Página:Sevigne Cartas Escogidas.djvu/421

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

CARTAS ESCOGIDAS 3

cho que mi espíritu no pierde de vista y que encuentro ti vivamente grabado en mi corazón que nada puede aumentar ni disminuirle. Yo estoy muy persuadida, señor, de que vos: habréis sabido la desgracia espantosa que me ha sucedido s derramar lágrimas; la bondad de vuestro corazón me re ponde de ellv. Vos perdéis una amiga de un mérito y de u Sdelidad incomparable; nada es más digno de vuestro sen! miento : y yo, señor, ¡cuánto no pierdo! ¡qué perfecciones ' reunía ella para ser por diferentes conceptos, más querida más preciosa para mí! Una pérdida tan completa y tan irrep rable no lleva á buscar el consuelo en otra parte que en amargura de las lágrimas y de los gemidos. Yo no ten fuerza para levantar los ojos á bastante altura para encont: el sitio de dónde debe venirme el socorro; no puedo vol los ojos más que en derredor de mí y no veo más que e: persona que me ha colmado de bienes, que no ha tenido ate ción más que para darme cada día nuevas muestras de su tier afecto, con el agrado de la sociedad. Es bien cierto, señí que es preciso una fuerza más que humana para sostener u separación tan cruel y tantas privaciones.

Estaba yo bien lejos de estar preparada para ello: la pe fecta salud de que yo la veía gozar, un año de enfermedad q me ha puesto cien veces en peligro, me habían quitado la id de que el orden de la naturaleza pudiese cumplirse respecte nosotros. Yo me alababa y me regocijaba de no sufrir jar un mal tan grande; hoy le sufro y le siento en todo su rigi

Yo merezco vuestra piedad, señor, y alguna parte en el E nor de vuestra amistad si es que la merezco por una since estima y mucha veneración por vuestra virtud. Yo no he ca biado de sentimientos para vos desde que os he conocido creo haberos dicho más de una vez que no se puede honra: más que os honro yo.