CARTAS ESCOGIDAS 167
todo conduce á él á Mr. de Turenneyno encuentro en ello nada de funesto para él, suponiendo su conciencia en buen estado ¿Qué le falta? Muere en medio de su gloria; su reputa- ción no podía aumentar más; gozaba en este momento del placer de ver retirarse á sus enemigos, y veía el fruto de su conducta desde hace tres meses. Algunas veces á fuerza de vivir, la estrella palidece. Es más seguro cortar por lo sano, principalmente para los héroes de los cuales todas las acciones son tan observadas. Si el conde d'Harcourt hubiese muerto después de la toma de la isla de Santa Margarita ó del socorro de Casal, y el mariscal de Plessis-Praslin, después de la ba- talla de Rhetel, ¿no hubieran sido más gloriosos? Mr. de Turenne no ha sentido la muerte; ¿contáis esto como nada ? Ya sabéis el dolor general ocasionado por esta pérdida, y los ocho nue- vos mariscales de Francia.
Vaubrun ha sido muerto: en este último combate, que colma de gloria á Mr. de Lorges; es preciso ver el fin de esto Esiamos siempre transidos de miedo hasta que sepamos si nuestras ropas han repasado el Rhin. Entonces, como dicen los soldados, estaremos mezclados y el río entre los dos. La pobre Madelonne (4) está en su castillo de Provenza. ¡ Qué destino! ¡ Ah, Providencia, Providencial Adiós, mi querido conde, adiós, mi muy querida sobrina. Haced presentes mis amistades á Mr. y á Mad. de Toulongeon. Amo mucho á esta condesita. No estuve más que un cuarto de hora en Montelon y ya estábamos como si nos hubiéramos conocido toda la vida; es que ella tiene mueha facilidad de ingenio y que no teníamos tiempo que perder. Mi hijo ha permanecido en Flandes; no wá á Alemania. He pensado en vos mil yeces después de todo esto ; adiós.
. (1) Diminutivo de Magdalena que Mad. de Sévigné daba 4 menudo á su hija,