Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo XXXVI (1845).djvu/172

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
172
CÁMARA DE DIPUTADOS

tar esta estadística seria mui bueno conseguirlo; porque, como he dicho, el Gobierno carece absolutamente de elementos suficientes para proporcionarse datos seguros. Se han atenido a lo que el señor Domeyko ha dicho acerca de la cantidad que se necesitaría, sin fijarse precisamente en que esa necesidad quedaria la misma en proporcion del carbon estranjero que consumirian los minerales del norte respecto a la cantidad que nos darian las minas del sur. Entiendo que el señor Domeyko, si ha habido un error de pluma, o si ha habido un error cualquiera, el señor Domeyko lo que ha querido establecer es una proporcion entre las necesidades de aquellas provincias i el medio de satisfacerlas; pero que estas necesidades quedarian siempre lo mismo, quedarian infinitamente superiores a los recursos que podemos hallar en el sur para satisfacerlas, í esto basta.

Por otra parte, el señor Diputado que acaba de hablar se ha fijado precisamente en lo que podemos llamar conjeturas. Si el señor Domeyko ha hablado tambien de todos los minerales que están sin trabajo por falta de combustible, i de los hornos que podrian construirse para poner inmediatamente este beneficio tan luego como se obtuviese la cantidad de combustible necesario, ahora pregunto yo, suponiendo que las minas de Concepcion, como he dicho ántes, diesen todas las cantidades de carbon que se necesitan, suposicion que es imposible ¿qué habria perdido el pueblo?

Primeramente que esta cantidad no la tendremos hoi i que tampoco la tendremos mañana; i no seria ésta una razon bastante para esperar que se pongan a la vista los medios necesarios para conseguir esa cantidad, los capitales, los obreros i hasta los objetos i métodos de trabajo que se hubiesen introducido en el pais. Seria, pues, preciso que estuviesen ya mui al cabo de estos conocimientos para esperar de pronto o en un término dado un producto cualquiera, un producto considerable de este ramo de industria; pero cuando nada de esto vemos, sucederia necesariamente que las provincias del sur se harian tributarias de una incesante esperanza, de una esperanza que yo llamaré ridícula.

Se ha dicho que sólo se espera en el sur un favor cualquiera a este ramo de trabajos para emplear los numerosos brazos naturales que tienen, porque están mal pagados. No, señor, no están mal pagados; ese poco o mucho precio de o servicios es proporcionado, el precio que allí ganan es proporcionado al precio de la subsistencia; i si la vida es barata, ¿por qué han de ser caros los servicios?

Por otra parte, no es por falta de trabajo por lo que están en inaccion tantos brazos, es por falta de capitales dedicados a la industria: esta es la principal i verdadera causa. El mayor número de capitales consagrados a la industria st ituyen la proporcion del mayor o menor número de brazos empleados en ella. Pero ¿cuáles son los capitales que tenemos en el sur? Tenemos elementos, tenemos hombres, suponemos lo que no hai: el rico mineral lo vemos abandonado por falta de capitales i ¿qué necesidad tenemos de que vayan a esplotarse las minas del sur para conseguir el primer ramo de industria que tiene la República?

Se ha dicho, señor, que vamos a perecer, que vamos a entregar a la muerte o a la... qué sé yo qué... ¿cómo se ha dicho? que miramos con desprecio la fortuna de nuestros conciudadanos del Sur, que la Inglaterra se lleva tantos millones; pero yo quisiera que el señor Diputado Cifuentes tan prolijo como se ha mostrado en sus cálculos que presenta que hacen honor a su trabajo, quisiera, digo, que se hubiese tomado el trabajo de traer todos los datos para hacer exactos esos cálculos.

Se ha dicho que la Inglaterra saca inmensa fortuna de este ramo de industria; pero debia haberse dicho que la Inglaterra emplea grandes capitales, un gran número de hombres industriosos, llenos de capacidad i aptitudes; hombres, capitales i aptitudes que no tenemos en el dia, pero que se forman con estímulos i cuando la naturaleza nos los ha ofrecido en nuestro pais para infinitos ramos de industrias que tenemos sólo aguardan los de la envidia que venga un estranjero a reirse, por decirlo así, de nuestro envilecimiento.

Cuando la Comision ha dicho a la Cámara que nada perdemos i mucho ganamos con permitir al estranjero el comercio del carbon de piedra; digo, pues, que nada hemos perdido i que no perderemos estimulándolos, porque conociendo todo cuanto el estranjero puede sacar con la introduccion del combustible, puede entónces este ramo de industria dar algun buen resultado.

He dicho que los cálculos tirados por el señor Diputado Cifuentes no disminuyen en nada las necesidades que se sienten en las minas del Norte, ni la dificultad de satisfacerlas por medio de las del Sur; que por grandes que sean los favores i proteccion que nos den para esplotar las minas carecemos de capitales, carecemos de hombres, i carecemos de aptitudes para poder sacar el fruto consiguiente a nuestros trabajos en este ramo de industria; i, por último, que como quiera que la cuestion se mire, el pais nada pierde, gana mucho, i cuando perdiera alguna cosa, lo que seguramente no puede decirse, porque eso es falso i falsísimo que pierde.

No se trata de otra cosa que de pagar un lijero precio a la introduccion de un ramo de industria en el pais, no haremos mas que pagar un precio mui corto para la satisfaccion de una gran necesidad, al mismo tiempo que para comprar un estímulo a nuestros trabajadores del Sur.

Cuanto se ha dicho de la marina nacional me