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SESION DE 3.° DE JUNIO DE 1831

poder i facultad a dichos diputados pata anticipar i convocar la Gran Convención, resultando, de consiguiente, para diputado en propiedad don Manuel José Aspillaga i de suplente don Fernando Antonio Elizalde.

Hecha la correspondiente proclamación por el Presidente, firmó conmigo como secretario del Cabildo la presente acta, despues que fué leida i aprobada por él. — José Ignacio Urrutia. —Juan José Vivanco.—Esteban Troncoso.— Diego Ibáñez. —Jacinto Fernández.—Manuel Gatica.— José María Bravo.— José Antonio Ciudad. —Julián Vallejo.—José Ramón Villagran, comisionado por la mesa.

Es copia que existe en el archivo de esta Municipalidad a que, en caso necesario, me refiero.— Parral, Marzo 9 de 1831. —José Ignacio Urrutia. —Manuel Gatica, secretario.


Núm.69

Soberano Señor:

Don José María Jiménez, por mí i por mi esposa doña Antonia García, por el recurso de gracia que busco para ambos, digo: que una pasión inflamada e irresistible nos unió en matrimonio, pero clandestino; personándonos una noche con testigos ante el párroco de San Lázaro para declarar nuestra voluntad i el vínculo que contraíamos. Puestos en la primavera de la edad, arrastrados de un amor correspondido, que deseábann s santificar, i que hallaba resistencia por poca fortuna, tomamos el único arbitrio que nos stfjirió nuestra inesperiencia. Luego fuimos puestos en arresto i estamos en él, há mas de cinco meses, conociendo, aunque tarde; la falta en que incurrimos.

En el aniversario de la Independencia que se celebró en 12 de Febrero de este año, ocurrimos al Supremo Gobierno, implorando indulto, i nada se proveyó, sin duda porque el otoigamiento de esa gracia es atribución del Congreso en la 13. a del artículo 46 de la Constitución. Hoi reproducimos nuestra reverente solicitud i un nuevo motivo de alegría le da valimiento; no es ya solo en grato recuerdo de la victoria de Chacabuco e ndependencia jurada en 12 de Febrero, es también por la deseada instalación de este Congreso que fijará instituciones liberales i hará la prosperidad de Chile. Estos dias que vienen de año en año son los mas adecuados para que la Nación reparta gracias, por grande alegría que há en sí, como dice una leí de Partida La que nosotros pedimos no es por un delito que arguya perversidad de corazon, ni que podamos repetir, no ha traido daño público; si la lei lo condena, la naturaleza lo impulsa i la moral i la política lo dispensan. Ya hemos sufrido una prisión de cinco meses tanto mas pesada cuanto es cierto que se impuso desde los primeros dias destinados al goce lícito de dos corazones formados el uno para el otro. Aun tenemos que sufrir todavía las penas espirituales que nos impondrá la Iglesia, despues que seamos indultados de la que fijó la lei civil; por tanto.

A Vuestra Soberanía suplicamos que, en grata memoria del aniversario de la Independencia i por el júbilo jeneral en la instalación de este Congreso, se digne otorgarnos el indulto que ya habíamos solicitado el 12 de Febrero de este año.—José María Jiménez.


Núm.70

Soberano Señor:

Los que suscriben participan desde su prisión del contento en que hoi debe hallarse la República por la instalación del Congreso constitucional, que se deseaba como un dia sereno i consolador despues de pasadas borrascas. El júbilo que a todos inunda, las esperanzas que todos fijan en vuestra sabiduría i moderación, han venido hasta esta mansión triste, donde se nos tiene há mas de dos meses, por la atribución de un crimen incompatible con nuestras facultades físicas i morales. Aquella secreta envidia que se complace en ver al prójimo abatido, proporcionó el crédito de una voz vaga, que difundiera un enemigo, para tenérsenos por indiciados del grave delito de falsificación de monedas. A este rumor alarmante se exitó todo el celo de los ma jistrados, se nos aherrojó en prisiones con incomunicación i se ha seguido la causa con todo el rigor de la lei. Nosotros veneramos i aplaudimos ahora esos procedimientos, porque al aspecto de ellos la imputación va a descubrirse i nuestra inocencia saldrá pura i acrisolada; éste es el único bien que nos queda, nuestro honor es el patrimonio que nos legaron nuestro padres, que nos recomienda la Patria i que la relijion i la política nos hace mas estimable que la vida; así es que, si los majistrados no hubiesen procedido de oficio, nosotros les habríamos interpelado para la vindicación; su respetable fallo debe ser un dique a los rumores, un desengaño a la prevención, un castigo a la calumnia. Esperando esa conclusión de un minucioso proceso, hemos guardado un paciente silencio i nos hemos abstenido de dar a la prensa rasgo alguno que pudiese exitar compasion, porque la inocencia es valerosa i no necesita de esteriores estímulos para hacerse valer.

Si hoi venimos ante Vuestra Soberanía, no es bajo el aspecto de delincuentes, no imploramos indulto, porque nohai delito; venimos sí, a pedir una gracia compatible con la justicia, nuestra escarcelacion bajo de fianza. Las leyes, la humanidad misma se interesan en aliviar los padecimientos de aquellos mismos que los merecen.

Si es una máxima de la ilustración del siglo, que