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SESION EN 21 DE JULIO DE 1845

labra. Dice que seria un estímulo el darle las franquicias al carbon de piedra estranjero que se introdujera en nuestros puertos. A mi modo de ver, creo enteramente contrario el resultado que tales franquicias producirian; porque no tienden a otra cosa que a dar preferencia al carbon estranjero con perjuicio del pais. No veo en esto medios de fomentar la industria; veo todo lo contrario.

Darles valor, facilitarles el camino por donde puedan llegar en su penosa carrera al fin que se proponen, eso llamaré yo un verdadero estímulo, un verdadero interes. Se habla tambien de la inversion de muchos brazos para el fomento de las minas. Las minas que se trabajan actualmente (llamo a esto la atencion de la Cámara) no emplean mas de cuarenta o cincuenta individuos, i ¿qué son cuarenta o cincuenta personas que esplotan 12,000 toneladas, respecto del gran número que se dice que necesitamos? A esto queda, pues, reducido el argumento. De mucha suerte seria para el pais que encontrásemos medios como emplear todas los brazos que están en inaccion.

Pero fuera de toda idea de exajeracion, dejémonos de declamaciones; no hai tal escasez de brazos en nuestro pais. ¿Cómo puede creerse esto cuando vemos que desde el departamento de Rancagua hasta Chiloé los peones no ganan mas de un real diario, es decir, seis reales a la semana, siendo así que la mayor parte de este salario se les paga en jénero, de donde resulta que lo que realmente ganan son cuatro reales a la semana, por el excesivo precio de los efectos que se les obliga a recibir, i la comida que se les da es un plato de frejoles sin mas condimento que agua i sal?

Si vemos, pues, que hai tantos brazos que se emplean en trabajos de tan poca utilidad, ¿con cuántas mas razon no debemos creer que se presentarian, no solamente los necesarios, sino muchos mas, a ocuparse en este ramo de industria que les daria mayor lucro? Veamos, pues, si en esa Europa, que está llena de hombres, en Francia, en Inglaterra, en los Estados Unidos, veamos, digo, si hai brazos mas baratos que los chilenos. Seguro estoi de la negativa.

Repito, señores, no hai tal escasez de brazos; hai escasez de intereses, escasez de industrias para emplear a millares de hombres que yacen en la mas completa inaccion, sufriendo los horrores de la miseria por no tener en qué ocuparse.

Teniendo, pues, los medios de evitar que salgan nuestros minerales al estranjero, dándole proteccion al mismo tiempo a nuestras minas de carbon i a nuestra marina, que se ocupará de los trasportes de metales i combustibles, repito es imposible que se deje de inclinar la balanza de la justicia en favor de tan grandes intereses con que la Providencia nos ha favorecido, ligando en sí misma todos los medios con que unos i otros se dan la mano para formar nuestro engrandecimiento. ¿Cómo podremos, señores, consentir por mas tiempo que se lleven nuestros minerales a Inglaterra, sufriendo en ellos una pérdida de mas de $ 1.000,000, como lo he demostrado en los apuntes que por escrito he pasado a cada uno de los señores Diputados, teniendo nosotros en nuestra mano todos los medios que se necesitan para que quede en nuestro seno esta gran suma de riquezas que progresivamente se irá aumentando de un modo tan rápido, que se duplicará o se triplicará a la vuelta de pocos años?

Esta cuestion la reputo de tanta gravedad, de tanto valor en su; intereses materiales, que quizá no se ha presentado otra de tanta magnitud a nuestras Cámaras. Es una de aquellas que justamente puede llamarse de vida o muerte para nuestra nacion, por cuya razon merece atenderse con toda aquella circunspeccion i tino que debe emplearse cuando se trata de fallar en intereses tan vitales. Si he manifestado que el cálculo que ha servido de base al proyecto del Gobierno i al informe de la Comision sobre los 3.000,000 de toneladas, viene equivocado de un modo tan excesivo, que no ha podido ser error de cálculo sino mas bien error de pluma; i si sobre él está basado el proyecto de lei, esto sólo sirve para demostrar que de falsas premisas resultan falsas consecuencias. Sin embargo, yo convendria, por lo pronto, en ese mismo proyecto, si hubiese visto la necesidad de las 300,000 toneladas de carbon en lugar de las 45, porque tendria la conviccion de que en el 1.º o 2.º años no podrian producir nuestras minas ese gran número de toneladas; pero no es así, afortunadamente, porque la cantidad que necesitamos está reducida a ménos de la sesta parte, i como vienen las leñas en su ausilio, i aun con mayor ventaja que el carbon, no vendremos a necesitar ni aun la duodécima parte, segun lo llevo manifestado.

Concluyo, pues, diciendo que debemos poner en práctica todos los medios posibles, a fin de proporcionarnos el beneficio que la naturaleza ha querido darnos en nuestro pais, i que seríamos mas que inhumanos si nos desentendiéramos del interes de nuestros conciudadanos, mezquinándoles los ausilios que los podrian poner en posesion de la gran riqueza que envuelve la decision de este proyecto.

He dicho.

El señor Palazuelos. — Nunca creí, señor, que se hiciese fijar la atencion de la Cámara en lo que ha dicho el señor Domeyko acerca de la cantidad de mineral que pueden consumir los injenios del norte respecto de la cantidad que producen las minas del sur. No lo creí porque el señor Domeyko, o mas bien diré, el Gobierno con cualquier dato, con cualquier arbitrio que emplease para conocer la estadística de este ramo i aun el menor de los hechos para presen