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Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo XXV (1836-1838).djvu/462

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CÁMARA DE SENADORES

salió en Paucarpata de manos de este Ministro, no lo ha pronunciado solo su Gobierno; lo ha pronunciado todo Chile; lo pronunció Arequipa, que en aquellos dias de confusion miraba con horror la contravencion a los mas sagrados compromisos; lo debe de haber pronunciado todo el resto del Perú, que naturalmente ha de alimentar mas odio contra Santa Cruz que la ciudad de Arequipa; lo habrá pronunciado Bolivia, que casi al mismo tiempo que la noticia de los tratados, recibió los decretos de persecucion contra los primeros funcionarios i los patriotas mas distinguidos, i lo ha pronunciado toda América, cuya opinion contra el Pacificador parece que esperaba la voz de alarma dada en Paucarpata, para estallar en los periódicos de todas las Repúblicas. Esta espresion unánime i espontánea es la en que el funesto negociador se atreve a llamar política de los pocos individuos que forman el Gabinete de Chile, i por la que, a la osadía de tantos sofismas ofensivos al honor chileno i destructores de los mas vitales intereses de la Patria, añade, al fin de su maligno discurso, el mas osado propósito de aconsejar a esos pocos individuos que dejen a manos mas espertas i mas prudentes, el timon de los negocios. ¿De qué se les acusa? De no haber consentido en nuestra degradacion; de no haber abandonado los principios de honor i de justicia que habían jurado sostener; de no haber canonizado la infidencia. Misionero de ignominia! tu voz se ahoga en el grito de la indignacion que lanza la República, a quien has querido envilecer. Pide el cambio del Ministerio; considera ya depuestos a los actuales Ministros; enciende la tea de la discordia; búscales con ella sucesores de tu aprobacion i dínos si, bajo el difraz de cualquiera secta política, alcanzas a reconocer un solo individuo que pueda afiliarse entre tus catecúmenos. La condenacion de tus acciones no es fruto del espíritu de partido; es fruto del honor, es fruto de la moral, es fruto de la vergüenza.

Un solo error tiene que imputarse a los individuos del Gabinete chileno, error que llorarán miéntras dure la memoria de Paucarpata: haber alistado a Irisarri entre los defensores de los derechos de Chile.


APÉNDICE

El apéndice de la defensa de Irisarri está dividido en siete puntos marcados con sus respectivos números.

Número 1.° —Oficio de Irisarri, de 18 de Noviembre de 1837, remitiendo al Ministerio de Relaciones Esteriores los tratados de Paucarpata. Esta comunicacion, como es de suponerse, no se contrae mas que a encarecer la necesidad de tratar i hacer la apolojía de las estipulaciones. Puede considerarse como el compendio del folleto que acabamos de refutar, i por consiguiente, es innecesario detenernos en el exámen de ella.

Número 2.º —Copia del tratado de Paucarpata.

Número 3.º —Copia del decreto del Gobierno de Chile, en que se desaprueba el tratado.

Número 4.º —Copia de la declaracion de guerra sancionada por el Congreso de Chile.

Número 5º —Reflexiones sobre el documento anterior.

Estas reflexiones no son mas que una repeticion inútil de los argumentos empleados en el cuerpo de la defensa. La garantía de la Gran Bretaña era suficiente para asegurar la Independencia de Chile; los agravios quedaron vengados con las hostilidades cometidas contra el Jeneral Santa Cruz; la conducta de Chile no está fundada en los principios de la verdadera política; tales son los temas a que se contrae esta parte de la postdata. Estos mismos han sido repetidos hasta el fastidio en el alegato. No sabemos el objeto con que se vuelve a tratar de ellos, a ménos que Irisarri no quisiese que se regulara su amor a la Confederacion por el número de pájinas que le consagraba.

Número 6.° —Irisarri da noticia de la vindicacion del Jeneral Blanco, contenida en el parte de las operaciones de la campaña i aconseja a este jefe se conforme con tener enemigos i falsos amigos, consolándole con Arístides, con Temístocles, con Sócrates, con Focion i con Dion.

Ya que Irisarri es tan aficionado a consuelos históricos, busquémosle en Wicquefort embajadores que le consuelen, en cambio de los capitanes i filósofos que él cita.

El Conde Albertino de Boschetto fué enviado por los Príncipes confederados de Italia al campo de Cárlos VIII, para pedirle salvo-conducto para los Diputados que debían reunirse a tratar sobre la paz. En la audiencia pública el Conde habló al Rei fielmente del objeto de su comision. Pero despues tuvo una entrevista secreta con S.M., en que le aconsejó que no espidiese semejantes salvo-conductos, porque el Ejército confederado estaba en malísima situacion i se disolvería mui pronto. El Conde cometió una escandalosa infidelidad i aunque por ella no recibió castigo, al cabo de algunos años murió ahorcado.

"Raro antecedentem scelestum Deseruit pede poena claudo."

Jerónimo Lipomano, baile o embajador de la República de Venecia en Constantinopla, se hizo sospechoso de traicion contra su Gobierno. Se le condujo preso a su patria i ántes de fondear en el puerto la galera que lo llevaba, se tiró al mar, queriendo mas bien servir de pasto a los peces del célebre golfo que infamarse con morir en el cadalso.