▼chos artículos, nombrando al efecto los Ministros o Ajentes diplomáticos que conceptúe necesarios, i ha reservado su discusion para su debido tiempo.
Dios guarde al señor Presidente. —Santiago, Octubre 4 de 1831. —▼Joaquín Tocornal. —▼Manuel Camilo Vial, diputado-secretario. —Al señor ▼Presidente de la Cámara de Senadores.
Núm. 319 [1]
▼Las sesiones de este Cuerpo, en sus dos primeros meses, atrajeron a su barra en cada noche por mas de doscientos a trescientos ciudadanos, sin embargo que se redujeron solo a discutir el Reglamento sobre su réjimen interior; mas, en los dos meses consecutivos, rara noche han llegado a veinte, aun rodando las discusiones sobre materias de la última importancia, como es la lei relativa a anticipar la ▼Convención que reforme la ▼Constitución del Estado.
Por esto, parecía que la Cámara estaba en el caso de invitar al pueblo a que concurra a oír las discusiones, como lo practicó el ▼Senado conservador i lejislador del año 24, publicando al efecto la siguiente
Acta del Senado Conservador i Lejislador:
"El Cuerpo Lejislativo ha observado con gran sentimiento, desde el momento de su instalacion, la indiferencia con que el pueblo ha mirado las discusiones en que se ajitan sus mas caros intereses i se ventilan las cuestiones mas importantes a su felicidad. Considerando que el Senado debe cimentar sus conatos en espresar la voluntad jeneral en el ejercicio de sus atribuciones, i que para esto nada es mas a propósito que la publicidad de los debates, la decretó al tiempo mismo que abrió sus sesiones; i sin embargo, cuando con esta medida se esperaba fundadamente la concurrencia del público, se ha visto que los objetos de importancia que se discuten no han promovido el deseo de observar las opiniones del lejislador i de presenciar su conducta, para valorizar el Ínteres que toma por la felicidad común.
"La publicidad de los debates forma el alma de los cuerpos representativos; ella trae consigo la franqueza i rectitud en las deliberaciones; manifiesta a los pueblos los sentimientos de sus representantes; rectifica sus opiniones nivelándolas a la de la Nación, i finalmente inspira a los ciudadanos la confianza mas dulce en las medidas de la administracion. El Senado, adherido por convicción i esperiencia a este gran principio de la ilustración del siglo, ha desterrado en sus deliberaciones aquel misterio precursor nato de manejos tenebrosos i operaciones siniestras, [2] sustituyendo a esta medida favorita de los tiempos de barbarie todas las que anuncian la rectitud, circunspeccion i franqueza en la administracion de los intereses comunes.
"El Senado, al tratar de los asuntos mas importantes a la Nación, quisiera que toda ella le inspeccionase de cerca en su manejo, para que de este modo las prevenciones que inspiran rumores populares se desvanezcan con la presencia de la discusion, i para que la opinion pública pronuncie su juicio como el norte que debe seguir en sus deliberaciones."
Como nunca asistimos a las sesiones de este Senado, no sabemos si con la precedente invitacion aumentó el número de concurrentes a su barra o continuó siendo siempre el mismo; en el segundo caso no hai sino indagar qué contribuyó a la inmensa concurrencia que, sin tal invitación, tuvieron el Senado del año 23 i los Congresos de los años 25, 26 i 27, para del mismo modo estimular hoi a los ciudadanos. Nunca la indiferencia pública podrá mirarse sino como un presajio desfavorable en la marcha de los cuerpos deliberantes.
- ↑ Artículo trascrito de El Valdiviano Federal, núm.47, de 11 de Octubre de 1831. — (Nota del Recopilador.)
- ↑ El Senado del año 23 fué el que primero estableció las sesiones públicas.