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30 MADANA DE SEVIGNÉ

de cámara al desgraciado. Mr.de Artagnan es su único consuelo en el viaje. Se dice que el que le guardará en Pignerol, es un hombre muy honrado. ¡ Dios lo quiera, ó por mejor decir, Dios le guarde ! Le ha protegido tan visiblemente, que es preciso creer que tendrá de él un cuidado particular. La Foret, su antiguo escudero, le abordó cuando se iba; Fouquet le dijo; « Estoy encantado de veros; sé vuestra fidelidad y vuestra afección : decid á nuestras mujeres que no se abatan, que yo tengo valor y estoy bien. » En verdad esto es admirable. Adiós, mi querido señor; seamos como él, tengamos valor y no nos acostumbremos á la alegría que nos dió la admirable sentencia del sábado. Mad. de Grignan ha muerto (1).

Viernes, por la noche,

Me parece por vuestros cumplimientos que me despedís ; pero yo no aprovecho todavia la licencia.

Pretendo escribiros cuando me plazca y cuando haya versos del Pont-Neuf y otros, os los enviaré en seguida.

Nuestro querido amigo va por el camino. Ha corrido el ru- mor de que estaba muy enfermo; todo el mundo decía: « ¡Cómo! lyal » Se decía también que Mr. de Artagnan había enviado á preguntar á la Corte, qué haría con su prisionero enfermo, y que se le ha contestado duramente que le condujese en cual- quier estado que se encontrase. Todo esto es falso, pero se ye por ello lo que se tiene en el corazón y cuán peligroso es dar fundameniés, sobre los cuales se aumenta todo lo que se quiere. Perquet y Lavalée siguen en la Bastilla. Verdaderamente esta conducta es admirable. Se volverán á abrir los tribunales des- pués de reyes.

Creo que los pobres desterrados han llegado á su destino. Cuando nuestro amigo esté en el suyo, yo os lo haré saber,


(4) Angelina Clara d'Angenne, primera mujer de Mr. de Grignan.