son útiles a veces al Erario público; pero hai ciertos casos en que tengo necesidad de hablar en contra.
El Gobierno ha señalado el 4% por el catastro, papel sellado, etc., con concepto a que se diese un 3% para esos espendedores, quedando mui poco o nada para los rentados. Pero la Comision parece que quiere estinguir estos premios, lo que no puede ser de ningun modo.
El señor Egaña. —La Comision ha querido, señor, que a los empleados que tienen dotacion fija se quite la gratificacion, i que esa parte entre al Fisco. Los que no tienen tal dotacion es justo que gocen ese premio, porque alguna cosa se les ha de dar; pero nó los empleados rentados de las oficinas. Así es que si éstos tiran un 1% se suprimirá con beneficio del Tesoro público.
El señor Presidente. —Yo no sequé parte tiran estos empleados, pero ya ha espuesto el señor Senador bastante el pensamiento de la Comision. En fin se pregunta a la Sala si se aprueba o no la partida tal como está en el Presupuesto. Los señores que estén por la observacion de la Comision, negarán su voto a la partida.
Se procedió a votar i fué desechada la observacion i aprobada la partida por ocho votos contra cinco.
Se aprobó también la partida 23 de gastos en fletes i arrendamiento de almacenes; i se suspendió la sesion.
A segunda hora se leyó un oficio de la Cámara de Diputados, en que anuncia haber reelejido para Presidente i Vice-Presidente a los mismos que funcionaron en el mes anterior; i se mandó acusar recibo i archivar.
Se puso en discusion particular el artículo primero del proyecto de lei sobre autorizar al Supremo Gobierno para la compra de buques. El tenor del artículo es como sigue:
▼"Artículo primero. Se autoriza al Presidente de la República para contratar la construccion de un vapor de 900 toneladas, i de dos buques de vela del porte de 240 cada uno."
El señor Presidente. —El año anterior fué aprobado este proyecto en jeneral, i por consiguiente se pone ahora en discusion particular.
El señor Aldunate. —Si algún señor Senador quiere algunos datos sobre la materia, estoi pronto a darlos, porque los tengo a mano.
El señor Egaña. —El Aquiles ¿de cuántas toneladas es?
El señor Aldunate. —De quinientas.
El señor Presidente. —Sobre esta cuestion tengo un modo de ver particular, que no me atrevo a presentar como indicación, porque creo que un vapor es insuficiente, i no convendria que nuestra fuerza marítima consistiese esclusiva mente en un solo buque, ni serviría por otra parte para formar la educacion de marineros i oficiales, como se propone por fundamento.
La segunda parte del artículo diríjida a que se compren dos buques menores construidos en Europa, también me ofrece dificultades, porque de estas construcciones no tengo mucha confianza. La Chile ha costado mucho, un injente caudal; i aunque el individuo que la contrató estaba animado del mejor celo, no tuvo sin embargo todos los conocimientos necesarios. Así es que está en estado de considerarse inútil, i no podria hacer un viaje sin ofrecer justos temores. Si estos buques menores de que habla el artículo, se trabajasen en Chile, para mí seria lo mas conveniente i oportuno, i aunque se dice que no tenemos todos los preparativos necesarios, no creo difícil obtenerlos. Mi opinion es que un buque de vapor no es el mas a propósito para formar lo principal de nuestra marina nacional, i que los buques menores no deben hacerse sino en nuestro pais, para que reporte esa utilidad: tenemos buenas i excelentes maderas; no faltan constructores chilenos, i aunque no los hubiera, se podrian mandar traer. Estas no son mas que indicaciones; pero yo sentiría mucho que el Gobierno mandase hacer tales buques a Europa pudiendo construirse mui bien en Chile.
El señor Aldunate. —Es indudable que en el pais se podrian construir buques, pero tambien es cierto que actualmente no se podrian construir buques de guerra buenos, sin estar preparados de antemano los elementos necesarios; porque, dígase lo que se quiera de las maderas recien cortadas del monte no puede salir un buque bueno, i en Europa tienen preparados estos útiles de mucho tiempo atrás como es necesario. Es cierto que no debemos perder de vista este objeto en Chile i que conviene irnos preparando para facilitarlos, pero eso quiere decir que será sólo desde ahora, para que se trabajen buques dentro de ocho o diez años; de otro modo no serian buenos, yo puedo citar un ejemplo: en Chiloé se ha construido un buque de guerra, talvez el mejor que se ha visto en nuestras costas, pero ¿que ha sucedido? que a los dos años se imposibilitó por causa de las maderas. Un caso no puede servir de regla. Es cierto que la fragata Chile ha suftido por sus defectos, pero este mal no se debe temer ahora, porque hai muchos medios para obtener estos buques tan buenos como se desean.
Respecto del vapor los planes del Gobierno no son aéreo. S. O. compramos un buque como la fragata Chile o tenemos un vapor como el que se propone. Un buque como aquel costaría 400,000 pesos, un buque como la fragata Chile necesitaría trescientos marineros i se gastarían en él ochenta mil pesos al año miéntras que un vapor demandaría un gasto de treinta i seis mil pesos.
Un buque de esta clase no necesita viento para navegar, como el de vela; un buque de vapor puede internar en las bahías i caletas cuando quiera; puede conducir tropas con mucha facilidad de un punto a otro; i en fin, por