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CÁMARA DE DIPUTADOS

llenar con fidelidad sus compromisos, i por otra al bajo intetes que ganan los capitales en aquel emporio de las riquezas, he ordenado a nuestros ajentes suspendan por ahora dicha amortización, cuya órden podrá revocarse si cesase el motivo que la ha dictado.

Cerrado este medio de dar un empleo lucrativo aparte del sobrante de nuestras rentas i pudiendo estos caudales prestar útiles servicios en el seno del pais, favoreciendo i vigorizando nuestra industria débil i necesitada en los primeros pasos que empieza a dar despues del letargo en que yacía, el Gobierno adoptará lo mas breve posible, sin perjuicio de examinarla detenidamenta, una providencia que sin esponer los fondos nacionales, dé alivio a algunas necesidades públicas.

Intimamente convencido el Gobierno de la vital importancia de este punto, jamas se ha mostrado impasible espectador de ese pronunciado deseo de mejorar de condicion que preocupa todas las clases del Estado, i por eso se ha hallado siempre dispuesto a no esterilizar por incuria o desaliento tantos jérmenes de poder i de ventura como tiene la República en el seno de sus ricas montañas, en la superficie de su suelo feraz, en la benignidad de su variado clima, en el carácter laborioso de sus habitantes, inapreciables dones con que el cielo lo ha dotado con largueza.

Si el Congreso i todos los que no cierren los ojos a la luz, todo aquel que no tenga e pertinaz empeño de ver faltas donde no existen, conocen la verdad i pureza de tales sentimientos, si el Gobierno tiene la conciencia de ellas, ¿con qué visos de hidalguía puede hacérsele el blanco de tiros suavizados por la urbanidad en la forma, pero terribles en el fondo haciendo pesar sobre él las faltas que no son suyas?

Uno de los cargos que se le hacen, con el acento del patriotismo alarmado, i que son una sola pincelada del cuadro lúgubre que se traza de la República, mas parecida, segun unos pocos, a la imájen de un cuerpo exánime que a un pueblo lleno de vida i de esperanzas, es de que Chile nada produce: i esto se dice en presencia de tantos millares de testigos intachables i con toda la seguridad que inspira el pleno conocimiento de los hechos.

A pesar de esta aseveracion tan desfavorable como equivocada, mui difícil sino imposible seria presentar un dato siquiera que la comprobase. Si en apoyo de lo que se pretende sostener se supone que las pastas que de nuestras minas se esportan, en particular el cobre que de algun tiempo a esta parte es un artículo de gran consideracion, no son productos de la industria chilena, si no lo son tampoco los productos cereales cuyos sobrantes suelen alimentar en gran parte a un pueblo vecino; curioso fuera averiguar cómo se esplicaria el fenómeno económico que, siendo evidente aquel aserto, debe operarse en Chile: tal es el de consumir tarrtos artículos de importacion estranjera sin dar en retorno su valor.

Economistas profundos han combatido i pulverizado la idea estrecha i absurda de que nada empobrece tanto a una nación como las importaciones, demostrando victoriosamente que un pueblo sumido en la miseria i la nulidad, que nada produce, no puede comprar artículos de la industria estranjera, porque las naciones, como los individuos, nada obtienen sin dar el equivalente.

Como éstas, son muchas de las inculpaciones que de vez en cuando se hacen al Gobierno i en particular al Ministerio de Hacienda, i si en ellas hai sanidad de intencion, se echan de ménos comprobantes que las justifiquen.

Acúsesele en horabuena ante el Tribunal de la opinion pública de sus propios desvíos, pruébensele con hechos, no con popios i desvirtuadas declamaciones, sus abusos; pero no se le haga la notable cuanto cruel injusticia de atrihuirle las desgracias que ni ha provocado ni podido evitar. Si fuera cierto, como se propala, que hai amagos de una crisis comercial (que es otro de los cargos), si es efectiva la paralizacion que se deplora en nuestro comercio interior, signo precursor de aquélla, no se achaque inconsideradamente al Gobierno semejante calamidad.

Si se sienten embarazos pecuniarios, si se ha perdido en parte aquella confianza i buena fe que era el alma del comercio en tiempos no mui remotos, la causa no es un arcano misterioso. El ojo ménos perspicaz la descubrirá en los desaciertos de especuladores atrevidos; en la imprevision de algunos capitalistas en colocar sus caudales en manos inespertas i dilapidadoras; en la escala siempre ascendente que el lujo recorre i que, para satisfacer su fatuidad i su locura, arrebata injentes sumas a todas los ramos de la industria; a la mala fe, en fin, con que algunos se alzan con la ajena fortuna, acojiéndose a la inmunidad de una bancarrota.

Ahí está el oríjen de los males que, sin dejar de ser ciertos, se abultan por error o cálculo; i a los representantes del pueblo toca curar las heridas que al cuerpo social causa semejante trastorno de ideas, sin que el Gobierno rehuya la parte que le cumple en obligacion tan sagrada.

Santiago, 9 de Setiembre de 1844. —L. R. Irarrázaval.


cuenta jeneral de las entradas i gastos de la república en el año de 1843:
Existencia del año anterior
Cargo
En un billete de la deuda anterior $ 6.375.
En deudas i