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SESION DE 14 DE ABRIL DE 1828

chilenas, uno de los mas bellos jénios que en estos tiempos hayan adornado a nuestro pais; la sociedad i especialmente sus amigos, han perdido el carácter mas amable, mas ameno, mas festivo i al mismo tiempo mas oficioso, mas jeneroso, mas benéfico de que pueda honrarse la especie humana; su familia, en fin, ha perdido al padre i esposo mas tierno, mas dulce i mas sensible.

Nació el doctor Veraen la ciudad de Santa Fé (provincias arjentinas), de padres nobles i acomodados, el año de 1780. Desde mui temprano manifestó las felices potencias con que la naturaleza le habia dotado, i queriendo sus padres cultivarlas, lo mandaron a hacer sus estudios en el colejio de Córdova, que era el establecimiento de educacion que en aquel entónces gozaba de mas reputacion en estas rejiones. Su fácil i vasta memoria, la viveza de su imajinacion, su prontitud i agudeza, juntas a una grande gracia i facilidad para esplicarse (que han sido dotes particulares de su injénio), lo hicieron distinguirse al momento en la clase de estudios que se usaban i señalarlo como el fénix del ergotismo cordovez. Si es de sentirse que no se enseñasen allí conocimientos mas sólidos, mas útiles i mas del dia, tambien es cierto que su talento aventajado se sobreponia desde entónces a la necedad o inutilidad de aquellas doctrinas, que ántes sirvieron para empezar a ejercitar su discernimiento i crítica. Su buen sentido, al mismo tiempo que su florida imajinacion lo llevaban a aficionarse i preferir siempre el estudio de los poetas clásicos i latinos (únicos que en su colejio podian alternar con los otros libros maestros), porque en aquéllos solo encontraba pensamiento:, sublimes i sólidos, sentimientos verdaderos i bellos i los únicos modelos de gusto i estilo que desde aquella edad creyese dignos de imitarse.

En el año de 1799 pasó a este pais de Presidente i Capitan jeneral nombrado por el gobierno español, don Joaquin del Pino, que era casado con doña Rafaela de Vera, tia carnal del finado. En la familia de éste vino por primera vez a nuestro país el doctor Vera. Traia ya conforme a la usanda sus tres años de lo que se llamaba filosofía i cuatro de teolojía cordoveza; pero no fueron ni estos conocimientos, ni el gran patrono con que venia, los que le hicieron ganarse el aprecio jeneral de esta capital, sino su carácter amable i sobresaliente habilidad, a que parecia dar una particular distincion su color albino, que nos era hasta entónces desconocido. Las funciones literarias que hizo en esta Universidad para doctorarse en teolojía, le ganaron un gran crédito, i no fué menor el que adquirió en el estudio i exámenes délas instituciones de Justiniano i práctica forense, habiendo tambien recibido en esta Universidad la borla que se decia de doctor en leyes i sagrados cánones. Su tio, el señor Pino, fué promovido a virrei de Buenos Aires, i a pesar de las esperanzas que debia inspirarle la proteccion de aquel alto majistrado i de un mayor teatro, él prefirió quedarse en Chile (al que desde el momento que conoció elijió decididamente por su patria), sin mas proteccion ni apoyo que el de su personal mérito i talento.

Por aquellos tiempos vino una órden real para que se proveyesen todas las cátedras de la Universidad, que ofreció en esta ciudad la ocasion de unos verdaderos torneos literarios, i el doctor Vera se presentó a la oposicion de todas en las facultades de teolojía, leyes, cánones i artes. Los aplausos, que entónces mereció, son mas para recordarse por los que los presenciaron, que para poder espresarlos con exactitud. Entre tanto, su crédito en el foro crecia i las ganancias que éste le proporcionaba, le ponian en situacion de poder sostener una familia. El doctor Vera era de un temperamento estremadamente propenso al amor i sus opiniones no eran tampoco porque la conservacion de nuestra especie debiese encargarse a otros, reservándose la facultad de asaltar la propiedad de todos. El doctor Vera casó por aquel tiempo con una virtuosa i distinguida señorita de esta ciudad (doña Mercedes de la Cuadra), de la que a los pocos años tuvo el sentimiento de enviudar, dejándole dos hijitas. Hoi solo queda una de ellas.

Pero todas las muestras que hasta aquí habia dado el doctor Vera de su jénio, pertenecian a un tiempo comun i ordinario en el oscuro i miserable teatro de una colonia española. Las grandes revoluciones son la mejor ocasion de descubrirse los grandes hombres i de manifestar a todo lo que son capaces de estenderse las facultades humanas, siendo la verdadera piedra de toque de los caractéres i las pasiones. Preciso era un ánimo mui vil, mui necio, mui interesado o mui corrompido para no detestar el orgullo i bárbara dominacion española de que la misma naturaleza nos separaba. El doctor Vera no era un empleado de aquel Gobierno i en la elasticidad e independencia de su carácter, como en el sentimiento de su propia dignidad, debia detestar la degradacion que sufríamos i desear para estos países una mejor suerte. La disolucion del gobierno español por la ocupacion del territorio de la metrópoli por las tropas francesas i separacion de la dinastía reinante el año de 1808, vino a presentar a los americanos la oportunidad de aspirar a su independencia. El doctor Vera, si no fué el primero, de los primeros que con sus insinuaciones i escritos la promoviesen en Chile. A él pertenecerá siempre la gloria de haber sido una de las tres primeras víctimas que en Mayo de 1810 fueron, por este motivo, presos por el Presidente Carrasco i sepultados en la bodega de la fragata Astrea, para ser conducidos a Lima. En Setiembre del mismo año, se debió en gran parte la instalacion de la primera Junta gubernativa de Chile a sus esfuerzos i escritos i a la influencia que tenia la correspondencia que a todo riesgo mantenia con los primeros