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42 CÁMARA DE DIPUTADOS


Núm. 41

Excmo. señor:

El ciudadano José Silvestre Lazo, con el mayor respeto represento ante V. E. que desde el año diez en que tuvo principio nuestra revolucion, fui uno de los que entraron en ella asistiendo a todas las reuniones populares que se hicieron para mudar gobierno. Son notorios a toda la República mis servicios sin esceptuar clase ni ramo, fue el primer rejidor nombrado por el gobierno patrio, procurador de ciudad, juez de las causas revolucionarias, asesor i secretario del Cabildo, jefe de las fuerzas que marcharon a los Andes por una revolucion que allí se hizo a favor del reí, secretario despues del Gobierno en que despaché los tres Ministerios por siete meses, emigrado en 1814 i vuelto en 1817, me nombraron presidente de descuentos a mas de ser procurador de ciudad, en seguida Ministro de la Corte de Apelaciones por mas de seis años, plenipotenciario cerca del Gobierno de la República Arjentina, juez letrado de Valparaíso por cinco años, Ministro de la Corte Suprema de Justicia, Diputado desde el primer Congreso hasta el año 28 en todos ellos, escepto uno. Estos destinos los desempeñé no sólo sin tacha sino a satisfacción de los gobiernos i del público.

En el año 30 hallándome de Ministro de la Corte Suprema fui separado por discusiones políticas i jamas habria quitado el tiempo a la lejislatura si una serie de sucesos desgraciados no hubiera reducido mi suerte al estado mas deplorable cuando me encuentro en el último tercio de mi vida. Estas circunstancias me obligan a implorar a los Representantes de la Nación un auxilio que sirva de alivio a mi ancianidad. Creo pues que mis servicios me hacen acreedor a una jubilacion de cualquiera de los empleos que he obtenido o una pension piadosa en consideracion a mis méritos; no estoi en el caso de impetrarla de justicia sino de mera gracia que espero se conceda a uno de los fundadores de la Independencia.

Seria escusado presentar credenciales de lo espuesto cuando son notorios a todo chileno mis servicios i desgracias. Así: A V. E. suplico se digne acceder a mi solicitud que en gracia espero de su alta benignidad. —José Silvestre Lazo. Junio 7 de 1843. —Arlegui. —A la Comision Calificadora de Peticiones.


Núm. 42

Soberano señor:

Juan Francisco Zegers, con el mas profundo respeto, ante Vuestra Soberanía, se presenta a solicitar de vuestra magnanimidad un acto de justicia. Para fundar su peticion séale permitido al esponente ofrecer a este augusto cuerpo, digno representante de la nacion, una breve reseña de los servicios prestados por él a la República, i de las circunstancias especiales que le acompañan, i que en su humilde concepto lo autorizan.

A los treinta años de una carrera honorífica hecha en España i en Francia, el que suscribe hallándose en Lóndres, con licencia del Gobierno francés, a donde le condujeron asuntos particulares, fué solicitado por el Ministro Plenipotenciario de Chile, cerca de aquella corte, para que prestase sus servicios a esta Repúhlica. En vista de los poderes amplísimos que dicho Ministro le manifestó, i de las promesas que le hizo a nombre de su Gobierno, accedió el suplicante a sus propuestas, i al momento entró a desempeñar la secretaría de la legacion pasando poco despues a Chile en 1821 a hacerse cargo del empleo de oficial mayor del Ministerio de Relaciones Esteriores. Para admitir estos destinos tuvo el esponente (en los momentos mismos en que acababa de recibir el diploma de caballero de la orden de San Luis) no solamente que renunciar el honroso cargo de capitan archivero de la primera division militar, que servia en París, con un sueldo de $ 1,200 anuales, teniendo ademas el prívilejio de educar gratuitamente a sus hijos en uno de los colejios reales, sino también todos sus derechos adquiiidos durante su larga i brillante carrera. Renunció mas: las ventajosas ofertas que el vice-Presidente de Colombia, don Francisco Antonio Cea, antiguo compañero suyo en España, le habia hecho poco ántes, para que se trasladase a aquella República. Todo lo espuesto hasta aquí consta por los documentos justificativos núms. 1, 2, 3, i 4 que se acompañan i acreditan que el infrascrito no vino al pais como otros estranjeros a buscar fortuna impelido por la necesidad sino por amor a los principios liberales, i con el deseo sincero de contribuir con sus esfuerzos al sostenimiento del orden i progresos de la nacion, circunstancia que talvez ningún otro puede comprobar como el infrascrito con documentos fehacientes tales cuales son los de los núms. 1, 2, 3 i 4.

Esta ocurrencia por sí sola, sin añadir las que espongo a continuacion seria bastante para constituir al esponente en mejor condicion que a los demás forasteros, entre los cuales varios han conseguido reformas pingües. Omitiendo a otros citaré al comandante de navio Wooster, al coronel Acosta i a don Victoriano Garrido, cuyos méritos para con la patria por incontestables que sean no cree el solicitante accedan al que él contrajo abandonando las ventajas de que disfrutaba en España para abrazar la suerte de un pueblo cuyo porvenir era entónces incierto. En virtud de los ofrecimientos del Ministro Plenipotenciario, quien a mas de asegurarle seria empleado en el destino que desempeño hasta Abril de 1830, agregó que a su llegada el Go