Página:Sevigne Cartas Escogidas.djvu/362

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

340 MADAMA DE SRVIGNÁ

manejo de Jas conversaciones ordinarias que es importante saber; hay cosas que es preciso no ignorar, Sería ridículo parecer admirado de ciertas noticias, sobre las cuales se razona; yo estoy bastante instruida en estas bagatelas, Le predico mucho también la atención de lo que los otros dicen y la presencia de espíritu necesaria para entenderlo pronto y responder: esto es de una importancia capital en el mundo. Le hablo de los prodigios de 'presencia de espíritu que Dan- gean nos contaba el otro día: él los admira y yo insisto sobre el agrado y la utilidad misma do esta clase de vivacidad. En fin, no estoy del todo dosaprobada por el caballero. Hablamos juntos de la lectura y de la desgracia extrema de estar entro- guda al aburrimiento y á la ociosidad ; nosotros decimos que es la pereza del espíritu que quita el gusto de los buenos li- bros y aun de ¡as novelas, y como este enpítulo nos interese mucho, vuelve á comenzar á menudo. El joven Auvernia (1) está enamorado de la lectura ; no había un momento de reposo en el ejército que él no estuviese con un libro en la mano; y Dios sabe si Mr. du Plessis y nosotros hacemos valer esta pasión tan noble y tan bella. Queremos estar persuadidos de que el marqués será susceptible de esto; al menos no olvi- damos nada pura inspirarlo gusto tan conveniente. El caba= llero es más útil á este joven que todo cuanto seo pueda ima- ginar; le dice siempro las mejores cosas del mundo sobre los puntos de honor y de la reputación, y toma un cuidado en sus asuntos que nunca le ugradeceró bastante. Él entra en todo, se mezcla en lodo y quiere que el marqués economice su dinero, que escriba, que calculo, que no gaste nada inútil; así es como trata de darle su espíritu de orden y de economía y de quitarle un aire de gran señor, de qué me importo, de ignorancia y de indiferencia, que conduce muy recto 4 toda clase de injusticias, y en fin al hospital. Ved si hay una obliga- ción semejante ú la de educar vuestro hijo en estos principios En cuanto á mí, yo estoy encantada y encuentru mucha más


(1) Francisco Egon de la Tour, Jlamado el principe de Auvernia.