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260 MADAMA DE SEVIGNÉ

ña dado de no llevar al extremo yuestro valor; él está encar- gado de una vida de la cual depende absolutamente la mía. Esta no es una razón para hacerle aumentar sus cuidados : la de la amistad que tiene por vos, es la más fuerte. En esta con- fianza es, mi querido conde, en la cual os recomiendo todavía mi hija : observadla bien, hablad á Montgobert. Poneos de acuerdo para un asunto tan importante. Cuento mucho con vos, mi querida Montgobert. ¡Ah! ¡mi querida hija ! Todos los cuidados de los que están á vuestro alrededor no os faltarán ; pero os serán bien inútiles si no os gobernáis vos misma. Vos os conocéis mejor que nadie, y si creéis que tenéis bastante fuerza para irá Grignan y que de repente encontráis que no tenéis la bastante para volver á Paris; si en fin, los médicos de ese país que no querrár que se los escape el honor de cu- raros, os llevan al punto de estar más apurada que lo que estáis, ¡ah! ny creáis que yo pueda resistir á este dolor. Pero quiero esperar que para vergiienza nuestra todo irá bien. No me cuidaré mucho de la afrenta que hareis al aire natal con tal que os veáis en mejor estado. Yo estoy en casa de la buena Troche, cuya amistad es encantadora; ninguna otra me sería más á propósito. Mañana os escribiré una palabra; no me qui- téis este único consuelo. Tengo gran necesidad de saber noti- cias vuestras ; en cuanto á mí, estoy en perfecta salud : las lá. grimas no me hacen mal.

He comido y me voy á buscar á Mad. de Vins y á Mlle. de Mery. Adiós, mis queridos hijos ;¡ cómo esta calesa que yo he visto partir, es precisamente la que me ocupa y el objeto de todos mis pensamientos |

A LA MISMA Paris, miércoles 20 de junio de 1671

Ye decís, hija mía, que al cabo estáis en Grignan. Los cui. tados que tenéis de escribirme son pruebas continuas de