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SESION DE 24 DE JUNIO DE 1839

don Manuel Gormaz, vengo con once pequeños hijos a pedir a los dignos representantes de la nacion chilena una pension o mesada de que vivir. Privados ellos i yo de todo recurso i sumidos en una espantosa miseria, no tenemos mas arbitrios que el de echarnos o en brazos de la nacion que representáis, o en los de la mendicidad si no nos reciben aquéllos. Mas, léjesde mí tan desconsoladora idea, Cabalmente, esta esperanza de que vosotros acojereis mí súplica es la que me sostiene, cuando veo en torno de mí estos once pequeñuelos, reclamando de mí mano el pan que tiernamente les alargaba la de su padre, arrebatado de entre ellos por una intempestiva i desapiadada muerte.

La viuda e hijos que os invocan, señores, pertenecen a un antiguo i honrado empleado. Treinta i cinco años de buen servicio prestó a su patria, sin que en ejercicio de tanto tiempo faltara ni a la puntualidad en el desempeño, ni dejara de ser siempre íntegro i fiel en los deberes de su cargo, como en los de juez que le cabían a la vez.

La situacion penosa que toca hoi a su familia hace su elojio, porque ella es la de todo funcionario que, habiendo carecido de patrimonio o bienes hereditarios, se halla atenido a su sueldo i no se hubiese prostituido. Entre tanto, advertid, señores, que se le fiaron destinos que ponen a prueba la delicadeza de un hombre, la administracion de Aduanas en Valparaíso, la Comisaría ántes en el Sur i los negocios de ínteres fiscal que estuvieron en dependencia de él le dejaron ileso i puro.

Tanta honradez i virtud considero no es un legado hecho a su familia tan esclusivamente que no corresponda en gran manera a los chilenos todos. ¿Cuánta no es la gloria, i cuál sin número de bienes no recoje una nacion, presentando en todos los ramos funcionarios que sean el dechado de la moralidad pública? Esto, señores, envanece tanto como los triunfos militares, aun aquellos que arrastran las consideraciones i miradas del Universo todo. La memoria de Gormaz es vuestra, es de Chile; pues bien, señores, aquí viene su familia pidiéndoos con ojo humilde i respetuoso el pan.

Justamente ántes de ahora han hecho los Congresos remuneraciones de esta naturaleza, i a beneficio de ellas subsisten las familias de ios señores Argomedo, Villarreal, i acaso otias de que yo no tengo noticias. No creáis sea traida esta consideracion para obligaros i formar odiosas comparaciones. El estímulo está en vuestro propio corazon, i los motivos de justicia o gracia que os represento, arrancan de méritos personales mui distinguidos. Si no todos, los mas de entre vosotros sois padres, i conocen estas urjentes necesidades de una prole pequeña que debe hacer sobre los gastos de alimento, los de educacion, i ninguno, padre o nó; deja de sentir cuanto sería horrible la conducta de aquél que, teniendo un fiel criado que le acompañase treinta i cinco años, votara a la calle i negara la subsistencia a su esposa e hijos.

Sobre estas considerar iones yo no puedo omitir la de que mi marido tocaba ya el termino de una jubilacion en que habría alcanzado montepío. Si su vida se hubiera prolongado, este consuelo habría mitigado el dolor que llevó al sepulcro, dejando en orfandad su familia.

Advertid, por último, que seis hijos bastan en nuestras leyes para conceder mil exenciones i gracias a los ciudadanos, i si volvéis los ojos a otras naciones, hallareis en la antigua Roma, siempre distinguida i considerada una numerosa familia. Gormaz, señores, no seis, once son estos seres que desde la tumba pone a vuestra vista al lado de mí, su madre.

Concluyo suplicando a V. E. se sirva decretar a mi favor una pension alimenticia que pase a mis hijos.

Excmo. Senado. —Cármen Carrera.


Núm. 30

S. S. de la Cámara de Senadores:

Juan Carmona, oficial de esta Secretaría, a V. E. respetuosamente digo: que, desde Febrero del año de 1830, he desempeñado el destino de amanuense en los períodos lejislativos que se han alternado desde el Congreso Nacional de Plenipotenciarios i Gran Convencion. Mas, como en los dos primeros años que subsiguieron al Gobierno del señor Pinto, hubo gran agolpamiento de cosas de importancia en que contraerse la Representacion Nacional, tuve por necesidad que sufrir todo el peso de la Secietaría por 110 haber otro amanuense, i ademas el del estudio del doctor don José Antonio Rodríguez de bastante trabajo, i a que se agregaba mi contraccion constante a la carrera literaria que entónces seguía. Estos motivos afectaron mi físico de tal modo que me vi a los umbrales del sepulcro, de una pulmonía que de tiempo en tiempo me repite, cuyo hecho es constante al señor doctor don Juan Francisco Meneses, como notorio a cuantos me conocen; de donde resulta mi incapacidad para desempeñar el destino de amanuense; i en esta virtud, usando del beneficio que concede la lei i la práctica a los que se inhabilitan en servicio público o privado,

A. V. E. suplico se digne concederme la gracia de continuar en el servicio de la Secretaría del Senado, por medio de un sustituto pagado por mí, de notoria idoneidad i mui digno de las confianzas del señor Secretario, sin dejar por esto de considerarme capaz de desempeñar cualquier otro destino en esta Cámara que sea compatible con mi enfermedad, el cual protesto desde ahora desempeñar gratuitamente.