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Página:Sevigne Cartas Escogidas.djvu/42

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18 MADAMA DE SEVIGNÉ

comercio con el mundo. Afecta una gran reserva; no habla, pero escucha, y he tenido el placer al decirle adiós, de decirle todo lo que pienso. Os escribiré todo lo que sepa, y quiera Dios que mi última noticia sea buena, como yo lo deseo. Os ase- guro que somos todos dignos de lástima; es decir, vos y yo y os que hacen causa común con nosotros. Adiós, mi querido señor; estoy tan triste y tan agoviada esta tarde, que no puedo as.

AL MISMO

Martes, 9 de diciembre 1664.

Os aseguro que estos días son bien largos de pasar, y que la incertidumbre es una cosa que da espanto. Es un mal que toda la familia del pobre prisionero no conoce.

Los he visto y los he admirado; parece que jamás han leído ni sabido lo que ha pasado en estos últimos tiempos. Lo que me admira todavia más, es Sapho, cuyo espíritu y cuya pene- tración no tienen limites. Cuando medito acerca de esto, me alegro y estoy persuadida, ó al menos quiero persuadirme de que ellas saben de esto más que yo. Por otra parte, cuando razono con otras gentes menos prevenidas, y cuyo sentido es admirable, encuentro nuestras medidas tan justas, que será un verdadero milagro si la cosa no sale como deseamos. No se pierde á menudo más que por un voto, y este voto hace todo. Yo me acuerdo de estas recusaciones, de las cuales estas po- bres mujeres estaban tan seguras; es verdad que nosotros per-* dimos de cinco á diez y siete. Después de esto, la seguridad se ha trocado en desconfianza. Sin embargo, en el fondo de mi corazón tengo un rayo de esperanza. No se de dónde viene ni á dónde va, ni siquiera si es bastante grande para dejarme dormir con reposo. Ayer hablaba de todo este asunto con