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SESION EN 15 DE OCTUBRE DE 1845

Mui a la lijera he indicado los precisos corolarios de la torcida intelijencia de nuestra Constitucion que se ha querido hacer prevalecer; i los males que se seguirian de admitirla son a mis ojos de tanto bulto, de tan fatal trascendencia, que estoi casi cierto que si el mismo señor Diputado a quien contesto se detiene un poco a meditar la opinion que ha vertido, la abjurará sin vacilar.

Talvez por falta de esta meditacion ha encontrado el señor Diputado en los principios que le acabamos de oir sentar, trabas saludables contra los abusos del Poder Ejecutivo.

Se equivoca.

Esos principios mas bien que trabas, deben mirarse como palancas formidables para desquiciar, lo vuelvo a decir, la lei, la Constitucion, nuestro sistema mismo de Gobierno.

Las verdaderas i únicas trabas del Poder Ejecutivo consisten en tener sus atribuciones distintamente marcadas; en que hai ramos administrativos en que otras autoridades obran con plena independencia v. gr., la administracion de justicia; i en que hai otros en que el Presidente de la República no procede por sí sólo.

Sirva de ejemplo, sin apartarnos de la cuestion presente, el nombramiento de ciertos empleados, como los del órden judicial, en que tiene que intervenir el Consejo de Estado; los prelados de nuestras Diócesis, en que interviene el Senado, i muchos mas, pero no todos.

Se ha dicho que las razones de conveniencia pública a mérito de las cuales el Gobierno llamó a la Comision Calificadora de servicios al señor Jeneral Freire, no las tuvo ni las pudo tener presentes la de Presupuestos i que no era tampoco de su incumbencia considerarlas, i se ha dicho mui bien.

Resulta de aqui un poderoso argumento en apoyo de cuanto acabo de esponer, se deduce que hai medidas administrativas respecto a las cuales, ni una Comision del Congreso, ni todo el Congreso junto, pueden apreciar suficiente, i combinar con tino los motivos que las aconsejan o rechazan. En el caso actual, señores, el llamamiento al servicio activo del señor jeneral Freire, estaba en armonía con las bases mismas en que desde su principio se afianzó la administracion del señor jeneral Búlnes; estaba en armonía con los principios de política interna adoptados por ella, con los que chocaba la posicion escepcional en que se encontraban dos eminentes servidores de la nacion; i por lo que a mí toca, felicito que me fué bien sensible que en el poco tiempo que tuve el honor de presidir la República no se me hubiese presentado la oportunidad de sacar tambien de esa posicion triste i escepcional al distinguido señor jeneral don Juan Gregorio de Las Heras, así como se me presentó respecto al señor Freire llamado a la ya dicha comision en reemplazo de un jefe que se separó de ella por enfermo, cuando, si no estoi olvidado, ni habia otro en la capital a quien llamar.

No ha habido la mas leve causa para que el Gobierno se haya arrepentido de haberlo hecho, al contrario, creo que todos los chilenos sinceramente interesados en que no resuciten antiguos odios, en que no despierten adormecidos rencores, en que no bullan otra vez en el seno de la patria maléficas pasiones, i en que no se empañe el bello cuadro de reconsideracion, de armonía, que trazó desde su oríjen un Gobierno todo de union i de fraternidad, se complacerian viva i profundamente como yo al ver en el reciente aniversario de nuestra independencia, al lado de nuestro primer majistrado un guerrero ilustre, que con muchos otros, elevaban gracias al Sér Supremo por gloriosas acciones de que ellos mismos fueron los instrumentos escojidos.

Me he visto forzado a entrar en pormenores, que como la Cámara vió, quise omitir la primera vez que hablé: los unos eran necesarios despues del discurso a que he estado aludiendo, para no dejar correr sin réplica ideas que, si no hoi, en alguna época podrian ejercer la mas perniciosa influencia.

Lo eran tambien los otros para justificar una medida administrativa, sin fundamento rechazada por la mayoría del Senado en un acuerdo a que confio que la Cámara de Diputados negará su aprobacion.

El señor Pinto. — El jeneral Freire, señores, se hallaba retirado temporalmente i fué llamado a servicio activo por el Gobierno en virtud de las facultades que la lei concede al Ejecutivo para hacerlo. No me estenderé sobre esto porque no podré agregar ninguna otra razon de mas peso a las que el señor Presidente ha espuesto. Diré sí que el Gobierno debió llamar al jeneral Freire a la Comision Calificadora de Servicios, en primer lugar porque era segun se ha dicho conveniente al interes público; porque el señor Freire es un jeneral jóven i que posee conocimientos adelantados teóricos i prácticos del servicio militar.

I no solamente fué llamado para desempeñar esta comision puramente, sino tambien para atender á otras cosas de mucha importancia, tales como los archivos de todos los cuerpos militares que han dejado de existir desde algun tiempo atras, que están en un inmenso atraso i en una gran confusion como lo estaban al principio de la revolucion; ordenar papeles i documentos que a mas de haberse perdido muchos de ellos, los que existen están sin arreglo alguno; i en fin es de necesidad su servicio para el arreglo de una porcion de cosas ajenas a esto. Para desenvolver, pues, este cáos, para sacar de ese estado de desórden i confusion en que se encontraban los archivos militares, nadie pudo ser mas útil, ni mas a propósito a los ojos del Gobierno, ni mas conveniente a este, que el je