Página:Sevigne Cartas Escogidas.djvu/23

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PRÓLOGO x1x

feliz para que vos no le hubieseis encontrado indigno del tesoro de que ella goza y que él no hubiese apelado á todos los medios ¡ara poseerle, merecería sufrir solo todas las desgracias á que .el amor puede someter á los que viven bajo su imperio. ¡ Qué felicidad ser el dueño de un corazón como el vuestro, cuyos sentimientos fuesen explicados por ese ingenio galante que los dioses os han dado! Vuestro corazón, señora, es sio duda un bien que no puede merecerse; jamás hubo uno tan generoso, tan bien hecho y tan fiel. Hay gentes que os acusan de mos- trarle siempre tal cual es; pero al contrario, estáis tan acostum- brada á no sentir nada que no sea honroso, que vos misma dejáis ver algunas veces lo que la prudencia os obligaría á ocultar. Sois la persona más atenta y más bien educada que haya existido jamás; y por un aire libre y dulce que existe en todas vuestras acciones, los cumpl:mientos más sencillos pare- cen en vuestra boca protestas de amistad; y lodas las gentes que se separan de vuestro lado se van persuadidos de vuestra estima y de vuestra benevolencia, sin que puedan decirse á sí mismo qué pruebas les habéis dado ni de la una ni de la otra.

En fin, babéis recibido gracias del cielo que no han sido dadas más que á vos, y el mundo os está obligado de haberle venido á mostrar mil agradables cualidades que hasta ahora le habían sido desconocidas. No quiero embarcarme en pintar- las todas. pues rompería el designio que he formado de Lo azoviaros de alabanzas...