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SESION EN 27 DE SETIEMBRE DE 1833

sus deberes ¿cómo es posible creer que se decidiese a conocer en el juicio, si se notaba el menor asomo de un ájente estraño capáz de tachar i hacer sospechosa la impasibilidad que siempre preside a sus resoluciones? Mis justificados i esclarecidos compañeros de la Corte Suprema, que por nuestras leyes tiene la superintendencia directiva, correccional, económica i moral ministerial sobre todos los tribunales i juzgados de la Nacion ¿cómo no hubieran, en la majestad de sus elevadas facultades i en la estension de su prudente discernimiento, tomado alguna precaucion para poner un muro impenetrable entre la salvaje impetuosidad de la clase abyecta las sagradas funciones de los majistrados? Ellos han dado siempre pruebas constantes de su independencia i firmeza en el alto desempeño de sus obligaciones.

Me parece ya oir decir a Uds., señores Editores, que las cortas razones que me he tomado la libertad de apuntar, en vindicacion de la injuria, son por si manifiestas, con el solo hecho de haberse ejecutado al desgraciado criminal, i que sería degradarse (es la espresion de moda) querer dar satisfaccion a hombres que no la merecen.

Puede mui bien ser así, pero yo no estoi tan corriente con esa doctrina, al menos en el presente asunto i creo que Uds. podían hacer un servicio importante tributando a la opinion pública el respeto que se merece. Segun nuestro reglamento de administracion de justicia puede imprimirse todo proceso. Uds. harían una obra honorífica al país, en ir dando por trozos en sus columnas el del capitan Paddock. Entonces se vería si su locura estaba demostrada como una proposicion de Euclides, o si se le aplicó con justicia la pena de su delito. Con las acusaciones i las defensas debe haberse acreditado si se tuvieron presentes o nó, el grado i tiempo de demencia que la lei determina para absolver o condenar al reo que se acoje a ella. El caso es raro i ha dado pretesto a los aventureros, siempre dispuestos a acriminarnos con los negros tiros de su mordacidad, para regocijarse en su pérfida i habitual conducta. Si Uds. se sirven corresponder a mi deseo, creo que justificarán tambien hasta la evidencia, que el carácter del pueblo bajo de Valparaiso no es feroz como el de los jitanos andaluces, que en 1808 descuartizaron en Cádiz a su respetable gobernador el Jeneral Solano. Esta medida no se resiente de recriminaciones violentas, i hará reconocer que en Uds. no hai otro interés que el de la justa defensa del honor nacional, alevosamente atacado bajo las tinieblas de un vil anónimo.

En conclusion, sobre su Mercurio debo decir a Uds. que, aunque lo he examinado con tan detenida estension, no por eso he dejado de traslucir que sus corresponsales no son tales chilenos, como se firman, sino mas bien expatriados o emigrados de por acá, asilados en ésa. Ellos han tomado, segun parece, por pretesto la defensa de los señores Prieto i Portales, pero no por eso deja de descubrirse que solo trataron de hacerse patronos para lanzarse con mas seguridad, i de algun apoyo en su principal objeto de injuriar al señor Presidente de esta República i a su primer Ministro. Puedo yo mui bien estar equivocado, pero digo lo que creo i por qué. La defensa me parece mui tibia, el honor de Chile mui descuidado i casi comprometido por lo mismo que se dice en su favor. La acriminacion presenta un alma enteramente ocupada de esa fuerte pasion. Es mui justo que los señores peruanos, asilados en ésa, sean compadecidos i ausiliados en cuanto sea posible. Sin meterme a calificar el motivo de su desgracia, ella sola basta para hacerlos acreedores a toda hospitalidad; pero no por eso debe permitírseles que nos comprometan. Yo soi de sentir que no solo deben negarles los periodistas lugar en sus papeles para producciones como la que ahora nos ocupan, sino tambien absolutamente todas las prensas sus tipos, al menos si no dan sus firmas. Si son patriotas deben ser enérjicos i reclamar de frente el derecho de su justicia, sobreponiéndose a todo temor. Por otra parte, ellos tienen todos los años su Congreso, al que, cuando no sea mas que por el derecho de peticion, pueden ocurrir por sí o por medio de sus Diputados, que en una gran parte hablan con absoluta libertad e independencia.

A las prensas de Chile, a sus escritores i a todos los ciudadanos se les presenta en el dia otro teatro mas digno de sus talentos, de su probidad, de su enerjía i demás virtudes. La seguridad del país i el honor nacional lo demandan imperiosamente. Don Bernardo O'Higgins trabaja al presente con mas actividad que nunca por volver a subyugar la Nacion, para repetir sus atrocidades, talvéz con mas crueldad i alevosía, sí aun es posible que las puedan haber mayores, desde el puesto que se elije para cometerlas. El Mercurio Peruano de 6 del presente me lo intimó de un modo decisivo i terminante. Yo he salido al frente con la invencible firmeza, el coraje indomable i la libertad de principios de un republicano. Estas cualidades solo las debo a la naturaleza i a mi adorado padre, que supo oportunamente afirmarlas con su irreprensible ejemplo, con sus paternales consejos i con sus constantes desvelos por inspirarme el noble sentimiento de la virtud. Ellas son mis únicas armas i no dejaré de emplearlas sean cuales fueren las circunstancias en que el honor de mi Patria o el mió propio las demanden.

Por lo pronto solo creí preciso publicar el lijero bosquejo de mi Alcance, para hacer conocer que estaba en guardia contra la agresion. Mi advertencia no contuvo a los enemigos que, en su instinto de despecho, volvieron a la arena con los números 13, 15 i 17 del mismo Mercurio. Les contesté con mis papeles: Al mas vil, etc. i con la Carta al señor Pinto. Esta era su actitud hasta el sábado 27, en que han aparecido en La Misce-