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CARTAS ESCOGIDASB 235

alención á todo lo demás. Á su confesor le dijo por el ca- mino que hiciese poner al verdugo delante de ella, 4 in — dijo — de no ver á ese pillo de Desgrais (1) que me ha preso Desgrais iba á caballo delante de la carreta. Su confesor la re: prendió por este sentimiento, y ella dijo : . ¡ Ah, Dios mío ! Yo os pido perdón; que se me deje, pues, esta visión extraña. » Subió sola y con los pies desnudos por la escalera del cadalso, y duraute un cuarto de hora fué examinada, pelada, dispuesta y preparada por el verdugo. Esto originó un gran murmullo, pues fué una gran crueldad. Al día siguiente se buscaban sus huesos, pues el pueblo creía que era senla. Tenía, según decía ella, dos confesores. El uno sostenía que era preciso decirlo todo, el otro no. Ella se reía de esta diversidad de opiniones diciendo : « Yo puedo en conciencia hacer lo que me plazca », y le ha placido no decir nada absolutamente.

Penantier saldrá algo más. blanco que la nieve. El público no está contento; se dice que todo esto es oscuro. Admirad la desgracia : esta criatura ha rehusado decir lo que se quería, y ha dicho lo que no se le preguntaba; por ejemplo : ha dicho que Mr. de Fouquet había enviado á Glaser su boticario enve- nenador á lialia para buscar una hierba que produce veneno; ella ha oído decir esta bella cosa á Sainte-Croix. Ved qué exceso de desdicha, y qué pretexto para acabar con este pobre infortunado. Todo esto es bien sospechoso. Se añaden todavía muchas cosas; pero ya es baslante por hoy.

Á LA MISMA

París, miércoles 29 de julio de 1676.

He aquí un cambio de escena que os parecerá tan agradable como á todo el mundo. El sábado fuí á Versalles con los Villars. Ved aquí como va esto. Ya conocéis el tocado de la reina, la misa, la comida; pero ya no hay necesidad de ha-


(1) Comisario de policia.