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Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo XXVII (1840-1841).djvu/156

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CÁMARA DE DIPUTADOS

aun se sienten hoi, i que solo el tiempo, la ilustracion i sabiduría de las Cámaras podrán remover. Los empeños contraidos en aquella epoca son los gravámenes mas terribles que pesan hoi sobre nuestro Erario. Las deudas estranjeras e interior que nos legaron aquellos tiempos, cercenan a la industria los socorros de que tanto necesita, i que tiempo há la habrian hecho florecer i prosperar.

No es posible recorrer la época que medió entre el triunfo de Chacabuco, que puso el sello a nuestra Independencia, i el año de 1830 que empezó a darle valor e importancia, sin recordar lo que fuimos i ahora somos. Los Gobiernos i las revoluciones que los minaban se sucedían unas a otras con asombrosa rapidez, sin dejar tras de sí recuerdo alguno glorioso, i sí solo rencores, divisiones i la violencia misma.

Las leyes que dictaban aquellas administraciones transitorias participaban de su debilidad, i era tan imposible que en aquel caos se conociesen los verdaderos principios de justicia, i se aplicasen a las necesidades de los pueblos, como que los Gobiernos se ocupasen en otra cosa que en su propia conservacion. Este es el cuadro fiel i lastimero de la situacion de Chile, cuando rayó la época de donde data el estado floreciente de nuestro suelo. Cuando la presente administracion tomó las riendas del mando, fueron sus primeros pasos inciertos i vacilantes, inmensos i casi insuperables los obstáculos que por todas partes la circuían i amenazaban. La hacienda en total desgreño, i todos los ramos de la industria interior en decadencia, fueron los elementos incóngruos con que el Gobierno debía labrar la dicha pública. Asegurar al Erario sus ingresos, obstruir los conductos que el error i el desórden se habían franqueado para destrozarlos; buscar en la honradez una garantía, i en los reglamentos el medio de hacer efectiva la responsabilidad de los empleados, fué el primer conato de la administracion. Suministrar a la industria los medios de jeneralizarse, librarla de gravámenes perniciosos que la oprimían, conceder al comercio las seguridades i franquicias que demandaba, fueron en seguida los medios mas eficaces de poner al pais en estado de subvenir a sus necesidades i dar cumplimiento a obligaciones i compromisos, vergonzosamente relegados al olvido.

Sintiéronse luego los beneficios que trae consigo un réjimen económico, i en lugar del déficit acostumbrado i de los apuros que eran consiguientes, hubo por primera vez un sobrante disponible, despues de atendidos los gravámenes de la administracion. La agricultura, el comercio i las artes abandonadas sin traba alguna al interes individual, convirtieron a la República en un vasto campo de atrevidas especulaciones, acrecentando a la vez la riqueza pública i privada. Sus puertos i aduanas no bastaron ya para la importacion i esportacion de los consumos i productos, i fué forzoso proporcionarles economías, habilitando nuevas radas i caletas en toda la estension de nuestras costas. Los reclamos i jestiones que se hacian al Fisco por naturales i estranjeros, procedentes de empréstitos, capturas ilegales i otras violaciones de propiedad, fueron atendidos por primera vez, i se destinaron fondos para satisfacerlos.

Esta conducta franca i leal granjeó al Gobierno i a la Nacion entera, ventajas positivas; i en medio de los conflictos en que mas de una vez se ha visto, jamas se ha sacrificado la hacienda pública, porque su crédito la sostenía i le suministraba capitales a ménos costo que al particular mas acreditado por su honradez i buena fé. Pero,en medio de tantas satisfacciones, existen vicios en algunas de nuestras leyes i vacíos en otras, que amenazan poner estorbos a nuestra prosperidad, hacerla retrógada o estacionaria.

Las necesidades de un pueblo naciente, cuya industria i comercio empezaron bajo un réjimen vicioso, son tan variadas, que es imposible atender desde luego a todas con igual eficacia, ni abandonar las unas sin inferir un golpe mortal a las demas. Nuestras leyes en muchos de los ramos de la administracion publica llevan aquel sello de imperfeccion a que está sujeta toda lejislacion nueva, que no tiene a su favor la esperiencia propia, sino la de remotos pueblos de donde fueron talvez arrancadas con violencia, ni el hondo respeto que inspiran siglos de continua observancia. Sancionadas a menudo en medio de los recelos i disturbios, han carecido del detenido exámen i del crisol de una sana filosofía, que las simplificase e hiciese fáciles en su ejecucion, de suerte que, al ponerlas en observancia, se han palpado no pocas veces sus vacíos, revocándose despues o plagándose de adiciones i comentarios que dan márjen a arbitrariedades i consultas embarazosas para los encargados de su cumplimiento. Al recorrer los trabajos del Ministerio de mi cargo, llamaré la atencion de la Lejislatura a las reformas que juzgo necesarias.

La Aduana de Valparaiso, que proporciona por sí sola al Tesoro Público mas de la mitad de sus ingresos, a influjo de la planta económica que se le ha dado, nos suministra las pruebas mas irrefragables de la prosperidad pública; i a pesar de las calamidades físicas que en los dos últimos años se han hecho sensibles en casi toda la República, aniquilando la agricultura en algunas de las provincias i suspendiendo en otras el beneficio de los metales, ha producido con todo ciento tres mil quinientos setenta i ocho pesos seis reales mas que en el año anterior. Han crecido tambien a proporcion los ingresos de la de Santa Rosa de los Andes, Valdivia i Chiloé, mientras que las aduanas de Constitucion, Serena, Huasco i Copiapó, donde la varie