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CARTAS ESCOGIDAS 1145

Ya veis qué simples somos en esle país. Tengo una gran iinpaciencia por saber lo que ha pasado en vuestro viaje á Sainte-Baume (1); es, pues, vuestra virgen de los Ángeles (2). El marqués de Vence que me presta servicios muy atentos, me da gran miedo por lo malo del camino; ha perdido su hijo mayor y me dá mucha lástima; él quisiera llorar y se con- tiene. Me parece un extremado defensor de vuestros intereses. He estado á ver á Mad. de La Fayette con el cardenal. La en- contramos mejor que en París; hablamos mucho de vos. Él se va el lunes : os dirá adiós, como os ha dicho buenos días ; os ama tiernamente y os responderá á la proposición de ser arzobispo de Aix. Nosotros le arreglamos la vida que él debía nacer siempre, desgarrado entre el deseo de veros y el temor de ser ridículo. Arreglamos las horas é inyentamos suplicios para el primero que quisiere meter la nariz en el afecto que él tenía por vos. Esta conversación nos llevó más allá de Fleury (3). D'Hacqueville y el abate Pont-Carré, estaban con nosotros. Yo estaba insolentemente con estos tres hombres. Me voy ahora á pasearme tres ó cuatro horas á Livry. Yo me ahogo, estoy triste, es preciso que el verde naciente y los ruiseñores, den alguna dulzura á mi espíritu; no se ve aquí más que despedidas y equipajes que nos impiden pasar por las calles. Yo vuelvo mañana por la mañana para enviar el suyo á mi hijo; pero no será muy embarazoso : son baúles que van por las mensagerías ; él ha comprado sus caballos en Alemania. He dado dinero á Barilóln para que se lo dé durante la campaña. Soy una madrastra : ayer dije adiós al pequeño desnaturalizado (4); estuve para llorar. Esta campaña será ruda y no me fío mucho en él para conservarse : Poco duri,


(1) La Saint-Baume es una gruta tallada en la roca, donde según tradición del pais, se pretende que Magdalena acabó sus días ha- ciendo penitencia.

(2) Habia también en Livry una capilla llamada de Nuestra Señora de los Ángeles, donde se encontraba una fuente milagrosa, cuyas aguas estaban reputadas de curar las tercianas.

(3) Donde estaba entonces Mad. de La Fayotte.

(4) El caballero de Grigwan