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CARTAS ESCOGIDAS 233

La buena Pequigny ha venido á la fuente. Es una máquina extraña, quiere hacer todo lo mismo que yo á fin de estar como yo estoy. Los médicos de aquí le dicen que sí, y el mío se burla de ellos. Ella tiene sin embargo mucho ingenio con sus locuras y sus debilidades, y ha dicho cinco ó seis cosas muy graciosas. Es la sola persona que yo he visto que ejerce sin límites la virtud de la liberalidad. Trae dos mil y qui- nientos luises que ha resuelto dejar en el país. Ella da, arroja, viste y alimenta á los pobres. Si se le pide una pis- tola da dos. Yo no había hecho más que imaginar lo que veo en ella. Es verdad que tiene veinticinco mil escudos de renta y que en París no gasta diez mil. He aquí en lo que funda su magnificencia ; por mí, yo encuentro que debe ser alabada por tener la buena voluntad, unida con el poder, pues estas dos cosas esián casi siempre separadas.

A LA MISMA " París, viernes 11 de julio de 1676.

En fin, esto es hecho; la Brinvilliers eslá en el aire (1) : su pobre y pequeño cuerpo ha sido arrojado después de la ejecu- ción en un gran fuego y sus cenizas esparcidas al viento; de suerte, que nosotros la respiraremos, y que por la comunica- ción de los pequeños espíritus nos invadirá algún humor enve- nenador, del cual estaremos muy admirados. Fué juzgada ayer; esta mañana se le ha leído su sentencia, que era hacer peni- tencia en Notre-Dame, cortarle la cabeza y quemar su cuerpo, arrojando las cenizas al viento. Se la presentó al tor- mento, y dijo que no era necesario, que ella lo diría todo. En efecto, hasta las cinco de la tarde ha contado su vida, más espantable todavía de lo que se pensaba. Ha envenado diez

(1) Fué condenada el 16 de julio.