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SESION EN 13 DE JULIO DE 1833

en servir a la sociedad a que pertenece, que ha ejercido cargos peligrosos i graves, i cumplido con exactitud sus deberes. Persuadido de esto, me pareció mereciesen algo mas de veintiún años consumidos en las penosas tareas de la plaza togada que desempeñé lo mejor que estuvo a mis alcances. Se me destituyó de ella sin crímen ni forma alguna legal, i no puede ser justo un golpe de esta clase dado sobre una carrera que formaba toda mi fortuna. Ciertamente no alcanzo como puede ser puesto en razon que mas de veintiún años de continuo trabajo i que debían proporcionar una subsistencia descansada a mi vejez, hayan de sepultarse en un olvido eterno. Tanto mas espantosa me es esta idea, cuanto que mis servicios no se han limitado a las tínicas funciones de juez.

He amado siempre a mi Patria i los americanos todos han tenido un lugar predilecto en mi corazon. De estos sentimientos dan un testimonio varias piezas del antiguo Mercurio Peruano i mis horas de descanso sacrificadas al adelantamiento de mi país. ¿A qué, sino a mis empeños i esfuerzos se debió el permiso para levantar esa casa que sirve hoi al Gobierno i recomienda en su ornato a esta capital? Me fué preciso allanar me a correr con la obra, entregar i perder excelentes libros de modelos, examinar cuentas i, en fin, tomarme un trabajo ímprobo, sin otra recompensa que la de que se hiciese en esta ciudad un edificio como ese.

El Hospital de San Juan de Dios, puedo decir que me debe su existencia. Yo estracté catorce cuerpos de autos para descubrir sus fondos, el oríjen de sus atrasos, i dictar la reforma i nuevo reglamento, que me costaron a mas difusas contestaciones a las acaloradas i tenaces contradicciones del Prelado hospitalario; levanté una sala i todas las oficinas; compré algun terreno que se necesitaba; recojí personalmente una limosna pública; proveí de los útiles necesarios, i, al fin, pude disponer la traslacion de los miserables enfermos,que yacían en un hospital provisional en la Ollería, sobre camas de pellejos; sus escasísimas rentas se aumentaron con las haciendas i tierras que le dejó don Pedro Ignacio Villar, i la imposicion de veinte mil pesos que hizo en su favor el Iltmo. Maran; uno i otro debido a las súplicas i continuadas representaciones que les hice en beneficio de ese establecimiento, cuando trataban de sus disposiciones últimas. ¿Puede todo esto hacerse por un ciudadano frió, i sin amor el mas ardiente para con su Patria? ¿No me escusaban de estas fatigas las tareas de la judicatura? ¿Quién me compelía a sacrificar así mi reposo? Después de hechas las cosas, todo parece nada, pero aquél que sepa lo que cuesta el mas pequeño arreglo podrá graduar la contraccion i trabajo que he debido yo emprender.

El primer cementerio construido en Chile fué por mi disposicion en la pampilla; corrí con la obra, dicté su reglamento, obtuve su aprobacion i conseguí no se sepultase en la Caridad, a inmediacion de la plaza i centro de la poblacion, los cadáveres de la pobrería que se conducían ahí. Igualmente me encargué de la construccion i reglamento del hospital militar que hubo en la casa que es hoi cuartel de artillería. Si servicios de esta naturaleza no califican a un hombre amante de su Patria, creo deben reducirse a mui pequeño número, i que se habrá quitado un poderoso estímulo para consagrarse al bien jeneral. No todos se hallan en circunstancias de pelear en los campos de batalla ni de practicar actos de un heroísmo sobresaliente.

La academia de práctica forense me debió su arreglo; la de matemáticas estímulo i fomento, como tambien excelentes obras que la obsequié; la sociedad de beneficencia fué establecida por mi influjo i la di un esquisito libro en blanco para sus sesiones. En la época que goberné interinamente el Estado solicité se enviasen de España profesores para la mineralojía; proveí a la agricultura i minería de fierro i acero que no lo había, haciendo desembarcar esos artículos de un buque estranjero que llegó a estos mares, i corriendo a mas con su reparto sin llevar comision alguna, como era costumbre, i se había hecho con el de los efectos del buque la Warren. En ese mismo tiempo evité un destierro secreto que había fulminado la Corte de España, contra seis beneméritos chilenos; mi empleo no pesaba sobre mi Patria, sino ésta sobre mí. Creía deberme todo a ella, i así descuidé mis intereses i los de mi familia.

No es posible delallar sin incomodidad i fastidio, i sin alargarme mucho, lo que trabajé con la pluma i la palabra en los tiempos de Osorio i Marcó, para atraerlos en algun modo a la benignidad i a la observancia de reales órdenes,.i leyes que existían contrarías al sistema de terrorismo que habían adoptado; no faltarán quienes recuerden que las sumarias que se me encargaron fueron tituladas de Compadres; las infinitas increpaciones que sufrí; los frecuentes i acalorados debates que tuve; los siniestros informes que se dirijieron a la Corte, i las penalidades de toda clase que esperimenté por aliviar las de mis entonces degraciados paisanos. Esta conducta, estos hechos i aquellos señalados servicios ¿son solamente efecto de filantropía? ¿Son propios de un enemigo acérrimo de la causa de América, i colocado en la posicion que yo tenía? ¿Habrán sido el suelo de Chile i sus hijos, quienes hayan reportado las ventajas i los favorecidos por ese enemigo o la España i su Rei? Por otra parte, los actos del hombre ¿reciben acaso su mérito i bondad intrínseca de los Gobiernos en cuya época se ejecutan? ¿Cómo puede ser que la declaracion de la Independencia haya anulado i cambiado el carácter de tantas acciones meritorias, como he practicado si no me engaño? Los Gobiernos de Chile en 1823 i 1833, en calma ya i serenidad, han tenido lugar de escuchar los preceptos de la