rior del cuartel los perseguí hasta las márjenes del rio Claro. Allí se precipitaron algunos que probablemente se cree hayan perecido. Los mas rindiendo las armas, se entregaron. Conseguí tomar presos a los cabezas del motin que fueron el cabo Bernardo Pérez, los soldados Pablo Arriagada, José María Reyes i Rosauro Muñoz, los que han sido ▼fusilados el dia de ayer. En esta trájica escena han perecido en el ataque el teniente Barraza i tres soldados Cazadores. Chacabuco no ha esperimentado el mas leve perjuicio. Mi cuerpo resulta con pérdida de veintiun hombres entre fugados i muertos. Mediante esta medida, aunque sensible, se ha restablecido el órden. Existe en mi cuartel la fuerza de noventa i dos hombres que con las mas vivas protestas aseguran no haber tenido parte en la insurreccion. Esto mismo han confesado ántes de morir los fusilados. Los demas incidentes del hecho informará a V. S. el oficial conductor de este parte, teniendo V. S. a bien elevarlo todo al Supremo conocimiento de S. E. el señor Vice-Presidente, para que se sirva S. E. aprobar esta medida, única adoptable en las críticas circunstancias.
El escuadron lo mantengo desarmado hasta obtener del Excmo. señor Vice-Presidente las órdenes que tuviere a bien comunicarme, todo solo por medios de precaucion, no temor que me asista.
No puedo ménos que recomendar a V. S. el mérito del sarjento mayor Navarro i todos sus oficiales, que a competencia se disputaban el punto mas riesgoso. De los de mi cuerpo, permítaseme decir, que por esta vez han tomado ejemplo de éllos. El comandante Mardones i su cuerpo Nacionales se ha portado con la mayor bizarría.
Aprovecho esta ocasion para ofrecer a V. S. mis consideraciones de aprecio i respeto. —Manuel Urquizo. —Santiago de Chile, miércoles 1.º de Agosto de 1827.
Núm. 43
▼Oficio del gobernador de Talca[1].
La primera comunicacion oficial que el ▼Gobernador de Talca, elejido por la voluntad de este pueblo, tiene el honor de impartir a S. E. el señor Vice-Presidente de la República por ministerio de V. S. lleva por objeto la noticia del suceso que ménos esperaba este vecindario.
Bien avenido con los cuerpos militares estacionados en su centro, el batallon ▼Chacabuco i ▼escuadron Cazadores a caballo: en el mejor órden i tranquilidad pública: seguros de hostilidades en razon de la estacion en que nos hallamos a cubierto de ▼Pincheira í sus satélites: entregados al reposo que los mismos militares lograban para desahogo de sus fatigas i trabajos consiguientes a la anterior campaña; entónces es que el antedicho cuerpo de Cazadores forja, sin que por otros se trascienda, un proyecto de sublevarse escandalosamente en esta plaza, como lo verificó el dia 21 del que rije a pretesto de no estar pagados mucho tiempo há de sus sueldos, i exijiendo sus ajustes de las existencias que suponian en esta tesorería í administracion, o en caso de que con tales fondos no alcanzaren a pagarse, lo verificara el pueblo bajo el mas sério apercibimiento de un saqueo.
En prosecucion de estas ideas se apoderaron de la cárcel con todas sus municiones i pertrechos de guerra que allí estaban almacenados, franqueando a los presos la libertad, que seguramente habrian conseguido sí la terminacion del proyecto no hubiera sido contraria a sus autores.
El ▼convento de San Agustin, que servia de cuartel al cuerpo sublevado, fué para éllos en aquella mañana su mas segura fortaleza. Allí se daban las órdenes de arrestos i prisiones contra sus fieles oficiales; allí se nombraban las partidas que debian reforzar la cárcel i alternar los centinelas puestos por éllos de antemano en todas las boca-calles de la plaza principal i plazuela de dicho convento, sirviéndoles como de cuerpo de reserva el numeroso concurso de la plebe que por todas partes se veía agolpado en la disposicion i amago que puede pensarse.
El vecindario, en este conflicto temia por momentos el de su desolacion i saqueo con todos los demas horrores i desastres que eran de recelar en el caso. El que habla i las demas autoridades sintieron el dolor de ver frustradas las primeras providencias i propuestas que, tanto por algunos de sus miembros, como por varios particulares, i últimamente por el comandante don Manuel Urquizo se hicieron a los rebeldes, hasta el estremo de gratificarlos con cuatro pesos a cada uno, en parte del sueldo, por la deficiencia de los fondos públicos destinados a este objeto, que iba a ser subrogado en tales momentos por los particulares, tan notoriamente exaustos.
La repulsa de estas medidas i otras de sagacidad i prudencia que se aplicaron entónces, desengañaron al pueblo de que ya el mal exijia otra clase de remedio: i en efecto, reunidos los principales vecinos con las corporaciones, i en consejo de guerra el referido comandante Urquizo, el sarjento mayor don Manuel Navairo, comandante accidental del batallon Chacabuco, con los demas oficiales que lo formaron, se resolvió de comun acuerdo, que debia ocurrirse al arbitrio de la fuerza como único capaz de repeler lo que hacian los rebeldes. Acto contínuo se trasladó a la plaza mayor el batallon Chacabuco con su comandante i oficiales, todos a las
- ↑ Este documento ha sido tomado de la clave 1-1827-828 (p. 15).