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Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo XXXV (1844).djvu/182

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CÁMARA DE SENADORES

munificencia i elevadas atribuciones no dudo obtener el remedio de mis males. Los documentos que tengo la honra de acompañar, son el comprobante de los servicios que he alegado ante el Supremo Gobierno, i espero que en vista de su autenticidad se servirán los señores representantes de ámbas Cámaras, echar una mirada de compasion sobre un antiguo patriota, que se halla en el último tercio de la vida, i que por lo mismo carece ya de las facultades necesarias para buscar la subsistencia con el producto de un asiduo trabajo. Por estas consideraciones,

Al Congreso Nacional, suplico se sirva concederme por vía de pension el sueldo de 29 pesos mensuales que gozaba en la Comisaría, interin el Supremo Gobienio me confiere otro destino análogo al que anteriormente servía. Es gracia.— Ignacio Montaner.


Núm. 96

Soberano Señor:

Doña María de la Luz Lira, esposa del finado teniente de artilleria don José Duarte, en el espediente sobre solicitar por gracia el monte que me corresponde como mujer lejítima de dicho finado, digo: Que en las últimas sesiones de la Soberanía en el año próximo pasado, me presenté solicitando la gracia que pido, i la Sala la remitió a Comision, la que por sus muchas ocupaciones no ha informado aun, pero el estado miserable de pobreza en que me hallo, me hace llamar la atencion para que pueda verificarse, i pueda la Sala tomar en consideracion mi solicitud.

El lamentable estado a que me ha reducido la indijencia, me obliga a ser molesta para pedir a la Nacion lo que los Tribunales me han negado, i no dudo que ella, en vista de los antecedentes presentados, se servirá poner término a mi notoria indijencia

A la Soberanía, pido i suplico, se sirva mandar que la Comision informe como está decretado. Es gracia, etc.— María de la Luz Lira.


Núm. 97

Honorable Cámara de Senadores:

Doña Antonia Cea, respetuosamente espone: Que cuando justamente lamentaba la irreparable pérdida de mi esposo, cuando el dolor maternal llegaba a su estremo por la orfandad en que por ella quedaban mis numerosos hijos sin proteccion ni recursos, el amor filial enjugó mi llanto, calmó en parte mi pesar. Este buen hijo, lo veía con placer sirviendo a la Patria i remediando al mismo tiempo algunas de mis urjencias con parte de la pension que recibía en compensacion a esos servicios. Sin reparar en sus juveniles años, se alistó mi hijo Galo Ibáñez en el Escuadrón de Cazadores, residente en Los Anjeles, donde ascendió al grado de alférez, graduado de teniente, ascenso debido a la contraccion de sus deberes, a los nueve años que permaneció en él i a la campaña que hizo al Perú, como lo comprueba su hoja de servicios que acompaño. Desgraciadamente ha fallecido ahora por causa de viajes emprendidos en desempeño de su obligacion, i esta muerte, al paso que me priva del único ausilio con que contaba, sirve tambien para revivir la triste memoria de la pérdida de mi esposo, i fija mis angustiadas miradas sobre las tres hijas mujeres que me rodean, sin mas apoyo que los infortunios de la madre.

Dignaos mirar mi situacion, Ilustres representantes, vedla cómo me presenta un funesto porvenir, si vosotros no propendéis a brindarme con mano filantrópica, un pequeño consuelo que, sin ser gravoso a la Nacion, nos proporcione, deberé decir, el beneficio de la existencia. Los méritos contraidos para otorgar esta gracia ya lo he dicho, son ningunos. Vuestra sola conmiseracion es la que va a ejercitarse, vuestras augustas funciones son las que van a manifestar el carácter verdaderamente paternal que investís como representantes i benefactores de los súbditos que constituyen la Nacion. Una pension pia designada a vuestra voluntad, es pues, lo único que solicita, i lo bastante para que sean felices una madre i tres hijas desgraciadas. Por lo tanto,

Ocurro a tan respetable Cámara, suplicándole se digne acordármela por ser de gracia i justicia.— Antonia Cea.