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SESION EN 28 DE AGOSTO DE 1843
19. Item. Para suscricion a varios periódicos i para costear la publicacion de la redaccion taquigráfica de las sesiones de ámbas Cámaras $ 16,000

Se levantó en este estado la sesion; no pudo continuarse a segunda hora por haberse ausentado ocho de los señores Diputados. —Pinto. —R. Renjifo.


SESION DEL 28 DE AGOSTO[1]

Aprobada el acta ue la sesion del 26, se dió cuenta de una solicitud particular, que pasó a la Comision de Justicia. El señor Ministro de Guerra i Marina leyó su Memoria en que dá cuenta al Congreso de los diversos negocios confiados a su cargo.

Continuó el exámen del presupuesto del Ministerio del Interior i Relaciones Esteriores. Se puso en segunda discusion la partida 16.

El señor Palazuelos tomó la palabra i dijo mas o ménos, lo que sigue: Despues de haber oido el discurso que el señor Ministro pronunció en la sesion anterior contestando a mis argumentos contra la proteccion que da el Gobierno a ciertos individuos, me ha parecido que no acerté a hacerme comprender del señor Ministro.

Si no estoi mui engañado, todo aquel discurso, reducido a su verdadera espresion importa, 1.° un himno entonado a la libertad del pensamiento, i 2.º otro himno a la esperanza de que exista esta libertad por medio de la suscricion que da el Gobierno. Yo no me cansaré, señor, de repetirlo: soi mui partidario de la institucion de la prensa; mas no es ahora ocasion de alegar razones en pro ni en contra de ella. Se trata de aprobar una partida de gastos que el Gobierno pasa a la lejislatura con el objeto de protejer a cierto número de impresores. Seria, pues, necesario para aprobar esta partida, que se manifestase que la proteccion de ese corto número estaba identificada con la libertad del pensamiento. Pero, ¿puede concebirse que el pensamiento de cuatro o cinco, represente la libertad del pensamiento de la nacion? ¿Puede creerse que cuatro o cinco impresores, sin conocimiento de sus ideas, sostenidos en oposicion al silencio de la nacion, representen el pensamiento de esta nacion? Si esta calla ¿por qué calla?... Si las necesidades de toda la República estuviesen identificadas con las de Santiago, yo convendria, señor, en esta proteccion; pero esta identidad no existe. Digo mas, si los individuos a que hoi proteje el Gobierno perteneciesen a una clase a quien estuviesen confiados los intereses políticos, morales, intelectuales presentes i futuros del pais; si estes individuos comprendiesen esos mismos intereses, todavía me conformara; pero como quiera que el Gobierno aprecie a esos individuos (yo tambien aprecio mucho el corto número de escritores que conozco, o mas bien diré al corto número de escritores chilenos que conozco i quienes son mis amigos) pero por mucho que les aprecie el Gobierno o el pais; por mucho que encarezca yo sus luces i patriotismo ¿tendría la locura de reconocerlos como los órganos lejítimos de los intereses de mi pais? por ser mis amigos ¿no creeria que pudieran equivocarse al espresar las conveniencias públicas? Pero vamos a la cuestion. Lo que combato es nó a la prensa libre, sino la prensa asalariada como está en Chile. Si se ha incensado la libertad de la prensa, no me arrodillaré ante sus altares. I yo pregunto: ¿es compatible con esa libertad el salario de un corto número de empresarios o escritores? Identificada esa libertad con el salario del Gobierno, ¿se les exije acaso alguna condicion a los empresarios? Se dirá que esa proteccion no se concede sino al escritor que hace mejoras al pais; mas yo pregunto ¿cuáles son esas mejoras? ¿dónde están?... ¿No vemos a esos mismos periódicos empeñados en suscitar quimeras, turbulencias i disenciones en las familias? Ya lo dije en la sesion anterior, ¿no hemos visto a uno de esos periódicos ocupado en corromper la moral pública, en atacar la base de nuestro Gobierno, la unidad? Yo preguntaria al Gobierno ¿para este fin presta usted auxilio a los escritores?...

Me dirá que nó, que este es un abuso, i yo le diré entónces que él es la causa del mal; pues él lo proteje, i sin esta proteccion el mal no existiría. Creo pues que para aprobar la lei, es necesario que esta proteccin del Gobierno se dispense en favor de aquellos que presten servicios públicos.

Volviendo a la primera parte del discurso del señor Ministro que yo considero, vuelvo a repetirlo, como un himno entonado en honor de la libertad de la prensa diré: pero... seria mejor que no tocase este asunto... pudiera hacerse cargos. Mas, el momento es oportuno i debo aprovecharme de él. Yo no puedo negar la constante aprobacion que presté a los actos de la administracion pasada, i me considero mui honrado de esta aprobacion, como me honro, tambien, de haber prestado servicios a la aurora del pensamiento de mi pais. Entónces he tenido ocasion de hablar sobre un réjimen correccional; entónces vimos comprimida la libertad de la prensa, i el señor Ministro no desaprobó esa mordaza de fierro que se ponia a aquella reina celestial; el señor Ministro, vuelvo a repetirlo, no la desaprobó i yo en tales circunstancias hubiera hecho lo mismo que hizo el señor Ministro. Ahora pregunto: ¿cayó Chile como Venecia, cesaron sus progresos por estas circunstancias? ¿Su

  1. Este documento es tomado del periódico El Progreso correspondiente al 30 de Agosto de 1843, núm. 243. —(Nota del Recopilador).