CARTAS ESCOGIDAS 253
próxima de todas las tropas. El estado en que me encuentro podía solo producir este efecto; pero ya no es moda.
Hago todo lo que puedo por consolar á mi madre del mal tiempo y de haber dejado Paris, pero no quiere escucharme cuando le hablo de estos asuntos. Ella vuelve siempre á los cuidados que he tenido durante su enfermedad; y á lo que yo puedo juzgar por sus discursos, está muy incomodada de que mi reumatismo no sea universal y de que yo no tenga fiebre continua á fin de poderme demostrar toda su ternura y toda la extensión de su reconocimiento. Estaría por completo contenta si me hubiese visto en estado de hacerme confesar; pero por degracia, por esta vez no es así : es preeiso que se sesigne á verme cornetear, eomo do hacía en otro tiempo Mr. de la Rochefoucauld, que abora wa como un vasco. Esperamos veros bien pronto;.mo mos engañiés y no hagáis la imperti- nente; se dice que lo seis mueko .en este capítulo. Adiós, mi bella hermanita; os abrazo snil veces coa todo mi corazón.
MADAMA DE SEVIGNÉ
Podéis contar con que tendréis otra pensión; yo iré la se- mana que viene á Versalles para hablar ¡á Mr. Colbert con el gran d'Hacqueville : él nos la dió tan pronto para veros par- úr; ¿no querrá hacer otro tanto para veros volver. Adiós, wi muy querida y muy perfectamente amada. Yo abrazo todo lo que está cerca de vos. Dios sahe si yo deseo veros. Sin .em- bargo, os confieso que no quiero que sea conita vuestro gusto, ni con toda la pena «que creo ver.en vuestras cartas; es ¡pre- ciso que compartáis esla alegría si queréis que la mía sga completa.