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CÁMARA DE SENADORES

re, puede ocuparse de este proyecto, para no perder la sesion de esta noche.

El señor Egaña. Me parece que seria conveniente que la Sala se ocupase de él; pero para la sesion siguiente para poder recordar las ideas i meditar con detencion. El señor Presidente. — La Sala pues resolverá. El señor Solar. — Para la sesion siguiente será mejor: mui interesante será que se trate de esta materia; pero los señores que no han asistido querran imponerse, i los que han asistido querran recordar las ideas.

El señor Ortúzar. — Esa lei sobre dotacion de gobernadores e Intendentes, que se aprobó en jeneral, ¿porqué no tomamos conocimiento de ella?

El señor Egaña. — Ese proyecto sobre la dotacion de Gobernadores e Intendentes no está aprobado en jeneral. (Se rejistró el libro de actas).

El señor Presidente. — No tenemos constancia sobre si fué en el año pasado aprobado en jeneral o no.

El señor Ortúzar. — Supuesto que no hai en ninguna acta constancia de que se haya aprobado en jeneral, debemos considerarlo como proyecto nuevo.

El señor Presidente. — Pues, señor, lo pondremos en discusion jeneral.

Se leyó el Mensaje del Presidente de la República con la variacion que en un artículo hizo la Cámara de Diputados.

El señor Presidente dijo: Está en discusion jeneral.

El señor Egaña pidió la palabra i dijo:

Yo he prestado la mas decidida i constante oposicion a este proyecto, i estoi dispuesto a llevarla adelante en todos los puntos en que yo tenga que intervenir.

Esta lei no es mas que un testimonio de la profusion de sueldos en circunstancias apuradas en que nos hallamos. Digo apuradas, porque a pesar de lo que se ha exajerado el estado de prosperidad de la Hacienda Pública, tenemos ya desde el año cuarenta i siete la obligacion de pagar los dividendos de los intereses de la deuda esterior, que casi suben al doble de lo que ántes se ha pagado.

Me parece que nunca mas que ahora debemos economizar estos gastos para poder librarnos tambien de la deuda interior; i aun cuando hubiese gran afluencia de dinero en las arcas públicas no por eso debia hacerse este gasto que es verdaderamente supérfluo.

Se propone la dotacion de sueldos a empleados que, o están perfectamente dotados al presente, o no conviene que se doten, o por lo ménos no hai para ello ninguna necesidad.

Empezaré por las primeras personas que se designan en el proyecto, que son los intendentes. Ningun intendente hai que no esté suficientemente dotado, i aun digo mas, que no esté contento o satisfecho con lo que gana. Ninguno ha pedido mayor dotacion; el único que la pidió fué el de Santiago, i esto se hizo presente no por él mismo, sino por otro conducto. I por una lei que se dió en tiempo de las facultades estraordinarias, se le aumentó el sueldo de dos mil cuatrocientos que tenía a la cantidad de tres mil pesos, añadiendo estos seiscientos bajo el pretesto de que pagase una casa.

Jamás, en el largo tiempo que he estado en el Gobierno, he oído reclamacion de un solo Intendente pidiendo mas sueldo.

En efecto, señor, dos mil quinientos pesos anuales es una dotacion suficiente para un empleado de provincia; con esta suma se puede mui bien atender al mantenimiento de la vida, i aunque se tenga presente la dignidad de estos jefes, se ve que con lo que ganan están suficientemente dotados. Seis mil pesos gana el intendente de Valparaiso, cuatro mil el de Coquimbo i lo mismo el de Concepcion i el de Chiloé... Esto parece bastante, si se atiende a la suma baratura de los medios de subsistencia en esos lugares.

Sigamos ahora con los Gobernadores. Los Gobernadores están sin dotacion alguna, pero tampoco no es necesario que la tengan; si se les pusiera, es seguro que habia de resultar un mal de mucha consideracion. Hasta ahora, estos destinos están perfectamente desempeñados, porque se busca a las personas mas a propósito, las mas acomodadas i talvez las que gozan de mas crédito en los departamentos. Desde el momento que se ponga sueldo a los Gobernadores, se volverán estos destinos el patrimonio de tinterillos, intrigantes, etc. Este es un mal de mucha trascendencia que traeria resultados mui funestos. Se dice que no tienen sutl lo i no es justo que sirvan de balde; pero en el mismo caso se hallan los rejidores, que sirven mas que los Gobernadores, los Subdelegados e Inspectores, i no es justo que con perjuicio del erario se doten unos destinos que se han mirado siempre como cargos concejiles, i que realmente lo son.

Sigamos con los Secretarios.

Los Secretarios están perfectamente dotados con el sueldo de ochocientos pesos que se les da, i a mas un sobresueldo de cien pesos para gastos de secretaría que hacen parte de su sueldo, porque cuando mas, gastarán veinticinco (porque de esto no se les toma cuenta) forma todo en realidad la suma de ochocientos pesos. El de Santiago tiene mil doscientos pesos. Es la mejor dotacion que se puede dar a los secretarios. Antes ganaban los Secretarios de Intendencia seiscientos pesos; pero el Gobierno, en tiempo de las facultades estraordinarias les aumentó cien pesos, con la condicion de que sirviesen el oficio de Ajente fiscal. ¿Para qué es este aumento ahora? Por todo lo espuesto, señor, insisto en que se debe desechar la lei; reservándose el Senado para que, cuando sea necesario, pueda