Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo XXXII (1843).djvu/40

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
36 CÁMARA DE DIPUTADOS

creto, son ciertamente ridiculas, i aun cuando fueran fundadas, el mal que podria resultar de la publicidad, es problemático, o cuando mas perjudicaría a un círculo de hombres, miéntras que el que resulta a la nación del sistema opuesto, es real i grave, de cualquier modo que se considere. Pero nos hemos estendido demasiado ántes de caer sobre el tema de nuestro artículo, la publicidad de las sesiones del Congreso, que la consideramos todavía mas necesaria que la de los actos del ministerio, no tanto porque las Cámaras tienen el deber incuestionable de dar cuenta de sus operaciones i del modo que cumplen la augusta mision que se les ha encomendado, no tanto porque el pueblo tiene en las Cámaras una salvaguardia contra los excesos del ejecutivo, cuanto porque esa publicidad contribuye poderosamente para formar los hábitos i sentimientos democráticos, i sobre todo para educar a los gobernadores, inspirándoles el sentimiento de su dignidad, el conocimiento de sus derechos i el respeto por los depositarios de la autoridad, unido con la conciencia de las dificultades que hacen onerosas sus funciones. Con efecto, cuando el individuo se acerca a una Cámara i se hace cargo de sus trabajos, viene en cuenta de que no es tan fácil gobernar i dar leyes como se piensa comunmente, i viendo por sí mismo las dificultades, se resigna, espera i respeta a los que están encargados de su felicidad; i si no son dignos de respeto, siente palpitar su corazon con un ardor indefinible, se lanza al porvenir i se dice: cuando haya elecciones he de trabajar por otros que sean mas capaces i mas dignos: he aquí el jérmen de! espíritu público, que a la larga viene a desarrollar todas sus consecuencias i a hacer felices a los pueblos.

Pero la admision del público a los debates lejislativos, no basta para consultar esa publicidad, principalmente entre nosotros, en donde es cortísimo el número de ciudadanos que tiene tiempo i voluntad de asistir a esos debates, i de ordinario sucede que no se ve un solo individuo en la barra de nuestras Cámaras: no corresponde, pues, este medio a la publicidad que se ha pretendido o aparentado dar en Chile alas sesiones lejislativas. I aun cuando fuera aquí tanto el espíritu público de los santiaguinos que se llenase la barra en cada dia de sesión, todavía no estaría consultada la publicidad nacional, pues que las provincias quedarían ignorantes de lo que se dice i hace sobre ellas; i no se diga que es corto el número de personas capaces de instruirse en esos pueblos de lo que pasa en los debates de las Cámaras, porque no es un obstáculo ni un argumento contra la publicidad, ántes bien, ese número de personas pronto se aumentaría i los pueblos caerían en cuentan lo que son las Cámaras, que hoí no conocen i cuyas funciones son para ellos una farsa, un espectáculo que pasa allá a lo lejos i cuyas formas no divisan siquiera.

No hai pues, otro medio que produzca la publicidad del modo que se desea para el bien de la nacion que el usado en todo el mundo civilizado la publicacion testual por medio de la prensa de las actas i procesos verbales, esto es, de todo lo que se hace i se dice en cada sesion de las Cámaras. Comunmente se ha descuidado este deber i se ha dejado a los periodistas la libertad de tomar apuntes en las sesiones mismas para publicarlos en sus papeles, i esto mismo se ha practicado alguna vez en Santiago, pero semejante proceder es una omision criminosa de parte de las autoridades, porque se permite que la nacion torne esclusivamente conocimiento de sus negocios por conductos que son tanto menos dignos de fe, cuanto que no son auténticos, cuanto que no ofrecen garantía alguna i cuanto que por mil circunstancias accidentales, pueden no ser la espresion fiel i verdadera de lo ocurrido en los debates. I aun suponiendo que se diese por este medio una noticia fiel de las sesiones, lo que no es difícil; como esa noticia carece de autenticidad, los Diputados pueden desmentirla, pueden negar lo que dijeron i sostuvieron ellos mismos: así sucedió con el Semanario,que tomó a su cargo llenar este vacío: seria fácil que a veces se equivocara en su redacción, pero sucedía que cuando era precisamente mas fiel se le tachaba de embustero. El medio éste, es pues sobrado imperfecto, no queda otro que el de la publicacion por secretaría de las actas i procesos verbales, como lo hemos dicho: entonces seria auténtica la noticia i verdadera, porque cada Diputado podria rectificar fácilmente sus discursos, no importa que esta publicación se hiciera en un papel destinado a ello o en cualquiera otro periódico de los de especulacion particular. De todos modos no podria costar al erario sino una cortísima cantidad de pesos. I si alguna vez exijiese una necesidad imperiosa el secreto del debate, no seria difícil omitir la publicacion de la pieza que contuviese la sesión secreta.

Pero, parece que nuestras Cámaras no quieren convencerse de esta necesidad, puesto que todavía no toman medida alguna para hacer verdaderamente públicas sus sesiones. Por esto, aunque el medio es peligroso, nos vamos a atrever nosotros a publicarlas en nuestro diario.

No será posible que lo hagamos detalladamente, sino en estrados, fijándonos en los discursos que, a nuestro juicio, sean mas importantes. Conocemos bien las dificultades de la empresa, i si erramos, no será por mala fe, ni será nuestra la culpa, lo que problaremos estando siempre dispuestos a publicar las observaciones que los señores Senadores, Diputados o cualquiera otras personas nos remitan, corrijiendo nuestros estrados. Esto parece lo mas que podemos hacer en obsequio de la necesidad que nos proponemos satisfacer.

Lo repetimos: tenemos la íntima conviccion de que las Cámaras debian allanar todos los obstáculos que hasta aquí se oponen a la publi