su alma, afloja sus espíritus i debilita la vis vitoe de su naturaleza hasta llegarlos a hacer fácil presa de las enfermedades i de la muerte. Es bien conocida la melancólica historia de esas grandes epidemias que tantos destrozos han causado entre los habitantes de Europa i en las que han sufrido mucho ménos los ricos i los moradores de las campañas, que los pobres i los residentes en las ciudades. Los médicos que han escrito sobre la materia, dan por razón de esta diferencia que los primeros habitan en casas mas limpias i mejor ventiladas, con lo que sus constituciones se fortifican i son ménos susceptibles de contraer esas enfermedades.

Es bien digno de lamentarse que la pobreza

  1. W. Fi Edwards. De i'injlnetue des agens ph y sigues sur la vie, &.
  2. Harvey's dispute upon the necessary renovation of the aerial succus alibilis. J Gravis discription of the Pyramids of Egipt. Ilalley's discourse concernig the means, of furnishing air at the bottom of the sea in ordinary depths. Phil. Transat, vol. XXIX, n.° 349 p, 493 et seq.
  3. De Lys tianslation of Richerand's Physiology, p. 182 et seq.
  4. Dr. Ilanconck on pestilence.
  5. Lancisi de repentinis mortibus. Lib. I .° cap. 6.
  6. Sobre este objeto vide Crawford on animal heat p 73 a 84 Murrays System of Chemestry vol. IV. p . 484 et. seq. Anales de Chimie et Phisique tom. IV. Médicochirurgical Transact. vol. 7, part. 2.