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CÁMARA DE DIPUTADOS

prensa chilena, dando de paso pié a ésta para escribir contra el autor de las risas.

Decir como ha dicho el señor Diputado que El Progreso ha atacado la unidad del sistema que actualmente es la base o forma de nuestro Gobierno, es decir en términos mas que claros que El Progresoha levantado la bandera de la insurreccion, que ha pretendido encender la tea sanguinaria de las revueltas, en suma, que ha anarquizado i esto despues de haberle reputado como un periódico plegado servilmente a las ideas i actos del Gobierno que le asalareaba. ¡Qué grosera inconsecuencia! ¡Qué palpable manifestacion de la pobreza de espíritu, de la mezquindad de intelijencia del anómalo vocinglero! ¿Quién no desconfará del hombre cuyas opiniones i conducta política envuelve tan culminantes contradicciones, tan chocante discordancia, tan completa ausencia de buen sentido? ¿Quién podrá tener fé en un ser tan versátil i contradictorio, símbolo peifecto de una mesa revuelta i en cuya cabeza existen hacinadas confusamente ideas tan inconexas i contradictorias?

Pero vamos al caso i defendámonos de la inmerecida nota de anarquizadores, como nos hemos defendido victoriosamente de la de serviles.

En toda su marcha El Progreso ha profesado en la sustancia las mismas ideas políticas que ahora, ellas han sido su conviccion, su fé política, porque señor Palazuelos, lo repetimos, los EE. de El Progreso no son cambia colores i sí mui honrados en materia política, como en cualquiera otra materia. El sistema de gobierno que rije a la República, la marcha juiciosa i progresiva que a las instituciones i reformas de la actúa, administracion, ha sido i es de nuestro agrado e impulsados por nuestros deberes espresados en nuestra divisa, hemos alentado a los funcionarios públicos, cuando nos ha parecido que cedian algo en su carrera; pero lo hemos hecho con una moderación conforme con nuestros principios ¡conforme también con los miramientos que se merecen aquellos cuyos actos llevan el distintivo de la buena fé i el deseo del bien del pais. No somos atrabiliarios por naturaleza, no hemos recibido de ella el don funesto de una fogocidad destructora cuando va acompañada de un talento superior, i ridicula i miserable cuando ella constituye la única cualidad.

Recuerde el señor Diputado que cuando El Demócrata sostenia que en el Senado no debian figurar hombres como el señor jeneral Prieto i el señor Egaña, por sus ideas retrógradas, El Progreso sostuvo con noble ahinco que siendo el Senado un cuerpo conservador, un cuerpo destinado a neutralizar la accion a veces demasiado enérjica de la otra Cámara, debía ser compuesto de hombres de opiniones moderadas por la esperiencia, frios razonadores sobre todas las medidas lejislativas, en una palabra hombres cuya acción tranquila sirviese de equilibrio social.

El señor Palazuelos deberá estar ahora conforme con las opiniones de El Progreso i con la de los dos señores que El Demócrata rechazaba. En otro tiempo no nos hubiéramos atrevido a contar con esta conformidad. La constancia es virtud, pero algo rancia.

No nos parece insistir mas sobre esto i pasemos a cosa mas formal.

Antenoche la descarga ha sido récia. A El Mercurio le ha caido una fuerte granizada, a El Progreso un rayo abrasador i, ¿qué fuera de nosotros sino tuviéramos pararayos? quedaríamos reducidos a cenizas.

Se ha dicho por el señor Diputado que El Progreso atacaba la tranquilidad de las familias, que habia falsificado la firma del señor Tagle i la de su hermano.

El público sabe que esta increpacion alude a dos avisos, uno puesto a nombre del señor don Francisco Ruiz Tagle i que no tan sólo publicó. El Progreso, sino El Mercurio i La Gaceta, i el otro en nombre de don Antonio Palazuelos que se publicó en El Progreso.

Todos, hasta nuestro desafecto, hicieron la debida justicia a la sinceridal de nuestra protesta sobre haber insertado el aviso creyéndolo obra de la persona cuyo nombre venia ai pié.

No podíamos en efecto sospechar que fuese de otro, ni qué intension podia haber en ello. Si el estilo en que estaba redactado el aviso no es el de don Antonio Palazuelos, es cosa que no podíamos saber porque no le habíamos cotejado con el de las producciones de este señor que no habian visto aun la luz pública.

Ademas el público o la parte que piensa de él no acertaba a saber cuál podia ser el objeto que nos propusiésemos en formar aquel aviso nosotros mismos i suponerle firmado por el señor Palazuelos. ¿Hacerle un daño? nó; porque no somos inclinados a este bárbaro placer; ademas, de la publicacion del aviso no le resultaba daño alguno al supuesto autor. ¿Ridiculizarle? ¿para qué? Pero nuestros lectores vieron también aquel cartel publicado por el señor don Antonio i que nosotros, como otros muchos, creyeron obra de otra cabeza, hablamos de aquel aviso, modelo de cultura i de decencia, en que el señor Palazuelos don Antonio, usando del lenguaje de la parte mas soéz i embrutecida de nuestra sociedad, nos dijo falsarios i ladrones.

Ahora, pues, vamos a publicar por qué el señor Palazuelos, nuevo Aquiles, con ei invulnerable carácter que reviste, nos echa en cara el haber falsificado la firma del señor Tagle i la de su hermano. Risueltos a no dejar impune tamaña injuria, redactada en términos atroces i asquerosos, acudimos a los tribunales a pedir la reparacion del ultraje inferido i el consiguiente castigo al calumniador. Creímos que el fallo seria tal que, poniendo un freno saludable a las procacidades i a la mentira, quedase vengado