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CARTAS ESCOGIDAS 11

por las menores bagatelas. Hay otras de las cuales jamás tomo yo las noticias. ¿Queréis saber lo que los lacayos han eserito? Ya adivinaréis desde luego que esto viene del sitio en que vos sabéis que se divierten con cartas ridículas. El uno hace inyen- tario de lo que ha perdido, como su estuche, su taza, su piel de búfalo, su sombrero. « Aquello era, dice uno, un desorden del diablo; por mi fe, si yo hubiere sido general, no hubiera sucedido esto. » Otro dice : « Hemos sido bonitamente teme- rarios; no éramos más que siele mil hombres y hemos atacado á veinte y seis mil, así es que nos han zurrado de lo lindo. » Otro dice : « Nos hemos salvado lo más diligentemente que hemos podido, y sin embargo no hemos dejado de tener gran miedo. » Es preciso tener, hija mía, mucho tiempo de sobra para contar todas estas tonterías.

Habláis lan dignamente del cardenal de Retz y de su retiro, que por esto solo seríais digna de su estimación y de su amis- “ad. Veo algunas gentes que dicen que debería venir á Saint- Denis y son seguramente las que encontrarían más que decir si viniese. Se querría á cualquier precio que fuese, manchar la belleza de su acción; pero yo desafio á que lo haga ni aun la más refinada envidia.

Lo que decís de Mr, de Turenne, merece entrar en su panegí- rico-: el cardenal de Bouillon tendrá en ello placer ó disgusto, pues estoy bien segura de que no leerá este párrafo de vuestra carta sin llorar.

Desde la muerte del héroe de la guerra, el héroe del bre- viario se ha retirado á Commercy; no tenía ya seguridad en Saint-Michel. El primer presidente del Tribunal tiene una tierra en Champagne; su arrendatario vino el otro día á pedir que se le rebajaran considerablemente ó á romper el contrato que se hizo hace dos años. Se le pregunta por qué, se dice que esta «no es la costumbre y responde que en tiempo de Mr. de Tu- renne se podía recoger la cosecha con seguridad y contar con las tierras de este país; pero que desde su muerte todo el 'avundo le abandonaba creyendo que los enemigos van á invadir la Champagne. Ved aquí cosas sencillas y naturales que hacen

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