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CÁMARA DE SENADORES

cial se debe al concurso simultáneo de dos ajentes igualmente benéficos, a saber: la paz interna de que ha disfrutado la República durante un largo período i las útiles reformas que al amparo de éste órden tutelar se han promovido con éxito en los últimos cinco años.

Preciso es convenir también en que ámbas causas consideradas como elementos necesarios para producir el bienestar común, no pueden separarse sin que se enerve o anule su accion; i he aquí descubiertas dos verdades importantes que tienen afinidad con otros hechos cuyo exámen servirá de materia al presente discurso.

No es este el lugar, ni yo me propongo combatir la antigua teoría que vincula en la adopcion del sistema prohibitivo el medio eficaz i único de mejorar la suerte de los pueblos, porque una doctrina desacreditada ya por la esperiencia, hace supérfluos los argumentos que pudieran emplearse para refutarla. Pero, si la difusion de los conocimientos útiles ha servido de auxiliar poderoso en el desmonte de viejas preocupaciones, el mínimo apego a los principios de libertad tomados en su sentido estricto i sin discernir las circunstancias peculiares del pais a que deben aplicarse, sería por otra parte sobremanera perjudicial para el arreglo de un plan ordenado de rentas. Dispensar a la industria franquicias i proteccion sin que se resienta el Erario, es una de aquellas obras que requieren toda la sabiduría i prudencia de los lejisladores, obra respecto de la cual ningún trabajo debe estimarse excesivo si contribuye a facilitar los medios de llevarla a cabo.

Para tener una guía que asegure el acierto en tan delicada materia, conviene investigar cual es la influencia que han ejercido las leyes fiscales de la República sobre la industria i riqueza territorial, porque, subiendo despues de los efectos a las causas, hallaremos trazado el camino que conduce a la mejora sucesiva i prudente de nuestras instituciones, sin correr los riesgos a que espone la insensata manía de innovarlo todo.

A dos clases pueden reducirse las providencias que influyen favorablemente en el réjimen económico de un Estado. En la primera entran aquellas leyes que remueven los estorbos impeditivos de la industria; las que protejen la propiedad i su libre uso; las que disminuyen los costos de produccion i las que abren nuevos canales de salida al sobrante de los productos nacionales.

En la segunda clase deben colocarse las leyes que regulan con moderación i discernimiento los impuestos, las que radican el arreglo en las oficinas de hacienda i las que impiden, en fin, se distraiga el caudal del Tesoro Público a otros objetos que los de estricta necesidad en el órden administrativo.

Establecida esta clasificación preliminar, ántes de daros cuenta de las entradas i gastos que ha tenido la República en 1834, delinearé el cuadro que ofrece la industria nacional alentada por las leyes que la favorecen, indicando al mismo tiempo las providencias que aun reclama su naciente estado para dar nueva actividad al carácter emprendedor i laborioso del pueblo.

Presentaré despues una revista de las diversas rentas que alimentan al Erario i propondré, por último, las reformas que exije en particular cada ramo para arreglar el sistema de Hacienda a nuestros recursos i necesidades.

Al adoptar el plan que dejo bosquejado, me anima la esperanza de que un exámen analítico de nuestras relaciones económicas, hecho en esta morada del patriotismo i ante los representantes de la Nacion, servirá para marcar los errores que lentamente se han ido estirpando e impedir que retoñen disfrazados bajo nuevas formas; i para inspirar a nuestros conciudadanos amor a las leyes que les aseguran los goces de una sólida i verdadera libertad. Servirá también para descubrir los males que demandan eficaz remedio; para que se jeneralicen muchas ideas que puedan disponer la opinion o que admita sin resistencia las reformas útiles; i finalmente, para dar ámplio campo al celo de los lejisladores, ofreciendo a su meditacion los objetos en que mas interesan al crédito prosperidad del Estado.

CONSIDERACIONES SOBRE LA INDUSTRIA NACIONAL

Bajo cualquier aspecto que se mire, económicamente hablando, nuestra condicion social si se compara con la que disfruta el pueblo en otros paises que nos figuramos favorecidos i felices, sacaremos siempre del paralelo nuevos motivos de justa satisfacción viendo a las naciones mas cultas i libres sujetas todavía al yugo de absurdos errores i de preocupaciones envejecidas, miéntras Chile, en medio de las vicisitudes de una guerra destructora que comprometió su existencia, ha conseguido abolir las trabas que pusieran límite a la industria i llevar a efecto los principios que en otras partes se califican aun como de delirios de una imajinacion estraviada. Quizá para muchos hombres, en quienes la fruicion misma del bien enjendra un espíritu descontentadizo, sea quimérica la idea de esta felicidad que yo represento superior a la de tantos pueblos cuyo brillo aparente nos deslumhra, pero si buscamos de buena fé el convencimiento, la simple esposicion de nuestras ventajas relativas hará evidente una verdad que solo se oculta al que no quiere reconocerla.

Hallándose el territorio de la República circunscrito por eternos aledaños que le separan del resto del continente, no corremos el riesgo de vernos empeñados en guerras sobre límites ni puede tener cabida en los planes de nuestra política ninguna mira ambiciosa que alarme a las provincias limítrofes. Proscrita en el suelo patrio la esclavitud, es talvez Chile el único pais de la