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68 CÁMARA DE DIPUTADOS

la armonía en la familia chilena, no puedo dudar del éxito de una solicitud apoyada en la mas estricta justicia i garantida ademas por el patriotismo de un cuerpo que, representando dignamente los intereses de la nacion, sabrá apreciar los justos clamores de la familia de un ciudadano que no ha dejado otra fortuna que los recuerdos de su vida pública. En esta virtud, A V. S. suplico que tomando en consideracion los fundamentos espresados, se sirva declararme, por via de gracia, la cantidad que considere conveniente al alivio de la penosa situacion a que he quedado reducida por la fatal sentencia que obtuve en el juicio sobre los emolumentos que correspondían a mi marido como Ministro de la Suprema Corte de Justicia.

Es gracia, etc. —Mercedes Larrañaga.


Núm. 52

Excmo. señor:

Juana Silva, ante V. E. respetuosamete espone: Que soi la desgraciada viuda del teniente de infantería de ejército i ayudante del Estado Mayor del estinguido Ejército Restaurador del Perú, don Mariano del Sol; es la esposa desvalida de este honrado militar, muerto en aquella campaña la que desde el tremebundo mar del infortunio en que quedó sumerjida con tal fatal acontecimiento, eleva su dolorido clamor, implorando gracia a los piadosos oidos de V. E. i de la honorable Cámara que preside. La justicia con que llego a solicitarla no está apoyada en ninguna lei escrita; pero sí lo está en la conciencia de V. E. misma, i en el corazon patriota de cada uno de los señores representantes que componen ese Soberano Cuerpo, Porque ¿qué viuda, Excmo. señor, podrá solicitar con mejores títulos una pension piadosa que aquella que ha perdido su esposo en defensa del honor nacional, que lo vió llevar su noble entusiasmo hasta el estremo de sacrificar la vida en las aras de la patria, dejándola cargada de hijos sin mas amparo que el cielo ni mas patrimonio que la fria caridad o la miseria? A la verdad era el año 837 cuando el Supremo Gobierno con fecha 18 de Abril, tuvo a bien espedir a mi espresado marido el despacho de Contador de Marina de segunda clase, en I.° de Julio se le nombró oficial 2.° de la misma Comisaría i el dia 21 del mismo mes i año se decretó que pasase a continuar sus servicios a la del Ejército Restaurador. Pero mi referido esposo, no era de aquellos ciudadanos que viendo comprometido el honor de la nacion en la justa guerra que se hacia contra el tirano usurpador de las repúblicas hermanas, pudiese permanecer en un destino pasivo haciendo sólo un papel secundario entre los valientes que marchaban a derrocarlo. Nó, Excmo. señor, el alma de mi marido era de otro temple i por lo tanto despreciando la ventajosa ocupacion en que permanecía, destrozando las fuertes ligaduras con que la naturaleza la ataba a su familia i arrastrando valeroso los peligros, las penalidades i miserias que necesariamente deberían perseguirle en el curso de la campaña, obtuvo en 25 de Mayo de 838 el despacho de teniente de infantería de ejército i con la misma fecha fué adicto en calidad de ayudante al Estado Mayor del Ejército Restaurador del Perú. Al poco tiempo de haber prestado sus servicios en tal empleo contrajo una enfermedad mortal que lo condujo al sepulcro, quedando por consiguiente yo i mis j hijos sin derecho alguno al monte de piedad i 1 en el mas completo desamparo. Tal es la posicion aflijente en que a nombre de una familia desgraciada, cuyo padre hizo en defensa de la nacion hasta el último de los sacrificios, el de su propia existencia, tal es repito, la triste situacion en que me acerco a V. E. i por su digno conducto a cada uno de los miembros del Soberano Congreso, solicitando que se me declare alguna pension para sobrellevar la vida i alimentar a mis hijos fuera de tanta escasez i tanta angustia.

Para su efecto, a V. E. suplica se digne así mandarlo. Es gracia que implora reverente, Excmo. señor. —Juana Silva de del Sol.


Núm. 53

Excmo. señor:

Don José Jiménez de Guzmán, Teniente Coronel de ejército, con el debido respeto me presento i digo: que el legajo de documentos que acompaño patentizan de un modo mui especial i los servicios que me cupieron en la causa sagrada de la independencia de Sud-América. Inmediatamente que se proclamó la libertad corría presentarme a la Excelentísima Junta del Gobierno, ofreciéndome servir sin sueldo en el batallon de infantería que debia levantarse contribuyendo a mas con el vestuario para dos o tres soldados i esto se demuestra del honroso documento de fs. 1; desde luego me dediqué por comision del Gobierno en el arreglo del Parque de Artillería, en surtir los almacenes bajo costosas dilijencias, de vestuarios, monturas, etc., asimismo puse con toda actividad doscientos hombres a trabajar en la Maestranza, metrallas, cartuchos i cuanto conducía al mejor éxito de la guerra.

Sobrevino la emigracion del Sur i se me comisionó para atender la hospitalidad i tuve que atender i cuidar mas de siete mil almas, empeñarme en toda clase de arbitrios para subvenir a todas sus necesidades, concillando en todo la equidad i beneficio del Estado.

Los documentos de fs. 2 a 11 manifiestan un tanto la continua ocupacion que tuve en el servicio público i que escuso individualizar por la referencia que se ve a fs. 6. Acaeció la desgra