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304 MADAMA DE SEVIGNÉ

verdadera dulzura más que en su familia. Esta madre en ver- dad, ama muy perfectamente á su querida hija, esta reparti- ción no es á la moda de Bretaña (1).

Se me dice que Mr. Cheverni, que está en Clermont, á fin de que no os equivoquéis, será dentro de dos años uno de los más grandes señores de Francia. Así es como la fortuna se divierte. Yo no sé en lo que ha venido á parar el matrimonis de Mr. de Molac. Estoy muy contenta de que no hayan tenido á esta pequeña Pomponne; ellos la hubieran agobiado por ense- ñarla á ser la hija de un desgraciado. Dios os conserve los buenos y sólidos pensamientos que os da. Habláis tan pruden- temente de todos los placeres y de todo lo que no está en vuestro poder, que la filosofia cristiana no sabe más. Yo conoxco muchos más miserables (2). Vos sois en verdad bien amable, bien estimable, bien amada y bien estimada.

A LA MISMA

Los Rochers, miércoles 10 de julio de 1680,

Yo no había tenido todavía la pena y el disgusto de no tener cartas vuestras; admiraba cómo desde mi partida, no había pasado ningún ordinario sin tenerla; esta dulzura me parecía muy grande; yo la sentía y hablaba de ella á menudo, pero esloy ahora más persuadida que nunca de ello, por la pena que me produce esta privación. El bueno de But, que tiene á gala y que se alaba todos los dias de correo de darme esta alegría, no me ha escrito absolutamente, no atreviéndose á hacer su paquete, sin estas noticias de Provenza, tan necesa- rias á mi reposo. No he recibido pues, más que las cartas le travesía ; es preciso por tanto, mi querida hija, que vuestra posta


(1) En Bretaña las hijas que no eran primogénitas y que habían sido casadas y dotadas, no recibían nada de la herencia de sus ares.

(2) Último verso del famoso soneto de Job, hecho por Benserade.