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CÁMARA DE SENADORES

mas inicuas; el patriotismo ha servido para cancelar cuentas con acreedores desvalidos, para apoderarse de la propiedad ajena, para hacer requisiciones en los caminos reales i en los poblados, para obtener destinos sin aptitudes ni méritos, para insultar a todos con insolencia i descaro, i últimamente, ahora se ha recurrido tambien al patriotismo, para defraudar a la Patria del honor i de las ventajas que debía reportar de una lei que, entre los verdaderos patriotas, solo ha podido tener por opositores a los que no penetraron su espíritu.

¡Qué desgraciado fuera el país si nuestro patriotismo debiera entenderse así! Pero, felizmente el patriotismo chileno no es un recuerdo tradicional de lo que pasó; no es tampoco la renuncia absoluta de la sensatez i del juicio; no es el derecho de pensar por los demás; no es la pretension insolente de avasallar a todos; no es el odio implacable a un enemigo vencido i que ya ningun mal pueda hacernos; no es la vil cobardía ni el temor infundado; no es la exaltacion frenética; no es finalmente la vanidad, la presuncion o el orgullo. Los que hayan tenido la avilantez de llamarse patriotas por antonomasia, con el fin de zaherir a los que no pensaban como ellos en una materia que querían se decidiese sin discutir, tomen para sí esta definicion negativa del patriotismo i dejen a los patriotas sinceros, a aquellos cuyo amor a la Patria procede del corazon i no reside esclusivamente en los labios, el honor de haber entendido i despreciado la insidiosa estratajema que les pareció necesario adoptar para adquirir con facilidad un triunfo que, sin este ardid, juzgaban imposible.

Es constante a todos que en ambos partidos hai patriotas verdaderos que, segun su modo particular de ver las cosas, se han decidido en favor o en contra del proyecto de lei. El Presidente de la República, sus Ministros, los miembros del Consejo de Estado, a excepcion de uno, varios Senadores, muchos Diputados i un número infinito de ciudadanos estaban porque se sancionase. Poner en duda con reticencias, con ironías i con sátiras el acendrado patriotismo de tantos hombres, entre los cuales unos han hecho servicios eminentes a su país, otros han vertido su sangre para darnos una Patria, i todos sacrificarían hasta su existencia antes que verla subyugada, i proceder así sin mas motivo que la disconformidad de opiniones sobre un punto que ha debido controvertirse con la mas ámplia libertad, esto es lo que llamamos intencion pérfida; esto es lo que merece el nombre de maldad refinada.

Pasó ya el tiempo en que era fácil estraviar la opinion con ilusiones; tiempo en que el celo por la causa de Dios hacía quemar a los hombres, i se llamaba acto sublime de caridad cristiana atizar las hogueras a que se arrojaban las víctimas. Pasó igualmente el tiempo en que el patriotismo tomaba diversas formas i disfraces para acomodarse a las miras o al interés individual de algunos jefes de partido; tiempo en que por la ignorancia de los pueblos hallaban acojida los mas absurdos errores. Como pasó ya, volvemos a repetir, esa edad fatídica, desde que la difusion de las luces disipó el vértigo que había perturbado la razon humana; no debe temerse hoi, ni que la supersticion se confunda con la piedad relijiosa, ni que el mentido amor de la Patria se equivoque con el verdadero patriotismo; i el Gobierno debió despreciar la falsa alarma con que han querido intimidarle. Su decision i firmeza en un caso que tantos las reclamaba el interés de la República, le habrían granjeado el mejor título al reconocimiento nacional; i aun nos atrevemos a predecir, que los mismos que hoi censuran la lei i se complacen porque se haya retirado, si hubieran conocido prácticamente los beneficios que ella les proporcianaba, avergonzados de su anterior alucinamiento, hubieran tambien acrecentado el número de los agradecidos.

Aunque parece que después del paso dado por el Gobierno ya no debiéramos ocuparnos mas en este asunto, como estamos comprometidos con nuestros lectores a continuar la impugnacion del informe de la mayoría de las Comisiones del Senado, cumpliremos esta promesa en el número siguiente para llenar a un mismo tiempo dos objetos de bastante interés: el 1.º ilustrar la opinion del pueblo sobre una materia que conviene poner al alcance de todos; el 2.º manifestar que no estamos de acuerdo con los Editores de El Mercurio de Valparaiso en cuanto al mérito de esta pieza, que ellos han calificado de documento importante, i que nosotros juzgamos digna de una justa crítica porque notamos que adolece de incorreccion en el lenguaje, de inexactitud en los hechos que cita i de incoherencia i aun contradiccion en sus principios. Para fundar este juicio, que a algunos puede parecer demasiado severo, adelantaremos las pruebas que ya tenemos dadas, i el público entonces, con pleno conocimiento, pronunciará su fallo sobre esta ruidosa causa.

Conocemos que es árdua empresa hacer el análisis del informe de la mayoría de las Comisiones del Senado, i que, para descubrir los infinitos defectos i errores que contiene esta pieza, no basta leerla con alguna meditacion. Es de presumir que el ánsia de acumular argumentos en apoyo de una causa ingrata i que no se prestaba a la defensa, ha hecho verter a su autor proposiciones contradictorias, pero que están esparcidas con tal arte en el cuerpo de dicho informe, que difícilmente pueden percibirse a su primera lectura. Para que el público forme un juicio exacto de nuestro aserto, es preciso que se tome el trabajo de comparar algunos trozos del testo orijinal que nosotros copiaremos literalmente, añadiendo solo pocas i sucintas reflexiones.

"Jamás se ocurrió, dice la mayoría de las