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Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo XXXIV (1844).djvu/444

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CÁMARA DE DIPUTADOS

El consumo indudablemente aumenta en razon del bajo precio a que la especie se presenta en el mercado, i este aumento de consumo mas bastaria para llenar la falta que produjese el consumo de tabaco estranjero, en consideracion al que se consumiria producido en el pais. No creo se me negará que esta produccion pueda ser instantánea. Tambien se me concederá que el tabaco producido al principio en Chile nunca será de tan buena calidad que pueda servir a los consumidores en jeneral, sino sólo a aquellos que prefieren la abundancia del mercado a la calidad de la especie; así es que el aumento de consumo entrará llenando este desfalco que sufrirá la renta de aduana por una disminucion aparente de la demanda, aun cuando sólo se considerase el tabaco chileno consumido i no se tuviese en consideracion que tambien aumentaria el gasto que se hiciese del tabaco estranjero; pues calculando así, está perfectamente reemplazada la renta del estanco por la de imposicion de un fuerte derecho de aduana. Se ahorrarian de este modo cerca de $250,000 que cuesta anualmente el sosten del Estanco; el pueblo estaria mejor servido i no se pondrían en pugna nuestras instituciones con la ilustracion del siglo i los consejos de la ciencia económica. Para probar mejor este hecho, para ponerlo mas en realce, citaré algunos ejemplos:

En Inglaterra la rebaja de un cincuenta por ciento sobre los vinos en el año de 1825 produjo en el mismo año, un aumento de entrada fiscal por este ramo de mas de un cincuenta por ciento.

En España producía el Estanco al fisco en los años anteriores sólo 25 millones de reales. Se ha rematado el año, actual en 125 millones de reales; i este aumento en la renta sólo proviene de la mayor capacidad e interes que los particulares pueden poner en una especulacion cualquiera.

En Francia aumentó la renta de tabacos por aduanas en el término de ocho años desde que se suprimió el Estanco, seis tantos mas de lo que producía por el monopolio.

En Venezuela, tomando una serie de ocho años, encontramos que ántes de la supresion del monopolio, de los diezmos i otras contribuciones, la entrada fiscal era en cuatro años, de $5.843,706.18 centésimos; en los cuatro años siguientes a la supresion de esas contribuciones, bajaron es verdad las entradas a $4.938.500.6 centésimos; mas en el periodo de los cuatro últimos años han ascendido las rentas a $8.761,525.82 centésimos, es decir un tercio mas de lo que producían ántes de la supresion de rentas tan onerosas i perjudiciales.

Estos son hechos que tomo de naciones que ciertamente se pueden presentar por ejemplo; una de estas es una hermana que va a paso breve por el camino de las luces i de la prosperidad; esta la ha encontrado en reformas útiles i convenientes ¿i por qué no hemos de seguir sus mismas huellas? ¿por qué en Chile ha de ser malo i perjudicial lo que para otro pais es próspero i benéfico?

Miro pues, como una verdad evidente, que la supresion del Estanco, léjos de disminuir nuestras rentas las aumenta; que mejora la situacion del pueblo, i que pone nuestro sistema de rentas mas en uniformidad i conservancia con la Constitucion i con los deseos bien manifestados en Chile. A mas de eso, se ahorraría la gran pérdida que resulta del deterioro anual de las especies estancadas, que ya en el año de 1843 alcanzaba a $483,261.1 centésimo; se ahorraría el gran costo que trae al fisco la administracion.

Todos estos males destruyéndose, redundarían en beneficio público; la nacion ganaría inmensamente, lo que tiene de gravoso para el erario el monopolio, i éste seria nulo, si el comercio del tabaco pasase a manos de particulares; pues no sólo un Gobierno no puede jamas ser buen comerciante, sino que ni aun le es dado poner a la cabeza de estas especulaciones, funcionarios que llenen hasta tal punto su deber, que puedan suplir el interes particular que mueve al que sólo se contrae a especulaciones propias.

Los empleados del Gobierno nunca pueden tener aquel amor e interes por la cosa pública que pone el individuo en todo aquello a que se consagra como medio de adquirir su subsistencia o de aumentar su fortuna.

Por último, permítaseme recordar a la Cámara lo que el señor Ministro de Hacienda nos dijo en su Memoria presentada el año anterior. Si en 1842, dice el citado Ministro, halagado por la esperanza de disminuir la deuda estranjera, recomendaba al Congreso la necesidad de no limitar los gastos, aunque quedasen temporalmente desatendidas las mejoras que el pais reclamaba, hoi que las circunstancias son tan distintas; hoi, que despues de satisfechos los dos dividendos correspondientes al año actual, tenemos en Europa o navegando con este destino, cerca de setecientos mil pesos sin poderles dar empleo; hoi, en fin, que apénas hai en el mercado de Lóndres a subido precio una escasa oferta de los bonos que representan nuestra deuda, no debe parecer estraño ni llamarse inconsecuencia, opine de diverso modo i creo ha llegado el caso de proveer a las exijencias mas urjentes de la sociedad". —¿I cuáles, digo yo, serán esas necesidades urjentes de la sociedad chilena? ¿No será el mejorar la condicion del pueblo? ¿No será propender a su bienestar? ¿Aumentar la riqueza nacional no es aumentar las rentas del tesoro? ¿El pueblo no se enriquece en cuanto adquiere i economiza? ¿La supresion de esta renta no lo pone en situacion de adquirir por una parte i economizar por otra?

Por otra parte ¿no es una vergüenza para Chile, con la pretension de presentarse como mode